ETF, más allá de los fondos de inversión

Estos fondos permiten invertir en activos financieros basados en materias primas y metales preciosos, con importantes revalorizaciones
Por José Ignacio Recio 2 de abril de 2011
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Imagen: GoldMoneyNews

Ahora, cuando los mercados de materias primas y metales preciosos tienen importantes revalorizaciones, se puede dejar aparcada la inversión en Bolsa para decantarse por un ETF (Exchange-Traded-Funds o Fondos de Inversión Mobiliaria que cotizan en Bolsa) basado en alguno de estos activos financieros. Es un modo idóneo de aprovechar la tendencia del mercado.

Algunos pequeños inversores se preguntan cómo tomar posiciones a través de un activo financiero en el sector productivo de los metales preciosos o materias primas, con fuertes subidas en los últimos meses. Hasta hace unos años, la forma más sencilla era hacerlo a través de los fondos de inversión, posicionados en casi la totalidad de los sectores empresariales. Pero desde hace poco tiempo también se comercializan los ETF, fondos de inversión que cotizan en los mercados bursátiles de la misma forma que las acciones y que permiten deshacer posiciones en cualquier momento. Con ellos se puede incluso trabajar con mercados a la baja: si el índice al que está ligado el ETF cae un 5%, el tenedor de este producto ganará el mismo porcentaje. Por el contrario, en un mercado alcista, el partícipe perdería en el mismo porcentaje en el que se revalorice el índice.

Al igual que en Bolsa se apuesta por un valor concreto, en este producto se hace por un sector o activo financiero (materia prima, metal precioso, renta fija, etc.). Para este año, son cada vez más numerosos los analistas financieros que se decantan por las materias primas, derivados del petróleo y metales preciosos.

Permiten a los usuarios diversificar su inversión al replicar el comportamiento de los índices

Como en los fondos, permiten a los usuarios diversificar su inversión al replicar el comportamiento de los índices. Para canalizar esta inversión, sobre todo en los productos inversos -que son los más novedosos-, conviene analizar las fichas de cada ETF. En ellas se encontrará toda la información para su seguimiento: cotizaciones, contratación, clasificación, comisión de gestión, composición y rentabilidad, volatilidad y análisis técnico.

Las comisiones

Las comisiones para operar con este tipo de productos tan específicos están en la misma línea que las aplicadas a los mercados bursátiles o fondos de inversión. Están comprendidas entre 15 y 80 euros para operaciones nacionales, y en torno a 20 euros para operar en las Bolsas internacionales. A ello hay que añadir, en ambos casos, los cánones por operación, que oscilan desde un 1,5% para operaciones de hasta 300 euros, a las más altas, en torno a 15 euros, que se aplican para las operaciones que superan 140.000 euros.

Respecto a la liquidación, se cobrará una tarifa fija que rara vez baja del 0,005% sobre el valor efectivo de cada operación, con un mínimo de 0,10 euros y un máximo de 3,50 euros (sobre acciones, derechos y renta fija). No obstante el usuario puede acogerse a ofertas, promociones o tarifas especiales que permiten acceder a estos mercados de inversión por un precio que oscila entre 15 y 25 euros.

Pros y contras

Los ETF son productos bastante novedosos en los mercados financieros. Tienen una serie de aportaciones que pueden ser de gran utilidad para invertir los ahorros, con nuevas prestaciones sobre modelos anteriores. No obstante, como ocurre con todos los productos enfocados al área de la inversión, también cuentan con inconvenientes que no deben minusvalorarse.

Utilidades:

  • Combinan las ventajas de la inversión en Bolsa con los fondos de inversión en un solo producto financiero, que se caracteriza por su agilidad operativa.

  • Se puede invertir desde aportaciones mínimas, por lo que resultan asequibles para casi todos los usuarios.

  • No se limita a la contratación de acciones de empresas que cotizan en Bolsa, sino que se puede comprar en índices bursátiles, activos financieros…

  • Permiten a los inversores apostar por posiciones a la baja (ETF inverso), de forma que si creen que un índice o activo financiero puede bajar en los días siguientes, la toma de posiciones en esta tendencia también es un posibilidad a la que pueden optar para generar plusvalías.

  • Son mercados ágiles, que permiten cerrar posiciones en cualquier momento, sin tener que esperar a su vencimiento.

Obstáculos:

  • Aunque su mecánica para operar es sencilla, no está de más una primera aproximación al producto a través de simuladores o tener en cuenta los consejos de los analistas de este mercado financiero.

    • Su seguimiento no es fácil.

    • Para operar en este producto hay que tener bien definido el sector o activo financiero por el que se quiere canalizar la inversión. Una mala operación puede afectar a la liquidez de la cuenta corriente del usuario.

    • La oferta no es tan amplia como la de otros productos financieros más populares: Bolsa, fondos o «warrants». En algunos casos, puede ser insuficiente para las expectativas del inversor.

    • Es un producto indicado para operar en períodos de tiempo amplios, sobre todo, al medio y largo plazo.

    FISCALIDAD DE UN ETF

    Las ganancias de este tipo de productos tributan con arreglo a una escala en el Impuesto de la Renta sobre las Personas Físicas (IRPF), de manera que la renta formará parte de la base del ahorro, por la que tributará al tipo del 19% por los primeros 6.000 euros y al 21%, para cantidades superiores.

    En Navarra, se utiliza también una escala variable que aplica los tipos del 18% y del 21%, respectivamente, mientras que los contribuyentes del País Vasco tributarán siempre a un tipo fijo, que está cuantificado en el 20%. En función de la comunidad autónoma donde se resida, el gravamen para los ETF oscilará entre un 18% y un 21%.

    Cuando se registren perdidas, éstas podrán compensarse en el plazo de cuatro años con otras ganancias de la misma naturaleza. Otra particularidad de este producto derivado de la renta variable es que no aplica la retención a cuenta de las ganancias patrimoniales obtenidas como consecuencia de una transmisión de participaciones.

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