Alimentos que están de moda, ¿son para tanto?

Un repaso a las propiedades de cinco alimentos que se han puesto de moda, desde el sirope de agave hasta la papaya o el baobab
Por Aitor Sánchez García, Lucía Martínez 30 de noviembre de 2016
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Imagen: efired

Hemos vivido la moda instagramer del aguacate y el pudin de chía, como también leído mil artículos en blogs de todo tipo (de los más científicos a revistas de moda) sobre las bondades del coco y de cómo habíamos podido vivir sin él hasta ahora. Y hemos visto que el supermercado de barrio añade kale (col rizada) y quinoa a su oferta de productos, cómo la gran industria alimentaria empieza a enriquecer sus productos con baobab y que pasamos del agave a la leche dorada sin despeinarnos en la misma temporada. Pero ¿en realidad esos alimentos aportan beneficios indiscutibles a la dieta? En este artículo se analizan cinco de los productos más en boga.

Igual que cada temporada cambia la moda textil, y si ayer se llevaban los cuadros hoy son las rayas, también varían las modas alimentarias. Hay productos que van y vienen, que se quedan para siempre, que tienen un momento de gloria corto e intenso… El auge de las redes sociales ha contribuido en gran manera a esta corriente. La proliferación de estos productos ¿es una consecuencia favorable de la globalización que ha venido a diversificar y aportar un plus de salud a nuestra dieta? ¿O es puro marketing? Arrojamos un poco de luz sobre ello, porque todo depende principalmente de qué alimentos se esté hablando.

1. Sirope de agave

Llegó a nuestras mesas durante la demonización del azúcar como solución para no tener que renunciar al dulce. Cumplía todos los requisitos de publicidad que parecen tener estos productos: natural, exótico, un poco caro… Se vendió como la panacea de bajo índice glucémico, aunque se sabe que eso no aporta ventaja ninguna de por sí, y como el azúcar saludable que iba a permitir seguir disfrutando sin culpa de la repostería casera por solo unos pocos euros más.

La realidad es que el sirope de agave, planta originaria de zonas tropicales y subtropicales (por tanto ni local, ni sostenible), es un jarabe rico en fructosa y un azúcar añadido más que hay que evitar en la dieta. No aporta beneficios reseñables sobre la sacarosa, y envolverlo en ese halo de salubridad solo hace que se aumente el consumo de manera irresponsable.

2. Coco

En el caso del coco y sus distintos subproductos (agua de coco, aceite virgen extra, pulpa) sí son ciertos los adjetivos saludables que se le aplican. El aceite de coco es un aceite saludable y tiene todo el sentido del mundo usarlo en la cocina… si se vive en el Caribe, en Indonesia o en Tailandia. Pretender implantarlo como grasa de referencia en España, donde se produce otra grasa saludable de referencia como es el aceite de oliva, es un completo sinsentido desde el punto de vista más básico de la eficiencia y la sostenibilidad.

3. Baobab

El baobab es un árbol africano y un ingrediente de muy reciente incorporación a la dieta occidental, pero que viene pisando fuerte. Ya no solo se vende en polvo como «superalimento», sino que marcas de gran consumo empiezan a usarlo como reclamo en sus productos. Se le atribuye a su fruto un gran contenido en fibra, calcio, vitamina C, antioxidantes y potente efecto prebiótico. Estos efectos, en principio, se pueden poner bastante en entredicho, si se atiende a la evidencia científica existente sobre el producto que señala que está no demasiado bien caracterizado y que, además, los procesos a los que es sometido para su transporte merman sus hipotéticas propiedades.

Pensar que no se pueden obtener esos beneficios de frutas, verduras y demás alimentos locales, y que es necesario pagar un precio muy elevado por un fruto cultivado a miles de kilómetros, secado y pulverizado, enseña la perfecta foto de la desinformación nutricional en la que hoy en día vivimos.

4. Maca

La maca es una planta herbácea originaria de los Andes peruanos. Se le atribuyen propiedades vigorizantes, energizantes e incluso de aumentar la «potencia sexual» y la fertilidad, aunque esas alegaciones no tienen una evidencia clara detrás y su consumo no afecta a los niveles de hormonas sexuales. La maca es el nuevo ginseng, pero no hay argumentos sólidos que justifiquen traer ese producto de, literalmente, el otro lado del mundo.

5. Papaya

Esta fruta tropical se está empezando a hacer un hueco en las fotos de postureo nutricional de esta zona del planeta. Su bonito color naranja y sus brillantes semillas negras dan esplendor a cualquier desayuno.

Como cualquier fruta, la papaya es saludable, y contiene enzimas proteolíticas (igual que la piña) que pueden favorecer la digestión, pero más usadas como suplemento que como alimento. Igual que sucede con el mango, se cultiva papaya en la costa tropical andaluza (Málaga). Sería muy interesante que si se compra, se opte por esta, en lugar por la que viene cruzando el océano. Y si no hay papaya nacional, se puede sustituir por cualquier otra fruta de temporada.

En resumen, antes de lanzarnos a incluir algún alimento exótico en nuestra alimentación, valoremos su impacto, la veracidad de los efectos para la salud con que lo publicitan o los contenidos en nutrientes que se le atribuyen y la necesidad real de incluirlo en nuestra dieta haciendo pagar al planeta, y a menudo a otros seres humanos, un precio tan elevado.

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Imagen: Virginia García
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