Pirosis o acidez durante el embarazo

Muy frecuente durante el tercer trimestre de gestación, debido en parte a la mayor presión del útero sobre el estómago.
Por EROSKI Consumer 3 de septiembre de 2001

¿Cómo se produce la pirosis?

El esófago es el conducto que lleva los alimentos y los líquidos ingeridos desde la boca y faringe hasta el estómago. El estómago produce secreciones ácidas cada día con el fin de ayudar en la digestión de los alimentos. Normalmente una pequeña cantidad de ácido pasa hacia el esófago a través de una válvula localizada entre el esófago y el estómago llamada esfínter esofágico inferior.

Cuando el jugo ácido del estómago (jugo gástrico) y las enzimas digestivas refluyen de manera repetida hacia el esófago (reflujo gastroesofágico), se produce acidez (pirosis) y el esófago se irrita e incluso puede llegar a inflamarse. La inflamación del esófago se denomina esofaguitis, la cual puede ser crónica o aguda, como ocurre en el embarazo.

Síntomas de esofaguitis por reflujo

En la esofaguitis se experimenta una sensación de ardor en la parte inferior del esófago, detrás del esternón (pecho) que se desplaza de forma ascendente hasta la garganta. Algunas veces se regurgita un líquido que deja un sabor ácido o amargo muy desagradable en la boca. Estos síntomas pueden durar más de 2 horas y con frecuencia empeoran después de comer.

Los estudios sugieren que más del 50% de las mujeres embarazadas experimentarán pirosis durante su embarazo. Los síntomas pueden comenzar a partir del tercer mes de gestación, pero su incidencia es mayor en el tercer trimestre, cuando la presión del útero aumentado sobre el estómago es más importante. Se debe en gran parte a que la progesterona (hormona sexual femenina cuyos niveles se incrementan en el embarazo) relaja el músculo del esfínter esofágico inferior y enlentece el vaciado gástrico. Los síntomas de pirosis se resuelven en la mayoría de los casos después del nacimiento del bebe.

Modificaciones en la dieta y el estilo de vida

Las primeras medidas que se deben tomar son higiénicas y dietéticas:

– No conviene acostarse inmediatamente después de comer, es mejor esperar al menos 2 horas. – Hay que evitar la posición de decúbito (recostado o tumbado) después de las comidas, ya que esta posición favorece el reflujo. – Es importante elevar la cabecera de la cama de 10 a 15 centímetros mediante la colocación de tacos debajo de las patas delanteras, de tal manera que la inclinación ayude a mantener el jugo gástrico en el estómago. – No es aconsejable agacharse frecuentemente, en especial, después de comer. – Las comidas deben ser frecuentes y de poco volumen, distribuyendo la alimentación en 5 ó 6 tomas. – Hay que evitar aquellos alimentos que irritan la superficie del esófago dañada como ciertos condimentos (vinagre, pimienta), frutas cítricas (naranja, mandarina, pomelo, limón) y sus zumos, platos con tomate o salsa de tomate (aumentan la acidez del estómago y pueden empeorar los síntomas). – Se recomienda prescindir de los alimentos que retrasan el vaciado gástrico como bebidas carbonatadas (con gas), café, té, chocolate y alimentos o preparaciones grasas (fritos, estofados o guisos grasos), así como las infusiones de menta piperita que relajan el esfínter y favorecen el reflujo. – Es adecuado consumir los líquidos entre las comidas y no durante las mismas con el fin de no aumentar el volumen del estómago.

En caso de que no sea suficiente con estas medidas, se ha de consultar con el médico antes de tomar cualquier antiácido (bicarbonato de sodio, antiácidos de magnesio, etc.), ya que pueden estar contraindicados.

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