Ejercicio y dieta sana en adolescentes, ¿qué fue antes: la manzana o las zapatillas?

El ejercicio físico en adolescentes se asocia a un mejor patrón de alimentación, aunque también es posible que una dieta sana les predisponga a hacer más ejercicio
Por Julio Basulto 2 de abril de 2015
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Imagen: yanlev

Un estudio reciente centrado en adolescentes resalta la importancia de diversos factores relacionados con el estilo de vida: sedentarismo, tabaquismo, consumo de alcohol y alimentación saludable. Se constata que el sedentarismo está relacionado con un peor patrón de alimentación, aunque la investigación no permite dilucidar qué es causa y qué es efecto. Sea como fuere, es una nueva razón para recordar que, en el ámbito de la salud, el todo es más que la suma de sus partes, tal y como se amplía en el presente artículo.

Los ingredientes de un estilo de vida saludable

Seguir una dieta sana, promover la lactancia materna y mantener unas buenas relaciones sociales conforman un buen estilo de vida. También es fundamental evitar el consumo de alcohol, el sedentarismo y el tabaquismo. Los anteriores elementos, junto con el indiscutible papel de la medicina moderna, son los pilares que sostienen el «edificio» llamado salud.

Los expertos y las entidades sanitarias no dudan de que cada uno de estos aspectos tiene un peso relativo en el mantenimiento de una buena salud, en la disminución del riesgo de padecer enfermedades crónicas e, incluso, en el aumento de la esperanza de vida. Aunque no está claro si todos son igual de importantes, en los últimos años no cesan de aparecer investigaciones que van más allá y apuntan que la mejora de uno de los elementos citados puede traducirse en la mejora de los demás; es decir, que están interconectados. Es lo que sugiere un interesante trabajo centrado en adolescentes.

Alimentación y deporte en 1.900 adolescentes españoles

El estudio, llevado a cabo por Alberto Grao Cruces, Alberto Nuviala, Antonio Fernández Martínez (Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla) y Emilio José Martínez López (Universidad de Jaén), ha evaluado si en los adolescentes existe relación entre varios de esos elementos. Se trata de algo importante, sobre todo si se tiene en cuenta que la alimentación infantil en España se aleja de un patrón de dieta sana. Así, los investigadores examinaron si la actividad física se asocia con el consumo de alcohol y tabaco y con el seguimiento de una dieta saludable. Para ello, preguntaron mediante cuestionarios validados a 1.897 adolescentes españoles de entre 12 y 16 años.

Actividad física de los jóvenes en relación a otros ítems saludables

Los resultados de su estudio, publicado en 2015 en la revista Nutrición Hospitalaria, apuntan que un mayor nivel de actividad física se relaciona con un mejor patrón de alimentación en ambos sexos, y viceversa, los comportamientos sedentarios (aquí no cuentan el tiempo dedicado a hacer deberes) predicen un menor seguimiento de una dieta sana.

La actividad física se asocia con una mayor satisfacción con la vida

En los chicos, además, se constató que quien realiza más actividad física suele fumar menos, algo ya observado por otras investigaciones. Esta asociación no fue tan clara entre las chicas. Los investigadores consideran que esto puede explicarse, entre otros motivos, por las diferentes razones que mueven a ellos y ellas a la práctica de deporte. En cualquier caso, los autores indican que «unos altos niveles de actividad física en chicos pueden ayudar a reducir el consumo de tabaco».

En las chicas, el sedentarismo se relacionó con un incremento del consumo de alcohol. En este caso, la diferencia entre sexos puede explicarse por «diferencias en la receptividad al marketing entre chicos y chicas». Los investigadores citan otros trabajos que apuntan que «la actividad física conduce a un menor riesgo de consumo de alcohol» y que «la relación entre el abuso de alcohol y el tiempo dedicado al ordenador o a ver la televisión parece claro».

Es más, la actividad física se asocia con una mayor satisfacción con la vida. Esto último lo constató un estudio llevado a cabo por el mismo equipo de investigadores y con el mismo grupo de adolescentes, publicado en agosto de 2014 en la revista Journal of strength and conditioning research.

¿Qué aparecieron antes: las zapatillas o las manzanas?

Pese a todo, las características del sondeo no permiten dilucidar si la actividad física es la que predispone a que los adolescentes sigan un mejor patrón de alimentación, o viceversa, si la dieta sana genera una mayor propensión a realizar ejercicio. Tampoco se puede estar seguros de si el sedentarismo conduce al consumo de tabaco y alcohol y a una menor satisfacción con la vida, si sucede al revés o si son características que ocurren por influencia de un tercer factor no controlado. ¿Es acaso un efecto sinérgico, en el que cada uno de los componentes ejerce beneficios inesperados gracias a nuevos efectos que surgen de la combinación entre ellos? La pregunta da lugar a nuevas vías de estudio, tal y como han sugerido la doctora Mary Yannakoulia y sus colaboradores en la revista Ageing Research Reviews, a comienzos de 2015.

La salud no prefiere los «solos»

Las anteriores consideraciones, en cualquier caso, recuerdan que los elementos que configuran un buen estilo de vida actúan de forma sinérgica. Sucede como con una sinfonía de música clásica formada por varios instrumentos: mientras que las voces de cada instrumento tienen sentido musical de manera aislada, cuando todos ellos suenan a la vez y de forma coordinada dan lugar a una pieza armónicamente más completa, con más matices y más enriquecedora. Y es que en el terreno de la salud es mejor confiar en «sinfonías» que en «solistas».

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