Seis juegos al aire libre con bebés

Los juegos al aire libre estimulan la creatividad e imaginación de los niños y hacen de ellos pequeños más saludables
Por Cristian Vázquez 10 de agosto de 2015
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Imagen: miramiska

Para los niños es muy importante pasar tiempo al aire libre y realizar actividad física en contacto con la naturaleza. Para que adquieran ese hábito desde bien pronto, nada mejor que aprovechar el verano para jugar en espacios abiertos con el bebé. Este artículo destaca las ventajas de que el pequeño tome contacto con los exteriores y la naturaleza y enumera algunos juegos para desarrollar con él en estos entornos: explorar las texturas, colores y sonidos de la naturaleza, inventar canciones y cuentos y clásicos como la pelota, los castillos de arena y las pompas de jabón.

Pasar tiempo al aire libre junto a los niños tiene múltiples beneficios. No es solo un estímulo para su imaginación y creatividad, sino que también los hace más saludables, les ayuda a generar el hábito de la actividad física y refuerza el vínculo con sus padres.

La Asociación Española de Pediatría (AEP) destaca que «la actividad física debe alentarse ya desde el principio, por medio de juegos en el suelo o en el agua». Y propone que a los bebés se les deje mover las piernas y los brazos mientras están acostados en espacios libres, buscar y coger objetos, tirar, empujar, dar pataditas, gatear, arrastrarse, ponerse de pie y andar. «Así -explica la AEP- se fomentará el uso de grandes grupos musculares, se establecerán los límites de lo que pueden hacer y se divertirán».

Para promover estas actividades, a continuación se enumeran seis juegos para practicar al aire libre con niños pequeños.

1. Explorar los espacios abiertos

Desde muy bebés, sobre todo a partir de los seis o siete meses, cuando por lo general comienzan a gatear, los niños se convierten en pequeños exploradores. Les encanta ir de aquí para allá y conocer el mundo: sus texturas, aromas, colores y sabores. Por ello, un juego muy simple pero muy estimulante para ellos es dejarles recorrer el sitio en donde se encuentren. Puede ser un parque, el campo, la playa o cualquier otro espacio abierto y natural. En brazos de sus padres, los pequeños también se pueden acercar a las flores y las hojas de los árboles y jugar con ellas.

2. Los sonidos de la naturaleza

Esta alternativa está muy relacionada con la anterior, pero consiste en enfatizar el entretenimiento a partir del sentido del oído. La naturaleza ofrece múltiples opciones: desde el canto de los pájaros hasta el «sonido del mar» en el interior de una caracola, pasando por producir sonidos golpeando entre sí piedras, palos u otros objetos (incluso los propios juguetes que el niño lleve). El oído es el primer sentido que se desarrolla y jugar con los ruidos puede ser un primer paso para, luego, estimularle con música.

3. Canciones y cuentos en las nubes

Las canciones desempeñan también un importante papel para el desarrollo del bebé. Pueden surgir de las más diversas maneras. Al jugar al aire libre, una de las más interesantes es fijar los ojos en el cielo y dejar que las nubes sirvan de inspiración. Se pueden buscar formas en las nubes y, a partir de ellas, inventar canciones y también cuentos. Además de que a los niños les hace mucha ilusión, es un estímulo también para su creatividad.

4. Pompas de jabón

Los juegos con agua son especiales para el verano. Además de entretener, proporcionan una frescura que ayuda a disfrutar de los días de calor. A los bebés les maravillan las pompas de jabón, tanto verlas flotar en el aire como reventarlas con sus manos. Jugar con ellas es una garantía de sonrisas y carcajadas con los más pequeños. Cuando crecen un poco, se puede pasar a otros juegos con agua: esponjas, cubos, globos e incluso marionetas subacuáticas.

5. Castillos de arena

En la playa y el verano, los castillos de arena son un clásico que no pueden faltar. Favorecen el desarrollo de la creatividad y la imaginación del niño, además de su motricidad fina. Para este juego no hace falta casi nada más que la propia arena, aunque es posible incorporar otros elementos muy sencillos y económicos: cubos, palas, rastrillos y vasitos para moldear las edificaciones.

6. La pelota

Los diversos tipos de pelotas ofrecen muchas variantes para jugar con los bebés. Hay pelotas muy ligeras, de diversos tamaños, pero también las de tenis u otras similares son pequeñas y seguras para sus juegos. El pequeño se entretiene al cogerla cuando alguien se la lanza y luego al lanzarla él. Luego, poco a poco incorpora nuevas acciones.

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