Dureza del agua

Esta característica es inocua para la salud y el medio ambiente, aunque supone un coste añadido para el consumidor
Por Benyi Arregocés Carrere 29 de noviembre de 2005

¿Agua de consumo doméstico dura y agua suave? ¿En qué se diferencian? ¿Cuáles son sus consecuencias? Aunque tradicionalmente la preocupación del agua del grifo se ha centrado en torno a su calidad, la dureza del agua, que se determina por la cantidad de sales de calcio y magnesio presentes en el agua, es una característica que también merece ser estudiada porque provoca ciertos gastos extras al consumidor en aquellas regiones donde fluye dura, es decir, en la mayor parte de España. Mientras que la dureza del agua no tiene efectos negativos para la salud y el medio ambiente, sí provoca otros inconvenientes como el riesgo de que se rompan con mayor facilidad los electrodomésticos, peligro de obstrucción de tuberías debido a la cal y la necesidad de utilizar más agua y jabón en la ducha diaria. No obstante, se puede seguir una serie de consejos que permiten evitar estos efectos negativos.

¿A qué se le llama agua dura?

Mientras que la preocupación por la calidad del agua potable viene siendo algo normal desde hace algunos años, el interés por la dureza del agua no reúne tantas atenciones. La razón de esta actitud reside fundamentalmente en que no afecta en absoluto a la salud ni al medio ambiente, aunque incida en la economía doméstica. Y es que el agua de consumo doméstico presenta, además de distintos sabores, diferentes grados de dureza; cuando es suave, los problemas son inexistentes, pero si se vive en una zona con aguas duras, la cal hará acto de presencia, acarreando bastantes inconvenientes a las tareas del hogar. Por ejemplo, el riesgo de que se rompan los electrodomésticos aumenta y acciones tan habituales como el aseo personal o lavar la ropa se complicarán, obligando a gastar más jabón para conseguir buenos resultados. “Como el agua dura contiene una cantidad apreciable de iones calcio y magnesio en disolución, una vez que éstos entran en interacción con el jabón se originan ‘precipitados’ (materia sólida que por efecto de ciertas reacciones químicas se forma en el seno de una disolución y se deposita más o menos rápidamente) en forma de sales insolubles, lo que provoca que se pierda poder de lavado”, dice la Asociación de Empresas de Detergente de España (Adelma).

Pero, ¿cuál es la causa de que un agua sea dura? Miguel Ángel Bordas, jefe del servicio de análisis y bases de datos del Ministerio de Medio Ambiente, apunta que la composición del terreno es la clave, porque “cuanto más calcárea es la zona, mayor dureza se produce.

Cuanto más calcárea es la zona, mayor dureza se produce

Es decir, la dureza es inherente a cada región, porque depende del tipo de rocas que haya en el suelo donde fluye el líquido vital. De esta forma, esta característica se determina por la cantidad de sales de calcio y magnesio presentes en el agua.

Por el tipo de suelo, España presenta aguas duras en la mayor parte de su territorio, aunque no es sencillo averiguar si se reside en una zona que tenga esta característica. Por esta razón, se presenta a continuación un mapa que expresa la dureza por regiones, realizado el Ministerio de Medio Ambiente a partir de los resultados de las estaciones de control en los ríos. No obstante, Bordas aclara que “el agua que llega al consumidor ha sufrido una serie de tratamientos para potabilizarla y hacerla apta al consumo humano, y no es exactamente la misma que fluye por los ríos”. Como se observa en el mapa adjunto, en la mitad este y sur (puntos naranjas y amarillos), el agua es dura, por lo que los habitantes de estas zonas sufren todas las consecuencias de las que hablamos. En cambio, en el norte y el oeste (puntos azules y verdes) no padecen ningún inconveniente por la dureza.

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Desde el Centro de Estudios Hidrográficos del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), proporcionan una clasificación de la dureza del agua -se mide en miligramos por litro (mg/l) de carbonato cálcico o en grados franceses que equivalen a 10 mg/l- con límites aproximados, “no estrictos”, subrayan. Esto puede ayudar a conocer hasta qué punto afecta al consumidor esta característica:

  • Aguas blandas – Concentración de menos de 50 mg/l de carbonato cálcico o 5 grados franceses
  • Aguas ligeramente duras – Concentración de entre 50-100 mg/l de carbonato cálcico, entre 5 y 10 grados franceses
  • Aguas moderadamente duras – Concentración entre 100 y 200 mg/l de carbonato cálcico, entre 10 y 20 grados franceses
  • Aguas muy duras – Concentración de más de 200 mg/l de carbonato cálcico, más de 20 grados franceses.

Efectos del agua dura

La mayoría de los problemas que surgen con los electrodomésticos, por ejemplo, suceden por la formación de cal, debido al calcio y magnesio que contiene el agua. Por eso, en las unidades de hemodiálisis se vigila este dato, al igual que lo tienen en cuenta los fabricantes de refrescos y cervezas o los aficionados a los acuarios, que deben buscar un entorno muy similar al ambiente natural del pez.

