Bebés y juegos: cómo entretenerles cuando son pequeños

Los padres pueden jugar con su bebé y ayudarle a desarrollar habilidades físicas y emocionales
Por Marta Vázquez-Reina 30 de abril de 2012
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Imagen: anaya anargya

Algunos padres esperan con ansia el momento en el que su bebé crezca e interactúe con ellos, ya sea mediante el juego, el habla u otras actividades. En ocasiones, no perciben que desde el instante en que nace se puede empezar a trabajar en la relación afectiva entre ellos y ayudarle con distintos juegos y actividades a desarrollar tanto sus habilidades físicas y motoras, como las emocionales.

Los beneficios del juego

Durante el primer año de vida del bebé, sus principales actividades se centran en comer y dormir. En esto ocupa la mayor parte de su tiempo. Pero además de cubrir sus necesidades básicas, en esta etapa y desde los primeros días, los progenitores ya pueden empezar a interactuar de forma activa con él y proporcionarle estímulos que le serán de mucha utilidad en edades más avanzadas.

La forma más fácil de estimular a un bebé y estrechar lazos con él es a través del juego

La forma más fácil de estimular al bebé con el contacto e interacción es a través del juego. Esta actividad, además de divertirle y entretenerle, le ayuda a ejercitar su cuerpo, le enseña a controlarlo y coordinarlo de forma adecuada y sirve de estímulo para desarrollar sus primeras aptitudes lingüísticas. Sin embargo, el aspecto más importante que proporciona el juego al bebé es servir de vínculo especial para estrechar los lazos con sus padres y atender con ello a sus necesidades emocionales.

Jugar con un recién nacido

Después de nueve meses en el vientre de la madre, ya está aquí por fin el bebé. Lo primero que comprobarán los padres es que la movilidad de un bebé recién nacido es muy limitada hasta que cumple tres o cuatro meses. ¿Es posible entonces jugar con él? Jugar en el sentido estricto de la palabra quizá no es lo más adecuado, pero en esta etapa sí se pueden iniciar las primeras conexiones con el hijo.

Durante el primer cuatrimestre, el «juego» consistirá en aprender a interpretar los gritos o el llanto del bebé y a captar sus señales para darles respuesta, ya que esta es su primera forma de comunicarse. Por otra parte, durante estos primeros meses de vida, la conexión con los progenitores se puede trabajar sobre todo mediante el contacto físico (mecerle, tenerle en brazos, acariciarle, besarle), visual (sonreírle, mirarle a los ojos) y auditivo (hablarle, cantarle e imitar sus sonidos).

Jugar con un bebé a partir del segundo trimestre

Después de los tres o cuatro meses, en función de la evolución de cada niño, el bebé empieza a experimentar sus cambios más notorios en cuanto a la movilidad y la capacidad de interactuar, tanto con las personas como con los objetos. A partir de ahora, el papel de los padres puede ser aún más activo: además de mantener los contactos sensoriales propuestos para el primer trimestre, pueden iniciar nuevos juegos y actividades con el bebé para estimular su desarrollo.

  • Juegos en el agua: la hora del baño es un momento idóneo para interactuar con el bebé. Al principio se le puede guiar y mover sus brazos y piernas para que conozca los primeros chapoteos. Después, cuando se sostenga por sí mismo o con la ayuda de un aro o silla de baño, se pueden utilizar distintos juguetes de agua para que intente alcanzarlos y manipularlos y desarrollar de ese modo su habilidad motriz.
  • Juegos boca abajo:
    • Aunque al principio al bebé no le gusta ponerse boca abajo porque le cuesta levantar la cabeza, colocarle en esta postura ventral con frecuencia es muy recomendable para que empiece a ejercitar su pequeño cuerpo, si bien al principio no podrá girarse. Para hacerle más agradable la experiencia, los progenitores pueden colocarse en su misma postura y hablarle o cantarle sin perder el contacto visual. Cuando el bebé es capaz de levantar la cabeza, e incluso, mover sus brazos en esta posición, se pueden poner pequeños objetos seguros a su alcance para que intente cogerlos y jugar con ellos.
    • En esta fase más avanzada, también se puede optar por colocar al bebé boca abajo encima de los muslos estirados del progenitor, de modo que sus manos queden apoyadas en el suelo. En esta posición, con pequeños movimientos rotatorios de las piernas, se le ayuda a desarrollar el equilibrio y los reflejos.
  • Juegos sensoriales: en esta etapa, los bebés agradecen cualquier muestra de atención por parte de los adultos o de otros niños que estimule sus sentidos. Jugar a esconderse o esconderle tras las manos, un trapo o sábana pequeña, acercarle y alejarle pequeños juguetes sonoros (sonajeros, llaves, etc.) para que intente alcanzarlos o repetir con él sus primeros balbuceos y gorgojos le harán sentirse atendido y querido por quienes le rodean.
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