‘Dialers’, el timo del 906 en Internet

Navegar sin precaución puede aumentar la factura telefónica hasta 50 veces
Por Nacho Rojo 14 de abril de 2003

Algunos sitios web con pocos escrúpulos ofrecen contenidos, habitualmente eróticos, ‘absolutamente gratis’, que a la postre provocan un incremento desorbitado en la factura telefónica. Su trampa, en la que se mezcla la publicidad engañosa, la artimaña tecnológica y el despiste del usuario, consiste en modificar la conexión a la Red, dirigiéndola mediante un programa dialer a un número 906. El internauta se suele dar cuenta del fraude demasiado tarde, sólo cuando recibe un enorme recibo contra el que poco puede hacer.

Navegar con ‘tarifa 906’

La tecnología avanza en todos los frentes, y el fraude se adapta a las nuevas oportunidades. Si a estas alturas es difícil que alguien sea engañado a través del tan conocido ‘timo de la estampita’, no resulta tan complicado convertirse en víctima de nuevos engaños relacionados con las nuevas tecnologías que se ceban en el desconocimiento y el descuido de los usuarios.

Uno de los fraudes más frecuentes en Internet es el relacionado con las líneas 906. Algunos sitios web se las ingenian para pescar en río revuelto modificando el acceso a la Red de los internautas: redirigen la conexión a un número 906, por lo que la factura telefónica se dispara. Si bien esta actividad es legal, debe cumplir unos requisitos muy estrictos para que no se convierta en un fraude puro y duro. El principal problema es que el usuario, ora por una publicidad engañosa, ora porque no se detiene en la letra pequeña, no se da cuenta de que su conexión habitual ha sido reemplazada por otra.

El fraude cometido con los dialers (programas que se descargan para cambiar la conexión) está vinculado a los ‘números de tarificación adicional’, servicios telefónicos a los que se accede mediante los números 903 ó 906. Al realizar una llamada con estos prefijos se asume un coste adicional relacionado con los servicios de información o comunicación – servicios profesionales, eróticos, videntes, ocio y cultura, etc.- a los que se accede.

Este tipo de servicios, cuyos precios oscilan entre los 0,314 ? y 1,004 ? el minuto, son utilizados por algunas páginas web como medio de hacer pagar al usuario un extra por la conexión sin necesidad de enredarle con complicados formularios y obligarle a revelar datos personales o a utilizar su tarjeta de crédito. Pero, al igual que los operadores y prestadores de servicio deben informar, tanto en la publicidad como al iniciarse la comunicación, del precio máximo por minuto de llamada. En Internet se debe explicitar de manera adecuada que se va a realizar una nueva conexión y el precio de ésta.

Desde que se hizo pública la Orden Ministerial de 17 de diciembre de 1998 de la Secretaria General de Comunicaciones, por la que “los servicios que se presten a través del prefijo 906 se darán a la totalidad de los abonados, que podrán acceder a los mismos mediante la simple marcación de este prefijo”, las constantes denuncias por estafa se han multiplicado. A pesar de ello, la Administración no ha asumido funciones de vigilancia ni ha impuesto el cierre de líneas. Los reiterados incumplimientos del Código de Conducta que rige la prestación de estos servicios han generado un notable volumen de prácticas fraudulentas que han sumido al consumidor en la incertidumbre y la indefensión.

Tres años después de que la entonces ministra de Ciencia y Tecnología, Anna Birulés, anunciase una normativa para evitar el fraude de las conexiones a Internet, el problema persiste. Está previsto que en octubre de este año los números 906 dejen de existir, dejando paso a los prefijos 803 (adultos) y 806 (ocio y entretenimiento), que estarán mucho más vigilados.

El procedimiento normal del servicio que utiliza un programa dialer para cobrar a los usuarios consiste en que, al entrar en su página web, se abre una ventana del navegador en la cual el usuario debe aceptar o rechazar la descarga de un archivo ejecutable (.exe), que se encarga de cambiar la conexión.Siendo así, el internauta no debería tener mayores problemas para rechazar dicho archivo, pero los sitios web utilizan multitud de argucias tecnológicas (en ocasiones basta un “clic” en un banner para que se ejecute un dialer) o de ‘ingeniería social’ para atrapar al internauta desprevenido.

Entre las denuncias recibidas abundan las relacionadas con la “alteración involuntaria de los parámetros de conexión a la Red y de configuración del ordenador”. Si bien la parte más grave del problema es la ‘factura sorpresa’ fruto de la ‘tarifa 906’, ciertas páginas incurren también en prácticas tan irritantes como cambiar la página de inicio o añadir iconos al escritorio y barras de navegación.

El fraude adquiere dimensiones preocupantes cuando el estafado utiliza una Tarifa Plana, pues navega con un coste fijo mensual que resulta multiplicado si cae en un dialer. Y tintes dramáticos cuando el programa que le cambia la conexión es capaz de conectarle a través de un 906, instalándose en el ‘menú de inicio’, cada vez que accede a Internet. Los usuarios víctimas de esta práctica son los que se conectan a través de la Red Telefónica Básica (RTB), mediante módem, mientras que los abonados al cable o ADSL se encuentran a salvo.

Iniciativas para evitar problemas

Víctima de un engaño, el internauta, indefenso, se encuentra con serias dificultades para reaccionar. En primer lugar, muchos prefieren evitar airear las páginas que han visitado y optan por mirar hacia otro lado ante una factura desorbitada.

