Alimentos afrodisíacos: mitos y realidades

La relación entre la alimentación y la estimulación de diversas sensaciones está rodeada de mitos que podrían tener un trasfondo científico
Por Elena Piñeiro, Maite Zudaire 9 de octubre de 2008
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Imagen: Ben Grantham

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define “afrodisíaco” como la sustancia que tiene la propiedad de excitar o estimular el apetito sexual. En atención a esta definición, se puede entender como tal cualquier alimento que se consuma con el declarado propósito de despertar o aumentar el deseo sexual. Las ostras, el champán o el chocolate no tienen ningún nexo nutricional, ya que son alimentos de naturaleza muy distinta. Sin embargo, se consideran como alimentos afrodisíacos porque se les relaciona con el aumento de la libido y la exaltación del erotismo. Neurólogos y otros médicos especialistas, así como antropólogos, tratan en la actualidad de ampliar conocimientos y buscar una explicación científica sostenible a algunos de los mitos que asocian una cena afrodisíaca con el placer sexual.

Dieta y libido

La historia desvela el uso de afrodisíacos desde tiempos inmemoriales. La creencia de que ciertos alimentos y platos son responsables en un gran porcentaje del placer sexual ha llegado intacta hasta nuestros días. Desde el punto de vista científico, las investigaciones que han tratado de dar sentido a estas suposiciones son diversas. En la actualidad, se conoce el rol de la dieta en el mantenimiento del equilibrio hormonal, razón suficiente para algunos profesionales sanitarios, como Sarah Brewer, para asegurar que hay un nexo directo entre la alimentación y la libido.

Muchos mitos sobre los alimentos afrodisíacos se basan en la tesis de que las vitaminas y algunos minerales podrían estimular el deseo sexual

Para Brewer, que ha formado parte de la unidad médica genitourinaria del Queen Elisabeth Hospital, en Norfolk (EE.UU.) hasta el año 2002, alimentos como el chocolate tienen una textura, sabor y aroma que, al introducirlos en la boca, las numerosas terminaciones nerviosas de los labios, la nariz y la lengua reciben una información capaz de provocar ciertas hormonas y otras sustancias, como las endorfinas, que actúan sobre el estado anímico de la persona.

Muchos de los mitos acerca de los alimentos afrodisíacos están basados en la idea de que ciertos nutrientes, como las vitaminas o algunos minerales, pueden reforzar o estimular la función o el deseo sexual. Las vitaminas liposolubles del huevo podrían mejorar la eyaculación precoz, el calcio del helado de vainilla crear orgasmos más intensos o el ácido fólico de los cereales integrales mejorar la circulación de los genitales en el momento preciso. Son mitos que han suscitado la atención de numerosos profesionales de la salud e investigadores, aunque queda por demostrar con evidencia científica suficiente la asociación entre estos componentes de los alimentos y su «aparente» poder afrodisíaco.

Dieta y deseo sexual

Debe demostrarse de manera científica la asociación entre diversos componentes de los alimentos y su supuesto poder afrodisíaco

La pérdida de la libido y los problemas de pareja que provocan las dificultades fisiológicas para disfrutar del sexo han dado lugar a algunas investigaciones que han llegado a conclusiones interesantes aunque, por el momento, nada concluyentes. Queda por tanto un largo camino por recorrer para establecer nexos definidos entre la dieta y el deseo sexual. En el caso de los fitoestrógenos, abundantes en legumbres como la soja, se han revelado como un coadyuvante significativo en la mejora de la sintomatología que acompaña a la pérdida de estrógenos durante la menopausia.

Investigadores del Hospital Virgen de la Macarena de Sevilla han realizado un estudio con 190 mujeres postmenopáusicas a quienes se les ha suministrado una preparación de soja rica en isoflavonas. Entre otros aspectos, han detectado una mejoría sustancial en la habitual pérdida de la libido, que se registra en esta etapa fisiológica de la vida de la mujer. Por otro lado, hace décadas que se ha detectado que la deficiencia de cinc en hombres que deben someterse a hemodiálisis es un factor que empeora la disfunción gonadal que sufren la mayoría de estos pacientes.

En algunos estudios -no en todos-, el suplemento de cinc ha supuesto una mejora de la potencia, la libido y la frecuencia de la realización del acto sexual en hombres con problemas renales. Las ostras, uno de los grandes referentes de la cocina afrodisíaca, son muy ricas en este mineral. Pero estos son algunos ejemplos de investigaciones realizadas sobre esta cuestión, que aportan resultados interesantes aunque, tal y como advierten sus autores, todavía queda mucho por demostrar.

Otros puntos de vista

La cocina afrodisíaca está tapizada de una larga lista de alimentos que, al margen de que generen pasión o no, cuentan con beneficios notorios para la salud. Al chocolate se le atribuye la capacidad de provocar la secreción de endorfinas, que es un estimulante natural; el ajo contiene compuestos que favorecen la circulación y el flujo sanguíneo, necesario por otra parte para estimular los órganos sexuales.

Los cereales integrales y verduras varias son ricas en vitaminas del complejo B y, en concreto, las fuentes de niacina actúan como vasodilatadores y ayudan en la producción de histamina, una sustancia implicada en el orgasmo, tal y como afirma la doctora Brewer.

Por otra parte, estas afirmaciones contrastan con el pensamiento de otros muchos profesionales de la salud como Barnaby Barrat, presidente de la American Association of Sex Educators, Counselors and Therapists, que se manifiesta con una visión más pragmática del tema y afirma que el nexo entre alimentos y libido es más psicológico (efecto placebo) que fisiológico.

¿MENÚ AFRODISÍACO? EXQUISITO, SEGURO

Las ostras, los camarones, el huevo de codorniz, la langosta, el chocolate, el jengibre, la miel o el guarapo (bebida dulce de la caña de azúcar) se identifican como alimentos afrodisíacos en las distintas culturas.

La propuesta de un menú que incluya algunos de estos alimentos se antoja tentadora, con el efecto seguro de resultar exquisito, tanto por la originalidad de los platos como por la combinación de los sabores. La propuesta es la siguiente:

Todo ello regado con una deliciosa copa de champán, cava o el vino espumoso que resulte más apetecible.

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