Promoción de frutas y hortalizas: ¿qué estamos haciendo mal?

Las campañas que promueven a las frutas y hortalizas no logran que se aumente su consumo, pese a que la población sabe que estos alimentos son buenos para la salud
Por Julio Basulto 17 de septiembre de 2014
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Imagen: USDAgov

Las frutas y hortalizas son buenas para la salud. Cada vez hay más pruebas científicas que lo demuestran. Sin embargo, pese a los beneficios que tiene un mayor consumo de estos alimentos, nuestra ingesta no cubre los objetivos que establecen diversas entidades de referencia. Por ello, dos investigadores de la Facultad de Agricultura y Medio Ambiente de la Universidad de Sidney (Australia) acaban de revisar la eficacia de las actuales campañas dirigidas a incrementar el consumo de estos alimentos. Su investigación parte de una pregunta incómoda: si existe un consenso sobre los beneficios de frutas y hortalizas, ¿por qué no lo hay sobre cómo promocionar su consumo? El siguiente artículo aborda esta misma cuestión.

El pasado mes de agosto, los doctores Reetica Rekhy y Robyn McConchie publicaron en la revista Appetite una revisión científica que ha examinado de cerca las principales campañas e intervenciones diseñadas para que aumentemos la ingesta de frutas y hortalizas, y que han sido llevadas a cabo en todo el mundo en los últimos 10 años. Antes de analizar a las campañas de comunicación, lo primero que evaluaron fue si de verdad es tan beneficioso tomar frutas y hortalizas.

Las frutas y hortalizas podrían salvar 1,7 millones de vidas al año

Hay numerosas pruebas que demuestran lo recomendable que es consumir a diario un mínimo (no un «máximo») de cinco raciones de frutas y hortalizas, pero los autores se decantaron por una investigación realizada por Reiss y colaboradores en diciembre de 2012 (Food and Chemical Toxicology) que estimó lo siguiente: si la mitad de la población estadounidense tomara una ración más cada día de frutas y hortalizas, se podrían evitar 20.000 casos de cáncer cada año. Revisaron también si los pesticidas utilizados de forma habitual en el cultivo de estos alimentos suponen un problema, para concluir que «los consumidores no deben estar preocupados por el riesgo de padecer un cáncer como consecuencia de consumir frutas y verduras de cultivo convencional».

La Organización Mundial de la Salud (OMS) va más allá de la prevención del cáncer gracias a estos alimentos. Calcula que una insuficiente ingesta de frutas y hortalizas (sin contar a tubérculos como la patata o la mandioca) causa un 31% de las cardiopatías isquémicas y un 11% de los accidentes vasculares cerebrales. En total, considera que consumir suficientes frutas y hortalizas podría salvar hasta 1,7 millones de vidas al año.

Ingesta actual de frutas y hortalizas: insuficiente

Rekhy y McConchie también revisaron la ingesta de frutas y hortalizas en el mundo. En sus palabras «el consumo medio actual de frutas y verduras a nivel mundial es muy inferior a lo recomendado por la OMS«. Se estima que la ingesta de estos alimentos oscila entre 100 gramos diarios en los países menos desarrollados y aproximadamente 450 gramos al día en Europa Occidental.

Los investigadores no aportan datos concretos de España, pero se pueden obtener de la primera Encuesta Nacional de Ingesta Dietética Española (ENIDE), que reveló que consumimos unos 489 gramos diarios de frutas y hortalizas, una cifra superior a la observada en muchos otros países, pero que está por debajo los 600 gramos al día recomendados por las entidades de referencia. De hecho, en países como el nuestro, con elevadas cifras de ingesta de estos alimentos en comparación con otras regiones, tiene sentido preguntarse si no sería más conveniente convencer a la población para que disminuyera su consumo de alimentos superfluos, tal y como planteó el artículo ‘¿Más frutas y hortalizas, o menos alimentos insanos?‘.

¿Funcionan las campañas para promover la ingesta de frutas y hortalizas?

El estudio ha constatado que existe una conciencia global sobre la importancia de promover el consumo de frutas y verduras. Esta conciencia queda reflejada en múltiples campañas informativas y educativas llevadas a cabo en diversos puntos del mundo. Sin embargo, su éxito es bastante «modesto», sobre todo en el caso de los adultos. Al parecer, las campañas dirigidas a los niños funcionan mejor. Para los autores, la eficacia de los programas que pretenden incrementar el consumo de estos alimentos es mayor cuando existe «un mayor espíritu de colaboración entre diversos agentes implicados: gobierno, grandes industrias alimentarias, empresas de venta al por menor, asociaciones sin ánimo de lucro y organizaciones que promueven la salud pública». Pero su éxito depende también de si estos programas no se centran en un único factor (como detallar por qué es saludable consumir frutas y hortalizas) sino en una variedad de ellos, tales como:

  • El cambio de comportamiento.
  • El establecimiento de metas.
  • La inclusión de mensajes claros.
  • Planteamientos a largo plazo.
  • Participación proactiva de las familias.
  • Enfoques interactivos.
  • Respeto a las diferencias culturales.
  • Focalización en grupos de edad concretos.
  • Fomento de frutas y hortalizas por separado.
  • Promoción del aumento de la frecuencia de consumo (en oposición a un mayor tamaño de la ración ingerida).

Los autores también señalan que reducir los impuestos a frutas y hortalizas, entre otras medidas políticas dirigidas a bajar su precio y aumentar su disponibilidad, puede influir de forma notable en su consumo. Es una cuestión que afecta a toda la sociedad, en forma de una mejor salud, pero también a la economía de los países, dado que el aumento de su ingesta disminuirá el (enorme) gasto sanitario asociado a las enfermedades crónicas causadas, muchas veces, por su tímida presencia en la dieta.

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