Los pavimentos porosos son muy bellos, además de fáciles de limpiar y mantener, por lo que se convierten en la solución perfecta para cubrir los suelos de viviendas unifamiliares (en pisos es más común la presencia de madera o parquet) o para el porche.
No obstante, si se realiza algún tipo de obras sobre este pavimento pueden caer manchas de cal, cemento, yeso o cualquier otro material empleado en la obra y formarse unas veladuras de un color blanquecino.
La suciedad se incrusta con relativa facilidad en los poros de estos suelos, por lo que se debe impedir que se taponen, ya que gracias a la transpiración pueden mantener su belleza natural.
Para eliminar el velo, se recomienda un producto específico para este tipo de pavimentos y aplicarlo con una fregona de algodón. No obstante, si el suelo tiene sucesivas capas de cera o emulsiones autolustrantes se deberá aplicar un decapante para eliminar la veladura. Este producto se aplica con una mopa o un cepillo de cerdas y se deja que actúe de 5 a 10 minutos.
Para embellecer el pavimento hay que utilizar productos que nutran el suelo, pero sin taponar los poros. Lo más habitual es aplicarle una cera o patina.
