¿Podemos estar tranquilos con lo que los niños y niñas comen en el colegio?

Los menús escolares no son improvisados y siguen pautas de dietistas nutricionistas, pero los expertos reconocen que aún queda mucho por mejorar
Por Eva San Martín 3 de septiembre de 2018

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¿Comer en el colegio o en casa? La opción más sana depende de quién (y cómo) diseñe el menú. El número de niños y adolescentes que comen en los centros escolares crece, pero los padres se preguntan si la comida del colegio es sana y no fomenta el sobrepeso u obesidad, un problema que padecen dos de cada cinco menores de entre seis y nueve años en España. A continuación se analiza esta cuestión.

Los expertos dicen que podemos estar tranquilos con lo que comen los niños y adolescentes en el colegio, aunque también hay mucho que mejorar

En general, podemos estar tranquilos con lo que comen los niños y adolescentes en el colegio. Aunque aún hay mucho que mejorar, los expertos en alimentación opinan que los comedores escolares están haciendo sus deberes nutricionales. Según el proyecto HELENA, que investiga los hábitos de alimentación y salud de los jóvenes y niños, financiado por el Programa Marco de la Comisión Europea, la calidad de la dieta de los niños y jóvenes que comen en el colegio incluso es superior a la casera, siempre y cuando esté diseñada por un nutricionista experto.

Una buena noticia, porque el uso del comedor crece: durante el curso 2017-2018, unos 1,8 millones de escolares de 2 a 18 años utilizaron el comedor del colegio, un servicio que ofertaron 17.535 centros desde Educación Infantil a Bachillerato (10.166 centros públicos y el resto, 7.369, privados o concertados), según datos de la Oficina Estadística del Ministerio de Educación.

Científicos, nutricionistas, educadores y responsables de salud pública coinciden en que el centro escolar es un sitio clave para adquirir hábitos saludables y aprender a comer de forma más sana. Además, los niños que almuerzan en el colegio tienen menos riesgo de padecer sobrepeso u obesidad, como concluye el estudio Aladino del Ministerio de Sanidad, si bien no aclara si esta diferencia se debe exclusivamente a cuestiones nutricionales o hay algo más, ya que no analiza factores socioeconómicos relacionados con el riesgo de sobrepeso, como el hecho de que una familia con un nivel socioeconómico más desfavorecido no pueda pagar el comedor escolar.

Diseño del menú escolar

Otra razón para estar tranquilos es que los menús no son para nada improvisados. España tiene desde 2005 una ‘Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad’ (NAOS), y en 2011 la Ley de Seguridad Alimentaria incluyó las pautas para que los menús escolares sean revisados por la Administración (una competencia autonómica), así como por dietistas y nutricionistas profesionales. Una medida que -a pesar de sus flecos-, coinciden los expertos, ha mejorado los menús en los últimos años.

No todos tan contentos

Los niños que comen en el colegio padecen menos sobrepeso u obesidad, concluye el estudio Aladino del Ministerio de Sanidad

Pero no todos están felices con lo que los niños comen en el colegio. En España, hay tres modelos de comedor escolar. El primero, el de toda la vida: la cocina y los cocineros propios del colegio. En otros casos existe una empresa externa que lleva a sus profesionales para cocinar en el centro. Pero es el tercero el que genera más recelo, en especial entre los padres: aquel en el que la comida se transporta ya hecha en caliente o en frío (línea fría) para terminarse o recalentarse en el colegio.

Este último caso es el que más critican las principales asociaciones de padres y madres de alumnos, que lamentan que este modelo que gana terreno sobre todo en los nuevos colegios se parezca más a la comida precocinada (menos equilibrada desde el punto de vista nutricional) que a la casera. Aunque el modelo más generalizado depende de cada comunidad autónoma. Y mientras que en Madrid los centros con cocineros propios ganan, en Andalucía es al revés.

Y el ‘Libro blanco de la nutrición infantil en España‘, elaborado por la Asociación Española de Pediatría, la Fundación Española de Nutrición y el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, da la razón a estos padres: aunque la comida del colegio ha mejorado mucho, aún debería parecerse más a la casera, concluye este informe.

Así es el comedor ideal

La Fundación Española de la Nutrición dibuja el comedor ideal. Este debe ofrecer un primer y segundo plato, además de un postre. El menú debe alternar carne, pescado y huevos y optar por guarnición de verduras, completado con pan y agua. El postre más equilibrado es una pieza de fruta, aunque el menú puede incluir un postre lácteo (como un yogur) una vez a la semana. En total, el menú debe cubrir en torno al 35 % de las necesidades energéticas diarias del niño o adolescente.

Pero comer no es solo nutrirse. También es relacionarse, compartir, disfrutar y aprender. Por eso, un comedor escolar ideal debe ser una oportunidad para que los estudiantes conozcan nuevos ingredientes y sabores, sin olvidarse de fomentar los hábitos saludables y la convivencia.

¿Y qué parte toca a los padres?

Desde luego, no podemos dejar que toda la responsabilidad de la nutrición recaiga en el colegio. Los expertos afirman que tanto en el comedor como en casa hay que promover hábitos saludables, como escoger alimentos de proximidad, e incluir más frutas y verduras frescas, más legumbres y menos producto animal, además de hacer partícipes a los pequeños a la hora de hacer la compra.

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