El baño del bebé, ¿desde cuándo en la bañera grande?

El paso a la bañera de los adultos se realiza alrededor del primer semestre de vida, cuando el niño se sienta solo y la bañera pequeña le comienza a resultar incómoda
Por Cristian Vázquez 16 de septiembre de 2015
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Imagen: DingaLT

En sus primeros meses, el bebé crece muy rápido. Llega un momento en que la bañera pequeña ya no resulta cómoda y hay que comenzar a bañarlo en la grande. Ocurre al mismo tiempo en que se sienta solo y poco antes de que se lance a gatear. En este artículo se ofrecen detalles acerca de ese momento, consejos para facilitar la transición de la bañera pequeña a la grande y medidas de seguridad y precaución que se deben tener en cuenta durante el baño del niño. También se da una explicación de por qué el del baño es un momento importante en el día del bebé.

De la bañera pequeña a la de los adultos

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Imagen: alexsol

Durante los primeros meses de vida, el crecimiento de los bebés es muy acelerado. Al cumplir un año, los niños miden unos 75 centímetros, un 50% más de lo que miden al nacer. Y ese ritmo es todavía mayor durante el primer semestre.

Como le ven todos los días, para los padres es más difícil tomar conciencia de ese crecimiento. Por eso es normal cierta sorpresa cuando advierten que su hijo, alrededor de los 6 o 7 meses de vida, ya no cabe en la bañerita. O al menos ya no está cómodo en ella, pues entra de una forma cada vez más ajustada. Además, coincide, en general, con la adquisición de fuerza y equilibrio para mantenerse sentado por sus propios medios. Es el momento de que los baños pasen a ser en la bañera mayor: la de los adultos.

Consejos para facilitar la transición a la bañera grande

Para facilitar este periodo de transición entre la bañera pequeña y la grande, es conveniente tomar algunas medidas; en particular, las relacionadas con la reacción del bebé ante el cambio de sitio. Verse de pronto en un espacio mayor, con más agua y con unas «paredes» más altas que él, puede intimidarle y hacer que llore un poco. El acompañamiento y la cercanía de los padres serán fundamentales para que el niño esté tranquilo y muy pronto se sienta a gusto allí.

Durante los primeros baños en la bañera grande, una medida que puede ayudar es colocar la bañera pequeña en su interior. De esa manera, el cambio no será tan brusco, puesto que el bebé reconocerá el recipiente en donde se encuentre. De alguna forma, la bañera pequeña funcionará como objeto transicional, que le dé seguridad y le haga sentirse más sereno. También otros objetos transicionales pueden ayudar en este periodo, como juguetes u otros elementos.

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Imagen: AnnaOmelchenko

Una opción para dejar atrás la bañera pequeña pero no colocar al niño en la grande sin más son los asientos de baño. Estos asientos rodean al bebé y evitan que se caiga, lo cual permite al adulto que lo bañe usar ambas manos (de la otra forma, una de las manos está ocupada todo el tiempo para sostener al pequeño). Se fijan al suelo a través de ventosas, que siempre hay que asegurarse de que estén bien aferradas. Algunos tienen juguetes incorporados para que el niño se entretenga.

También existen las hamacas de baño, unos accesorios que dejan utilizar la bañera grande incluso con niños que aún no se sostienen solos. Tanto con estas hamacas como con los asientos, un aspecto negativo es que se necesita mayor cantidad de agua en la bañera, ya que el pequeño no se apoya directamente sobre el suelo sino en un nivel algo superior.

Precaución y medidas de seguridad para el baño del bebé

El baño del bebé siempre exige algunas medidas de seguridad muy importantes.

En primer lugar, aunque el niño se mantenga sentado, no hay que dejarle solo en la bañera en ningún momento. «Ni siquiera ‘para ir un momento a contestar el teléfono'», apunta la Asociación Española de Pediatría (AEP) en su ‘Guía práctica para padres. Desde el nacimiento hasta los 3 años‘.

Cualquier descuido puede ser muy grave. El mayor riesgo es el de ahogamiento, ya que un bebé se puede ahogar aunque el nivel del agua sea de unos pocos centímetros. También puede sufrir caídas y golpes como consecuencia de algún resbalón. Por ello, se aconseja colocar en el suelo de la bañera -sobre todo cuando el niño ya se pone de pie e intenta andar- materiales antideslizantes, como una alfombrilla o piezas pequeñas con ventosas.

Otras cuestiones con las que se debe tener precaución es la temperatura, tanto del agua como del ambiente. El agua debe estar a unos 36 o 38 ºC. Para comprobar que no quema, se puede tocar con partes donde la piel es más sensible, como los codos o el dorso de la mano. Para el ambiente, por su parte, la temperatura más apropiada está entre los 22 y 24 ºC, con cuidado de que no haya corrientes de aire. Así lo indica ‘Cuídame‘, una guía para madres y padres editada por el Gobierno de Aragón.

Se deben usar jabones neutros y productos que no dañen la sensible piel del bebé. Y tener cuidado de que no queden al alcance del niño objetos pequeños, que se pueda llevar a la boca, ni por supuesto aparatos eléctricos cerca del agua.

El baño, un momento importante en el día del bebé

En esta etapa, el baño “suele ser uno de los momentos más agradables para el bebé y los padres, al permitirle jugar en el agua y pasar un rato de diversión en compañía“, explica la AEP en su guía. También destaca que “es un apoyo importante para marcar horarios y rutinas, y si se decide que sea antes de la cena, se convierte en el punto de inflexión entre la tarde de juegos, la cena y el momento de dormir”.

Sin embargo, los mismos pediatras aclaran que no es imprescindible hacerlo todos los días. “Tampoco pasa nada si no se puede bañar al niño a diario”, afirman. Y explican que incluso “en algún caso concreto el pediatra puede recomendar espaciar los baños”.

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