Qué se puede hacer con las minusvalías en Bolsa

El pequeño inversor puede realizar ventas que le beneficien fiscalmente en su próxima Declaración de la Renta
Por José Ignacio Recio 8 de octubre de 2008
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Imagen: Casey Marshall

En momentos de crisis financiera y bursátil como el actual, en el que las bolsas pierden en torno al 30% -tendencia que se puede perpetuar durante los próximos ejercicios-, son muchos los pequeños y medianos inversionistas que se preguntan qué mecanismos tienen en su mano para, si no pueden recuperar las pérdidas, al menos intentar detenerlas y conseguir que el capital invertido no disminuya. ¿Qué hacer? ¿Existen tácticas específicas para afrontar las minusvalías? La respuesta a estas cuestiones no es sencilla. No existe ninguna receta mágica para solventar este problema, pero es posible hacer frente a la cascada de caídas por las que atraviesan las rentas variables nacional e internacionales, y hay algunas estrategias como las compras agresivas, la pasividad hasta que pase la tormenta, o la venta de acciones que pueda beneficiar fiscalmente al inversor en su próxima Declaración de la Renta.

Es importante conocer algunos parámetros para tratar de encontrar solución adecuada a los principales problemas bursátiles a los que se enfrentan los inversores:

  • Liquidez: hay que diferenciar a los inversores que tengan necesidad de contar con todos sus recursos de quienes no la tienen, ya que los primeros deberán vender sus títulos de Bolsa para hacer frente a los pagos o gastos que prevean tener en breve. Los segundos, sin embargo, podrán aguantar con su inversión durante un tiempo con objeto de recuperarla y conseguir, al menos, ponerse en el precio de compra.
  • Niveles de plazo: en función del plazo de la inversión -corto, medio o largo- habrá que emplear una u otra estrategia.
  • Capital aportado: los inversores con más capital depositado serán quienes tengan una peor solución a su problema y, por tanto, deberán meditar mejor la estrategia que seguirán. Quienes hayan invertido pequeñas cantidades (menos de 6.000 euros, por ejemplo) probablemente puedan afrontar las pérdidas de forma más tranquila e incluso esperar a la recuperación de sus valores.
  • Calidad de la inversión: los valores sólidos suelen recuperar sus posiciones en un periodo corto de tiempo, pero los títulos correspondientes a compañías especulativas o en fase de expansión pueden tardar en lograrlo. A veces, incluso, no recuperan posiciones.

«Parches» para la crisis

Las opciones del pequeño y medio inversor para tratar de atajar las pérdidas ante las continuas bajadas de los valores de la renta variable no son muchas. Algunas alternativas, que en realidad pueden considerarse parches para amortiguar los efectos de la caída bursátil sobre su economía, son las siguientes:

  • Aprovechar fiscalmente las minusvalías: en función del capital generado durante este año y de las pérdidas bursátiles que se tengan, se pueden realizar ventas parciales o totales de los títulos minusvalorados con respecto al precio de la compra, de cara a la próxima declaración de la Renta. Es cuestión de hacer números y calcular qué beneficios puede reportar hacer estas ventas; en caso de duda, lo más razonable es acudir a un asesor fiscal, quien dictaminará si debe o no hacerse esta operación. Es una de las opciones más rentables para los intereses de pequeños y medianos inversionistas.
  • Ventas parciales o totales: según las cantidad de títulos que se posea se pueden vender parcial o totalmente las acciones hábiles hasta ese momento, asumiendo si cabe la posibilidad de perder un porcentaje muy importante de lo invertido. Esta opción está indicada especialmente para las personas que hayan invertido muy poco dinero en Bolsa y tengan problemas de liquidez, o que vayan a necesitar el capital durante los próximos meses.

    La compra de valores sólidos con una previsible recuperación sólo se recomienda a inversores sin problemas de liquidez

  • Permanecer pasivo en el mercado: esta estrategia consiste en no hacer absolutamente nada en la operativa bursátil, es decir, permanecer impasible ante los movimientos bursátiles que se están viviendo. Esta posición tiene por objeto esperar a que los mercados recuperen la calma y conseguir que los precios de cada valor alcancen, como mínimo, el de compra durante un periodo de tiempo determinado. Es una opción muy conservadora, indicada para los inversores de perfil defensivo y sin problemas de liquidez que dirigen su inversión a medio o largo plazo.
  • Traslado a otros productos: se puede trasladar la cantidad generada por las minusvalías a otros productos financieros para poder recuperar parte de lo perdido. Esta estrategia se topa con dos grandes inconvenientes: por un lado, si el trasvase se realiza a fondos de inversión u otros más sofisticados el problema continuará, e incluso podrá agudizarse, ya que beben de la misma fuente que la renta variable. Si el traslado se efectúa a productos defensivos, como los depósitos o la Deuda del Estado, su rentabilidad (de entre el 3% y el 6%), nunca compensará las pérdidas obtenidas en la renta variable, que en lo que va de ejercicio se eleva hasta la barrera del 30%.
  • Compras agresivas: es la opción menos aconsejable y sólo está dirigida a inversionistas agresivos que, además, no tengan problemas de liquidez. Consiste en realizar compras selectivas en valores sólidos que puedan recoger la posible recuperación que tengan las bolsas en los próximos meses. Algunos expertos bursátiles vaticinan que el rebote desde mínimos llegará, y algunas previsiones apuntan que la Bolsa podrá subir hasta un 20% en los últimos meses de 2008.
BANCOS Y ASEGURADORAS, LOS MÁS AFECTADOS

La crisis financiera por la que atraviesan las principales economías del mundo está afectando a todos los sectores e índices bursátiles, pero son los bancos y las aseguradoras los más sensibles a estas caídas. De hecho, determinadas entidades financieras de inversión, que han necesitado incluso el rescate por parte de las autoridades monetarias nacionales, están en entredicho. Estos sectores han tenido caídas, en algunos casos, superiores al 5% en una sola sesión; algunos bancos internacionales incluso han perdido todo su valor bursátil.

Es un sector, por tanto, expuesto a un riesgo adicional de sufrir nuevos descensos, y del que conviene mantenerse alejado al menos hasta que amaine el temporal que actualmente azota a los parqués bursátiles.

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