Respecto a los inconvenientes que causa el agua dura, estos son los que se producen con más frecuencia:

Más detergente para lavar la ropa: Se debe añadir más cantidad para obtener un buen resultado. Desde Procter & Gamble, multinacional que fabrica detergentes, afirman que el agua dura influye en el comportamiento de los jabones, porque tiene iones cargados positivamente que inactivan los tensioactivos, uno de sus principales ingredientes. Para impedirlo, cada fabricante emplea fosfatos o zeolitas, que secuestran los iones. “En este punto cada cual tiene su fórmula, que es secreto industrial”, advierten. Por otro lado, la cal tiene un efecto dañino sobre las partes vitales de la maquinaria de la lavadora.

Efectos del agua dura

Se gasta más jabón y champú en lavarse el cuerpo, y, además, se obtiene un resultado peor, porque les ocurre lo mismo que al detergente cuando entra en contacto con el agua dura. De esta forma, es más difícil que salga espuma. Por otro lado, puede provocar también que la piel y el cabello estén más secos.

El lavavajillas necesita más sal para limpiar los sistemas descalcificadores, que atrapan la cal y permiten un mejor lavado. Si no se hace, la vajilla y cubertería se queda con un poso blanco y a largo plazo se puede oscurecer. La cal también puede provocar problemas al propio aparato. “Si se precipita a cierta temperatura -por ejemplo 40 ó 50 grados centígrados- y toca una resistencia, se adhiere y se convierte en una piedra que no le deja calentar”, explica Fernando Okina, del Departamento de Formación de Fagor.

Riesgo de obstrucción de las tuberías: Si la cal se acumula, se pueden obstruir las tuberías que transportan el agua de consumo doméstico y los calentadores pueden perder vida útil.

Consejos

Existen diversas formas de combatir los efectos de este fenómeno. Por ejemplo, utilizar métodos para ablandar las aguas, como los intercambiadores iónicos, que funcionan con sal y eliminan el calcio y el magnesio, aunque a cambio incrementan los niveles de sodio y requieren una mayor inversión económica. Estos son algunos de los consejos para evitar los efectos del agua dura:

Limpieza de la ropa: Según los fabricantes, el detergente en polvo actúa mejor que el líquido en estos casos. Para obtener un buen resultado, se debe tener en cuenta que se utilizan formulaciones estándar para realizar los jabones, diseñadas para una dureza media. Por eso, en los envases se proponen distintas dosificaciones en función de las características de cada agua y la suciedad, que también libera sales cálcicas.

Procter & Gamble recuerda que es recomendable añadir “dosis más altas de detergente en zonas con agua dura y seguir las instrucciones de lavado”. Desde Otsein, empresa fabricante de lavadoras y lavavajillas, destacan que no se puede pedir a un mismo jabón las mismas prestaciones para todo tipo de lavado, así que recomiendan elegir bien el producto que se utilice.

Además, existen productos anticalcáreos que neutralizan la dureza, porque las lavadoras no incluyen sistemas descalcificadores, a diferencia de los lavavajillas. “No se colocan porque el 75% de los lavados se realiza con agua fría, a una temperatura en que el carbonato cálcico no se precipita”, explica Okina.

Cuando se lava en zona con agua dura, no se aprecian restos de cal en la ropa, aunque se pueden comprobar sus efectos porque los tejidos quedan más ásperos, debido a la cal que permanece incrustada.

Limpieza de vajilla y cubertería con lavavajillas: “Lo primero es regular la máquina e indicar el grado de dureza de agua en que va a trabajar”, relata Okina. Los lavavajillas funcionan con temperaturas por encima de 35 – 40 grados, suficientes para que la cal se precipite. Para evitarlo se utiliza un filtro de resinas sintéticas, que atrapan y ablandan el agua dura. “El filtro retiene cal y se debe limpiar para que en el siguiente lavado no pierda eficacia. Ése es el motivo de que se añada sal”, destaca Okina.

Piel y cabello: En el caso de la limpieza corporal, el presidente de la Academia Española de Dermatología, José Luis Pérez Díaz, hace hincapié en que el agua pura no existe. “Puede tener componentes irritantes o beneficiosos dependiendo de cada persona”. Según este experto, no se debe olvidar lubricar o hidratar la piel, si ésta se reseca. “Por ejemplo, antes de secarse se puede mezclar un aceite con el agua y en 15 ó 20 segundos hidratará la piel. Otro método es aplicarse leche corporal, aunque esto costará más tiempo y dinero”, indica Pérez Díaz. El pelo también merece atención y, en caso de que se seque, se pueden emplear “champús con sustancias oleosas”, porque es “tan sensible como la piel y se puede dañar por agentes exógenos”.

Otros inconvenientes: Por otro lado, el agua dura también causa problemas en diversas tareas domésticas, para las que existen remedios caseros, además de hervir los alimentos y filtrar después el depósito que se forma:

  • Para regar plantas: Añadir unas gotas de vinagre o de limón al agua.
  • Para limpiar la grifería: Enrollar papel higiénico o vendas alrededor de los grifos y empapar con esencia de vinagre. Dejar actuar toda la noche y aclarar al día siguiente con mucha agua.
  • Para limpiar el cuarto de baño: Frotar los restos de cal con un trapo empapado en vinagre blanco caliente. Aclarar con agua abundante. Se debe repetir el proceso hasta conseguir los resultados. Si aparecen manchas amarillas, frotar con lejía.
  • Para desobstruir orificios de la tabla de la plancha: Llenar la plancha de vinagre y calentarla hasta que evapore. Después, limpiar los orificios con un bastoncillo de algodón impregnado en vinagre.
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