Plagiocefalia, una deformidad prevenible en los bebés

La plagiocefalia es una alteración del cráneo que afecta a uno de cada 30 bebés, causada por acostar al niño siempre en la misma posición
Por Clara Bassi 24 de enero de 2012
Img bebe dormido
Imagen: Omer Ziv

La consigna de colocar a los bebés boca arriba cuando duermen para evitar la muerte súbita del lactante ha evitado alrededor del 50% de los fallecimientos, pero ha provocado un efecto secundario: han aumentado los casos de plagiocefalia, una deformidad del cráneo que se origina al acostar al bebé siempre en la misma postura. Una gran parte de estas malformaciones craneales se previenen solo con ciertas medidas posturales. Para ello, los progenitores reclaman más información al respecto y centros de referencia para su tratamiento.

Poner a dormir al bebé boca arriba. Esta ha sido la principal medida de prevención lanzada por la Academia Americana de Pediatría y adoptada en muchos países, incluido España, donde la Asociación Española de Pediatría (AEP) la aconseja para evitar la muerte súbita del lactante. Y ha dado resultado, ya que los fallecimientos de los bebés se han reducido a la mitad. Sin embargo, ha tenido consecuencias. En los últimos años, se ha detectado una tendencia al alza de uno de sus efectos colaterales: la plagiocefalia posicional (del griego plagi, que significa oblicuo, y cefalia, una deformidad del cráneo que sufren los bebés al dormir siempre en una única postura).

Los niños que duermen de manera constante boca arriba o del mismo lado pueden sufrir un aplastamiento de la parte posterior del cráneo, un aplanamiento de esta zona junto con la zona de la oreja e, incluso, un abombamiento frontal, explica Vanessa Millán, presidenta de la Asociación de Padres de Niños con Plagiocefalia (APNP). Pero la posición del pequeño durante el sueño no es el único factor que causa la deformidad craneofacial. El 80% de los niños afectados tienen tortícolis muscular congénita o han tenido un parto difícil.

Poca información sobre la plagiocefalia

La APNP comenzó a funcionar en 2005 y, desde entonces, su objetivo ha sido conseguir mejoras para la prevención y el tratamiento de esta dolencia. Entre otras iniciativas, ha emprendido una recogida de firmas que ha llevado hasta varias instituciones del Estado (como el Senado, el Congreso de los Diputados y el Defensor del Pueblo) en pro de su causa. También ha solicitado al Congreso de los Diputados que se financie su tratamiento, que en ciertos casos consiste en la colocación de una ortesis (una especie de casco). Millán explica que, además, los pediatras tienen escasa información al respecto. «Tienden a decir que se corregirá sola con el tiempo», afirma.

Por este motivo, se dejan pasar los meses, a la espera de que mejore, y se observa que ocurre todo lo contrario: el cráneo se deforma cada vez más. La plagiocefalia postural afecta al 12% de los lactantes en España. Según los últimos datos disponibles, en los bebés de menos de un año, la incidencia se ha multiplicado por diez en la última década: hoy afecta a 1 de cada 30 bebés.

Factores de riesgo de la plagiocefalia

La probabilidad de desarrollar esta alteración ósea, que algunos expertos asocian a cambios en el líquido amniótico durante la vida intrauterina, es mayor cuando el bebé:

  • Es primogénito o prematuro.
  • Ha experimentado una posición intrauterina restrictiva.
  • Ha pasado por un parto múltiple o difícil: con utilización de fórceps, ventosa, de nalgas o un parto excesivamente largo.
  • Desarrolla tortícolis muscular, hipotonía muscular o tiene la cabeza grande.

La plagiocefalia, al igual que otras deformidades de posición, como la braquicefalia (aplanamiento del cráneo de manera simétrica) y escafocefalia (cabeza larga y estrecha, que afecta sobre todo a prematuros), a menudo se detecta a la vez que una tortícolis congénita de origen desconocido y afecta en mayor medida a los bebés varones, por ser menos activos que las hembras.

Recomendaciones sencillas

Esta deformidad, fruto de una postura mantenida durante el sueño y reposo del niño, en ocasiones, puede evitarse con una serie de sencillas medidas de prevención.

Entre ellas, como sugieren desde la Sociedad de Pediatría de Atención Primaria de Extremadura, en las cartillas de salud podría incluirse como recomendación fundamental que los niños deben dormir boca arriba, pero siempre se ha de evitar la misma posición y deben colocarse en otras posturas cuando estén despiertos. De la misma manera, desde la Sociedad Española de Fisioterapia en Pediatría (SEFIP) aseguran que es primordial que los progenitores estén atentos a la forma del cráneo, aprendan a manejar a sus hijos para que puedan desarrollarse de forma óptima hacia ambos lados y sepan cómo provocar movimientos correctos al bebé cuando se le amamanta o se le lleva en brazos, e incluso, a estimular el juego en posición boca abajo y lateral cuando esté despierto.

Se aconseja cambiar la postura del bebé cada tres horas e insistir en colocarlo del lado contrario al que a menudo se acuesta

Millán explica que se debería cambiar la postura del bebé cada tres horas e insistir en colocarlo del lado contrario al que a menudo se acuesta. Ayuda el hecho de colocar juguetes luminosos y con música en el lado opuesto para estimularle a girarse.

En general, estas acciones son suficientes para incitar a los niños con una preferencia posicional marcada y con la correspondiente asimetría craneal. Si estas medidas no dan resultado, hay que derivar al bebé a un médico especialista, un neurocirujano, para que evalúe el caso.

Reclamaciones de los padres

No todos los niños con plagiocefalia necesitan un casco u ortesis. Muchos casos se resuelven con medidas correctoras de la postura (tratamiento reposicionador) y fisioterapia. Pero para otros se hace imprescindible que los evalúe un neurocirujano de forma rápida, ya que pueden estar afectados de craneoestenosis, otro tipo de deformidad cuya única corrección es la cirugía.

Los progenitores reclaman protocolos de prevención adecuados; que ante la sospecha, los pediatras les deriven sin demora a centros especializados para una correcta valoración y un tratamiento oportuno; y que la Seguridad Social cubra el tratamiento. El nivel de cobertura es distinto en las diferentes comunidades autónomas y hay que tener en cuenta que el tratamiento remodelador cuesta entre 600 y 3.500 euros.

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