Ir al monte con tu bebé: ¿qué debes tener en cuenta?

Disfrutar de la montaña con los niños y los bebés es un plan estupendo para esta época del año siempre que se tomen las precauciones adecuadas
Por Laura Caorsi 22 de mayo de 2012
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Imagen: Ken Lund

En los foros de Internet dedicados a la montaña abundan los mensajes de padres novatos que plantean toda clase de dudas. Unos preguntan a qué edad han iniciado los demás a sus hijos en la montaña, otros se interesan por rutas asequibles para practicar con su bebé y también hay quienes intercambian experiencias sobre ropa de abrigo, accesorios o consejos de prevención. El ocio al aire libre o las acampadas con niños tienen sus trucos, más todavía si el escenario es un parque natural o una montaña. Y es que muchas familias quieren que sus hijos, además de decir “papá” o “mamá”, aprendan cuanto antes a decir Guadarrama, Pirineos o Gredos. En este reportaje os contamos por dónde empezar, cómo cargar a un bebé en la montaña y cuáles son las principales precauciones que debemos tener con los pequeños.

La montaña y los niños: ¿por dónde empezar?

Los montañeros de toda la vida incluso cuentan las semanas para compartir por primera vez con sus retoños su pasión por la naturaleza. Según recogen Jekaterina Nikitina y Víctor Riverola en «Montañismo con niños» (Ediciones Desnivel, 2012), a partir de las tres o cuatro semanas es factible ir al monte con los recién nacidos. Eso sí, para esas salidas iniciales, estos avezados montañeros y padres de dos hijos recomiendan «destinos que sean cercanos» o que «ofrezcan los servicios necesarios para comprar pañales, comida y medicamentos en caso de necesidad».

Lo ideal es comenzar con rutas circulares sencillas, con poco desnivel -menos de 300 metros- y cortas -no más de un par de horas-; así, padres e hijos se familiarizan poco a poco con una situación novedosa para todos. Después, de manera progresiva, se puede aumentar el grado de dificultad, la distancia recorrida y la altitud. Todo ello siempre sazonado con las paradas que sean necesarias para que el bebé viaje lo más cómodo posible… Y también para que descansen los padres: caminar con un sobrepeso de unos 10 kg -entre el bebé, la comida, las mudas, los pañales, el biberón, las cremas, etc- cansa. Es más: cansa mucho y es bastante sacrificado.

Cómo cargar a un bebé a la montaña

En esas primeras salidas, el bebé irá alojado en una mochila delantera e irá pegado al pecho. A partir de los 4-6 meses, algunos padres ya se animan a pasarlo a la silla portabebés y cargarlo a la espalda. Hay quien espera más, casi hasta el año, pues si bien la silla es más cómoda -va acolchada y da menos calor- y segura para los padres -si uno se tropieza, no cae sobre el bebé-, precisa que el niño sostenga bien la cabeza. En cualquier caso, los hay que colocan una almohada cervical hinchable para fijar mejor el cuello cuando los pequeños se duermen.

Quizá las primeras excursiones, mientras el bebé se adapta a la silla y los padres aprenden a cargar con ella, resulten algo atribuladas. Es normal que se produzcan más llantos de lo habitual y que quien transporte la silla tenga algún tropezón leve y se dé algún susto. Pero en cuanto ambas partes se acostumbren, lo normal es que todos disfruten viajando así y que incluso el bebé se duerma, si va bien abrigado y no tiene ninguna otra necesidad.

Precauciones para ir a la montaña con un bebé

Los senderistas y alpinistas lo repiten hasta la saciedad: cuidado con los cambios bruscos de clima. Si algo caracteriza a la montaña, en especial por encima de los 2.000 metros, es su inestabilidad. No es infrecuente que donde había un sol espléndido haya poco después niebla, lluvia o caiga la temperatura 10 ºC. Los adultos tienen el cuerpo preparado para adaptarse relativamente bien a esos cambios; sin embargo, a los niños les cuesta más, sobre todo en condiciones de frío o de calor extremos. Por tanto, conviene ser especialmente prudentes y previsores en esta materia.

El asunto del frío es quizá el más sencillo de resolver. La mayoría de padres optan, según relatan en foros como Ordesa.net o Madteam.net, por abrigar a sus hijos con un mono de esquí y después equiparlos con gorro, manoplas y bufanda. Pero, sobre todo, lo que muchos buscan es algún apaño casero que les asegure que su hijo no tirará por el camino alguna de esas «capas antifrío». Asimismo, un plástico multiuso, capaz de cubrir la silla en su totalidad, puede evitar muchas preocupaciones en caso de lluvia, nieve o viento.

En cuanto al sol, es una cuestión más delicada. Según recogen Nikitina y Riverola en su manual, la piel y los ojos de los menores de 3 años son muy sensibles a la exposición directa del sol, en especial por encima de los 2.000 metros. Los pequeños tienen un factor de riesgo mucho mayor ante la incidencia de los rayos ultravioleta que los adultos y conviene protegerlos lo máximo posible. De entre sus consejos destacan siete:

  1. Mantener a los niños el mayor tiempo posible en la silla portabebés.
  2. Protegerlos con el toldo parasol.
  3. Usar crema protectora de factor extremo, resistente al agua y al sudor, y aplicarla sobre la piel cada tres horas.
  4. Aumentar la frecuencia con que se les da agua o zumo.
  5. No fiarse de los días nublados: la radiación ultravioleta atraviesa igual las nubes.
  6. Extremar la precaución cuando se camine por nieve o hielo, pues estos actúan como espejo y reflejan los rayos solares.
  7. Comprar a los niños unas buenas gafas de sol; aunque resulte algo cara la inversión, se evitan lesiones oculares: inflamaciones, conjuntivitis, escozores, alteraciones en córnea, etc.

En sí, uno puede ir con su bebé tan lejos como las piernas, su pericia técnica y su prudencia lo lleven. Con conocimiento, buen ánimo y sabiendo adaptarse al ritmo que marque el bebé, los amantes de la montaña puede seguir disfrutando de un buen bocata de tortilla o de jamón mirando el horizonte desde alguna cumbre. Eso sí, ahora en familia.

Cinco ideas para ponerse en marcha

A continuación se dan cinco ideas que pueden ser útiles como inspiración o de manera práctica para padres que necesiten de un impulso extra para salir con su bebé o hijos pequeños a la montaña.

  1. Menditxiki (familias que organizan excursiones con otras familias).
  2. “32 razones para ir al monte con niños. Rutas fáciles por la montaña asturiana”, de Orlando Merás González (Editorial KRK, 2010).
  3. “Montañismo con niños”, de Jekaterina Nikitina y Víctor Riverola (Ediciones Desnivel, 2012).
  4. Mapas de la editorial Alpina con excursiones para la familia en el Pirineo, la sierra del Moncayo, valle de Ordesa, valle de Benasque, Sierra Nevada y sierra de Cazorla.
  5. Alquiler de mochilas portabebés en el Parque Nacional de Ordesa.
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