La encuesta realizada por la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo (Eurofound) saca nuevamente a la luz diferencias importantes en la calidad de vida entre los antiguos y los nuevos Estados miembros de la Unión Europea (UE), y entre países del norte y el sur. El poder adquisitivo está muy por debajo de la media europea (apenas el 55%) en los nuevos Estados miembros (Rumania y Bulgaria) y en los países candidatos (Croacia, Macedonia y Turquía). La proporción de personas que a veces deben privarse de bienes considerados esenciales es mucho mayor en esos países que en el resto de la UE. Estas diferencias se reflejan también en la vivienda. Los habitantes de los nuevos países de la UE son, en su mayoría, propietarios de la casa donde viven (en los antiguos lo es un 40%), pero ésta suele estar en peor estado. El 42% de los rumanos se ve afectado por el deterioro de los edificios, mientras que sólo el 9% de los finlandeses se queja de este tipo de problemas.
En los nuevos países de la UE, cerca de la mitad de las personas más pobres se ven en apuros a la hora de pagar la consulta del médico, y esta cifra es del 31% en Europa occidental. Los problemas se agravan por el envejecimiento de la población. Respecto a la asistencia sanitaria, la encuesta revela un déficit de equipamiento médico, principalmente en el sur de Europa (excepto España) y en las zonas rurales.
Por último, el grado de satisfacción ante la vida es menor en los nuevos Estados miembros de la UE, mientras que los ciudadanos de los países nórdicos son los que más satisfechos están. No obstante, muchos de los ciudadanos de los nuevos países de la Unión se sienten optimistas, al contrario que franceses, italianos o portugueses. En conjunto, el número de optimistas ha pasado del 64% que se registraba en la encuesta de 2003 al 55%.
