Empleo para personas discapacitadas

Las empresas que contratan a trabajadores discapacitados pueden obtener ventajas fiscales y laborales
Por Lola Raya Bayona 14 de abril de 2009
Img silla ruedas
Imagen: Jos van Galen

Reservas ante la discapacidad

Trabajan como contables, economistas, abogados, gestores, psicólogos, periodistas, programadores, camareros, limpiadores, jardineros… De hecho, puede afirmarse que no hay trabajo que no pueda desempeñar una persona con algún tipo de discapacidad, y con la misma eficacia que el resto de la población. Al margen de esta cuestión, las empresas pueden obtener ventajas fiscales y laborales si emplean a trabajadores discapacitados.

Son muchos, no obstante, los empresarios que aún albergan dudas sobre la idoneidad de contratar a una persona discapacitada, y dudan de sus posibilidades a la hora de realizar un trabajo determinado, por lo que no les ofrecen empleo. Y ello, a pesar de la Ley 13/1982 de Integración Social de los Minusválidos (LISMI), que obliga a que todas las empresas con más de 50 empleados cuenten con un 2% de trabajadores discapacitados (porcentaje que se eleva hasta el 5% en el caso de las empresas públicas). Pocas empresas lo cumplen, en parte debido al escaso nivel de vigilancia que existe sobre el cumplimiento de la normativa. De hecho, España ocupa la posición 24 de la “Europa de los 25” en cuanto a integración laboral con personas con discapacidad.

Ventajas laborales

Dar ocupación a una persona que padece discapacidad, sin embargo, puede otorgar una serie de ventajas de tipo laboral a las empresas, como señala el libro “Búsqueda de empleo para personas con discapacidad”:

  • Mejora la imagen de la empresa: contratar a personas discapacitadas es una acción eficaz de Responsabilidad Social Corporativa, ya que contribuye a mejorar la imagen de la empresa ante sus clientes, porque aprecian el compromiso real de la empresa con la sociedad. También contribuye a fidelizar nuevos clientes, obtener descuentos fiscales y conseguir mejores accesos a fondos desde las entidades que valoran los componentes éticos.
  • Facilita el acceso a concursos públicos: para acceder a muchos concursos públicos es necesario cumplir con una serie de requisitos sociales, entre los que la incorporación laboral de discapacitados supone una diferenciación frente a la competencia. Esto hace que las empresas que contratan este tipo de trabajadores tengan más oportunidad para aumentar sus fuentes de ingresos.

    La Ley de Integración Social del Minusválido obliga a que todas las empresas con más de 50 empleados cuenten con un 2% de trabajadores discapacitados

  • Mejora el clima laboral: los expertos señalan que las personas con discapacidad son un fuerte estímulo para sus compañeros. Estos, al comprobar el afán de superación que demuestran cada día para desarrollar el trabajo, aprenden a valorar y relativizar los obstáculos y los problemas. Por lo general, contribuyen a que el conjunto de los trabajadores sea más solidario, lo que supone una mejora considerable del ambiente laboral.

Incentivos económicos

Las empresas cuentan, además, con una serie de incentivos económicos en el caso de que decidan contratar trabajadores que padezcan algún tipo de discapacidad:

  • Subvención de 3.907 euros por cada contrato celebrado a tiempo completo.
  • Bonificación de las cuotas empresariales de la Seguridad Social, incluidas las de accidentes de trabajo y enfermedad profesional, y las cuotas de recaudación conjunta durante toda la duración del contrato en las siguientes cuantías: 70% por cada trabajador contratado menor de 45 años; en caso de contratación de mujeres con discapacidad, el porcentaje será del 90%; otro 90% por cada trabajador contratado mayor de 45 años, y, en caso de contratación de mujeres discapacitadas, el porcentaje será del 100%.
  • Subvenciones para adaptación de puestos de trabajo o dotación de medios de protección personal hasta 901,52 euros.
  • Deducción en el impuesto sobre sociedades, en la cuota íntegra, por una cantidad de 6.000 euros por cada persona/año de incremento del promedio de la plantilla de trabajadores discapacitados contratados por tiempo indefinido, respecto a la plantilla media de trabajadores con discapacidad del ejercicio inmediatamente anterior con dicho tipo de contrato.

