¿De verdad tengo que tomar suplementos alimenticios?

No hace falta malgastar dinero: si se sigue una dieta sana, lo habitual es no necesitar complejos vitamínicos ni suplementos nutricionales, dicen los expertos
Por Eva San Martín 6 de enero de 2019

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Están por todas partes, y su popularidad va en aumento. En España, uno de cada diez ciudadanos consume suplementos alimenticios de forma habitual, según Consejo Europeo de Información Alimentaria (Eufic). Otros estudios sitúan esta cifra en el 30 %, aún lejos del 40 % de los alemanes, el 60 % de los daneses o el 50 % de los estadounidenses. Pero es que, además, en nuestro país cada vez gastamos más en complejos vitamínicos y suplementos nutricionales: unos 190 millones de euros anuales, según la consultora IMS Health. A continuación, comentamos cuáles son los suplementos alimenticios más comunes y en qué situaciones son necesarios.

En los últimos años tenemos una megaoferta de suplementos nutricionales que parecen mágicos. Los más conocidos son los de vitaminas, minerales y aminoácidos. Las cápsulas de omega 3, que prometen proteger el corazón, también están entre los más consumidos, asegura el Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa. Esta lista la completan los complejos de calcio, magnesio-potasio, vitamina D, multivitamínicos, vitamina C, hierro y los de vitamina B. Pero también hay pastillas de colágeno y píldoras con la misma cantidad de vitamina E que 560 kiwis o cuyo contenido de vitamina A es equivalente a una ensalada con tres docenas de zanahorias.

¿Seguro que son necesarios los suplementos?

La pregunta es si en realidad son necesarios. ¿Hace falta gastarse una buena suma de dinero en suplementos (entre 10 y los 50 euros el bote, aunque a veces más) para mejorar la dieta? «Los suplementos alimenticios tienen como objetivo completar la alimentación de la persona y sí son eficaces cuando proporcionan nutrientes que se encuentran en cantidad insuficiente en la dieta«, explica María Puy Portillo, investigadora de Nutrición y Obesidad de la Universidad del País Vasco y presidenta de la Sociedad Española de Nutrición. Y esa es la clave, reconoce Portillo: para que sean eficaces, es necesario que la persona que los ingiere sufra realmente una carencia nutricional.

En muchos casos, con los suplementos de vitaminas o minerales se pretende compensar una mala alimentación. Sin embargo, el ‘Libro Blanco de la Nutrición en España‘ apunta que la dieta media de nuestro país es muy completa. Pero hay poco zinc, una carencia que puede subsanarse con un poco de jamón serrano. Y, de forma puntual, algunas mujeres pueden tener falta de hierro y las personas de más de 50 años, falta de vitamina D. Lo que significa, según estos expertos, que si se sigue una dieta equilibrada, variada y rica en frutas y verduras, salvo recomendación médica o problema concreto, no se necesitan suplementos.

¿Los suplementos alimenticios pueden ser perjudiciales?

Algunos de «estos productos pueden ser beneficiosos, si existe una carencia que no se consigue resolver con la alimentación», señala Ana Rodríguez, coordinadora del grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac). En caso contrario, indica, pueden producir un efecto adverso, y hasta daños para la salud, en especial cuando «son consumidos en una cantidad mayor de la recomendada».

Las razones, explica, pueden ser variadas. Pero como punto de partida es importante recordar que el sistema vitamínico y de antioxidantes del cuerpo funciona como un ecosistema en equilibrio. Lo que se traduce en que si tomamos mucha cantidad de alguno de ellos, a veces generamos un déficit relativo en otros. Por eso, antes de ingerir cualquiera de estos productos, es recomendable consultar con el médico de cabecera o con el especialista en endocrinología.

Suplementos de calcio y vitamina D, ¿fortalecen los huesos?

Los huesos necesitan calcio y vitamina D para fortalecerse, por lo que parecería lógico que el consumo de suplementos con estos elementos ayudara a las personas mayores a protegerse de las consecuencias de las caídas y redujera el riesgo de fracturas. Sin embargo, no hay evidencia científica que avale esta hipótesis, según concluye un estudio con más de 50.000 adultos mayores de 50 años, publicado en la revista de la Asociación Médica Estadounidense, Jama.

Aunque los datos dicen que el 40 % de las mujeres en estas edades pueden sufrir una fractura grave, la investigación descarta que estos suplementos sirvan para algo, al margen del calcio y vitamina D incluidos en la alimentación.

¿Y cuándo los suplementos sí son útiles?

Pero también hay situaciones en que los suplementos son una ayuda necesaria. Este es el caso de la complementación con vitamina D en el caso de mujeres con deficiencias en este micronutriente, ya que, a veces, es difícil llegar solo con el sol y la comida a las 1.000 unidades internacionales diarias recomendadas.

Por su parte, la vitamina D, B12 y folato es útil para los mayores de 50 años, mientras que el ácido fólico, vitamina D y hierro puede resultar beneficioso para mujeres en edad fértil, así como en la lactancia y embarazadas, etapas en las que también requieren aportes vitamina B2. Por su parte, la vitamina A, C, y D es eficaz para los niños menores de cinco años, la vitamina D para las personas que no toman el sol y la B12 es esencial para quienes siguen una dieta vegetariana o vegana, según el Eufic.

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