Tecnología en el aula para personalizar la enseñanza

El uso de la tecnología en clase permite trazar un plan individual de estudio para cada alumno y favorece la inclusión de estudiantes de distintas capacidades
Por Azucena García 2 de junio de 2013
Img proyectoebi

Las tecnologías adaptadas favorecen una enseñanza personalizada. Este es el objetivo del Proyecto de Educación Básica Interactiva (EBI), una alternativa pionera en nuestro país, que atiende las necesidades específicas de cada estudiante. Supone un cambio al sistema de enseñanza, ya que el alumno se vuelve mucho más autónomo y el profesor establece con él una relación basada en el seguimiento y la resolución de dudas. Se aparcan las clases magistrales en favor de un aprendizaje personalizado a las necesidades de cada estudiante. En este artículo se explica cómo conseguirlo.

Enseñanza adaptada al nivel y capacidad de cada alumno

El uso de tecnología en el aula permite introducir cambios en el modo de enseñanza y aprendizaje. El aprovechamiento de estos recursos favorece la adquisición de unas habilidades muy útiles para los alumnos en el futuro, pero sobre todo, se atienden las necesidades específicas de cada uno.

Cada alumno realiza unas tareas a través de una plataforma on line y resuelve sus dudas con el profesor de manera individual

Se realiza un diagnóstico previo (metas, capacidad de trabajo, actitud ante la lectura y el trabajo y situación familiar) y, a partir de los resultados, se desarrolla un plan de estudios personalizado, junto con un seguimiento y evaluación individuales. Este plan lo definen los distintos departamentos docentes y está compuesto por ejercicios ajustados al nivel y capacidad de cada estudiante.

Desde quinto de Primaria, los alumnos cuentan con libros de texto, cuadernos y su propio ordenador portátil (netbook). A través de este dispositivo electrónico, desde el aula, se conectan a una plataforma on line y acceden a las tareas previstas en el citado plan. Esta tecnología les permite estudiar tanto de manera individual como en grupo, de forma que el alumno «avance por sí mismo» y aprenda a trabajar en equipo.

Una vez por semana, o según determine el centro, los estudiantes se reúnen con los profesores de cada asignatura y resuelven las dudas que les hayan surgido. La evaluación es continua y de acuerdo al ritmo de cada alumno.

El plan de trabajo es individual y personalizado. Los niños disponen de un trabajo adaptado y se les hace un seguimiento individual. Este cambio en el método de enseñanza implica que las clases magistrales, en las que el profesor imparte la misma materia a todos, se sustituyan por una dinámica en la que cada alumno sigue su plan.

¿Cuál es el papel del profesor en este nuevo modo de enseñanza?

El rol de los docentes ha evolucionado en los últimos años. No solo han tenido y tienen que ponerse al día en el uso de las tecnologías en el aula, sino que sus tareas también han cambiado. Mediante este método de enseñanza, el profesor interactúa de manera directa con el alumno para atender sus dudas, la formación se individualiza y, de este modo, se favorece la inclusión. Es posible que estudiantes de diferentes capacidades compartan una misma clase, ya que los cambios afectan al plan de estudios individual del alumno, pero no al general del aula.

«El profesor actúa como facilitador que anima a los estudiantes a descubrir principios por sí mismos», explican desde el Proyecto EBI

Los profesores se centran en la tarea de seguimiento de los estudiantes y les ayudan a cumplir el plan de trabajo adaptado a ellos. Sobre todo, resuelven dudas, puesto que a los niños se les facilitan las soluciones de los ejercicios, por lo que conocen si realizan bien los ejercicios o no. Los alumnos adquieren mayor autonomía, mientras que los profesores realizan unas funciones más dinámicas con cada uno de ellos.

«El profesor actúa como facilitador que anima a los estudiantes a descubrir principios por sí mismos y a construir el conocimiento trabajando en la resolución de problemas reales o simulaciones, solos o en colaboración con otros compañeros», explican los responsables del Proyecto de Educación Básica Interactiva (EBI) donde se enmarca este método de enseñanza. Los docentes guían el proceso de aprendizaje y evalúan el rendimiento de los alumnos a medida que avanzan, pero son estos quienes «construyen el conocimiento».

Proyecto de Educación Básica Interactiva (EBI)

El Proyecto de Educación Básica Interactiva (EBI) es una iniciativa pionera que, hasta ahora, se desarrolla en el Colegio Santa María la Blanca, en el barrio de Montecarmelo de Madrid. Las líneas de trabajo que definen el proyecto son cuatro, explica el centro: «Una metodología que permite la personalización real de la enseñanza, un cambio en los roles de los docentes, una nueva concepción de los espacios educativos y la incorporación de la actividad extraescolar como parte del desarrollo y metas del estudiante».

El principal reto recae en los profesores, ya que los jóvenes están más acostumbrados al uso de dispositivos tecnológicos. Por este motivo, se ha pensado en una plataforma on line de fácil manejo para todos, ya que los docentes pueden añadir el contenido que estimen oportuno para que los estudiantes lo realicen. Incluso se prevé que los padres puedan acceder a la plataforma y seguir así el trabajo de los hijos.

Se plantea un apartado específico para padres e hijos, desde donde acceder al plan de estudios, gráficos de rendimiento, comunicación directa con los profesores, observaciones y comentarios de estos, calificaciones, citas y encuentros con los docentes o entornos de trabajo colaborativo, como blogs o foros. Así se pretende que, aunque el alumno adquiera un papel más activo en su formación, se garantice el seguimiento adecuado para culminar la formación con éxito e implicar a padres y profesores en el proceso de aprendizaje.

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