Manos a la obra

Manos a la obraA las empresas que empiezan a mentalizarse sobre la necesidad de dar oportunidades laborales a las personas con algún tipo de discapacidad, hay que sumar la actitud cada vez más activa por parte de los interesados en encontrar empleo pese a su minusvalía. Según indica la guía “Búsqueda de empleo para personas con discapacidad”, publicada por Discapnet, buscar trabajo de forma activa no es hacerlo a ratos, o de vez en cuando; tampoco sirve de nada afirmar que “la sociedad es injusta e insolidaria” -sabemos que lo es en muchas ocasiones- o que “tiene que ser el Estado, las instituciones, los organismos públicos…” quienes busquen o den un empleo a este tipo de personas, porque ello no siempre sucede.

Lo primero que debe hacer una persona discapacitada que pretenda lograr un empleo es, pues, abandonar los pensamientos victimistas y lanzarse a buscar trabajo activamente. En esta tarea es importante seguir una serie de pautas comunes a las de cualquier otra persona, aunque también se debe desarrollar una estrategia particular y específica.

  • Aprender a encajar los contratiempos.

    Al presentarse a una prueba de selección, si se es rechazado hay que analizar fríamente las razones. Puede que sea por prejuicios hacia una discapacidad, pero también puede que en realidad el candidato discapacitado no cumpla el perfil exigido, ya sea por cuestión de edad, estudios o capacitación profesional. Conocer esas razones evitará desanimarse sin motivo.

  • ¿Qué se puede aportar a la empresa?

    Ésta es una reflexión que deben realizar siempre las personas con discapacidad que se vayan a presentar a una entrevista de personal. Deben pensar cuáles son sus tres o cuatro valores personales más valiosos para el mundo del trabajo (por ejemplo, la responsabilidad, constancia, capacidad de concentración, facilidad para hacer amigos, puntualidad, disposición para trabajar en equipo…). También es importante ser autocrítico y considerar de forma objetiva cuáles pueden ser los puntos débiles o limitaciones.

  • Condiciones mínimas.

    Otro punto importante es tener claro el tipo de trabajo que se aceptaría o no, según diversos factores: el horario laboral, el entorno en el que no se podría trabajar (al aire libre, con mucho ruido, olores, con gente, aislados…), si interesaría trabajar en un empleo poco relacionado con la formación, la remuneración, etc.

  • ¿Qué se necesita aprender?

    Ocurre con frecuencia que la formación que se tiene es insuficiente para el perfil de trabajador que demanda el mercado de trabajo, o bien que, a pesar de tener un nivel de estudios adecuado, muchos conocimientos han quedado anticuados y es preciso aprender y dominar materias o conocimientos nuevos. En este caso, hay que estudiar bien qué conocimientos demanda el mercado para no ser sorprendido con exigencias formativas fácilmente subsanables de haberlas conocido con antelación.

La búsqueda

El proceso de búsqueda de empleo es similar también al que sigue cualquier otra persona: anuncios en los periódicos, webs de empleo, recomendaciones, red de contactos, etc. Sin embargo, conviene que las personas con discapacidad sigan además una serie de pautas particulares:

  • Presentarse directamente en las empresas: la ventaja de ir directamente a las empresas es que conocerán al candidato personalmente. La empresa podrá hacerle una entrevista espontánea, y a la vez aclarar y ampliar sus dudas sobre su formación y experiencia laboral. Es una forma activa de búsqueda de empleo, que en la mayoría de las ocasiones agradece el empleador. Así se le puede hablar directamente sobre la discapacidad que se padece y podrá valorar la dimensión de la misma.
  • Administración Pública: otra alternativa es intentar trabajar para la Administración pública (local, autonómica y central). No hay que olvidar que es el mayor empleador del país y que abarca casi todas las categorías profesionales. La manera de acceder a la mayor parte de estas plazas es mediante oposición. La Ley 23/1988, de Modificación de la Ley para la Reforma de la Función Pública, prevé la reserva de un cupo no inferior al 3% de las vacantes existentes, hasta alcanzar el 2% de los efectivos totales de la Administración del Estado para su cobertura por personas discapacitadas.
  • Estar inscrito en el INEM: este trámite puede permitir entrar en procesos de selección, conseguir orientación profesional o realizar cursos de formación ocupacional, además de otras ventajas. Hay dos modos de inscribirse en este organismo: apuntarse, como cualquiera (muchas personas con discapacidad se inscriben como demandantes no discapacitados porque piensan que este extremo les puede restar posibilidades); inscribirse en el registro de minusválidos. Lo más importante de esto es que hay empresas que solicitan expresamente trabajadores con algún tipo de discapacidad a este organismo. Para inscribirse, hay que presentar el Certificado Oficial de Minusvalía.
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