Una vez decidido a actuar, el usuario que se siente estafado se encuentra con la imposibilidad de conocer quién está detrás del cargo en la factura. La legislación vigente no permite a los operadores desvelar el nombre de la empresa responsable del número de tarificación especial. Sin embargo, cualquier alteración de los equipos informáticos sin el consentimiento del usuario constituye un ‘Delito de Daños’, recogido en el artículo 264.2 del Código Penal. También la LSSI (artículo 10) establece que los prestadores de servicios están obligados a facilitar su nombre, domicilio social y forma de contacto.

Código de conducta

Para atajar el caos que rodeaba el 906, la Comisión para la Supervisión de los Servicios de Tarificación Adicional aprobó un Código de Conducta con el que proteger a los usuarios. Este Código obliga a los prestadores de servicios de tarificación adicional a informar del precio máximo por minuto de llamada, de los costes en distintos días y franjas horarias y, en caso de la publicidad de Internet, a presentar los precios de forma estática y con caracteres adecuados para su perfecta visualización.

El prestador también está obligado a advertir de que la conexión va a ser modificada y a explicar de forma sencilla cómo restaurarla. Asimismo, se establece un tiempo máximo para estos servicios de 30 minutos, que deben incluir el mensaje “Sólo para mayores de 18 años”.

Pero el código, que desarrolla la normativa sobre estos servicios aprobada por la Orden del Ministerio de Presidencia y por la Resolución de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones (que introduce los prefijos 803, 806 y 807), no ha conseguido erradicar los fraudes cometidos por Internet. Entre otros flecos, queda pendiente la facultad del usuario de conocer quién se esconde tras un 906.

Por eso, se han destacado una serie de medidas, recomendadas por la Asociación de Usuarios de Internet ante el aluvión de quejas recibidas y fruto del sentido común con las que se pueden evitar males mayores. Estas son algunas:

  • Desconexión de todos los números de tarificación especial. Desde hace un año, y a través del 1004 de Telefónica, se puede solicitar bloqueo de los números 906 (que se hará efectiva en un plazo de 10 días a partir de los cuales el operador asumirá los costes de este tipo de llamadas). Es la medida más radical y efectiva.

  • Comprobar de manera periódica que el número a través del cual se va a hacer la conexión es el realmente contratado, y no uno de tarificación especial (suelen empezar por 906 ó 00). Para hacer esta comprobación basta fijarse en la ventana que aparece justo antes de conectarse a la Red.

  • Prestar atención a los mensajes del navegador. Los servicios que advierten de que pulsando ‘Aceptar’ se procederá a la descarga de un archivo que modifica la conexión, confían en la propensión del internauta a apretar la tecla ‘Enter’ sin leer lo que ello supone.

  • No ejecutar archivos desconocidos. La presencia en el escritorio de un icono atractivo no debe fomentar la curiosidad de hacer ‘clic’ para ver qué sucede. Puede cambiar la conexión sin que el usuarios lo perciba.

  • Desconfiar de la publicidad que ofrece ‘absolutamente gratis’ servicios normalmente de pago. La Asociación de Usuarios de Internet (AUI) recomienda que se extreme la precaución con la publicidad de páginas de contenido erótico, fondos de escritorio, salvapantallas, logos y melodías o casinos.

CheckDialer

En la I Campaña Nacional de Seguridad en la Red, presentada en octubre de 2001 (de noviembre de 2002 hasta el 7 de enero de 2003 tuvo lugar la III Campaña), la Asociación de Internautas (AI) puso a disposición de los internautas el programa CheckDialer, desarrollado por Hispasec Sistemas.

CheckDialer es un programa para Windows que controla las conexiones que se realizan a través de un módem: detecta el número marcado y lo compara con una ‘lista negra’. Si el número coincide con alguno de los prohibidos, detiene la marcación y avisa al usuario.

Mediante la opción más restrictiva y segura, es posible configurar una lista de ‘números permitidos’ que serán los únicos con acceso a Internet. El programa se descarga gratuitamente y sólo pesa 139 KB.

Cómo actuar ante un fraude

Videntes, falsas ofertas de empleo, consultorios, premios imaginarios, concursos imposibles… se esconden detrás del 906 para exprimir al usuario. Esos timos se han trasladado al mundo online, donde las páginas porno o de contactos, sobre todo, atrapan a la víctima, que no es consciente de lo ocurrido hasta que lee la factura. No en vano, las conexiones a Internet mediante líneas 906 protagonizaron las quejas al Defensor del Internauta en 2002 (año en que 24.000 españoles fueron estafados a través de la Red), pues representaron la cuarta parte de las 5.786 consultas recibidas.

La reacción habitual ante una factura que puede alcanzar los 6.000 euros es de incredulidad, y de confianza en que se trate de un error de cálculo. Tras cerciorarse de que la factura es correcta, no queda otra opción que “poner una denuncia en el juzgado más próximo”, como recomienda Miguel Pérez Subías, presidente de la AUI, pues es imposible averiguar quién hay detrás del 906.

En las denuncias por fraudes en los servicios 906 es conveniente especificar la página web desde la que se descargó el dialer, según recomienda la Dirección General de Telecomunicaciones, pues es una información necesaria para comprobar el incumplimiento del código de conducta. Sin embargo, en la mayoría de los casos el usuario desconoce la página que le modificó la conexión.

Los pasos a seguir para frenar el fraude 906, según recomendaciones de la AUI, son:

  • Informar a la Comisión de Supervisión de los Servicios de Tarificación Adicional de los sitios web que no se ajusten a la legalidad, tomando nota de la dirección de la página que trata de modificar el acceso a la Red sin el consentimiento del usuario.
  • Pagar únicamente la parte de la factura aceptada. Si el banco no permite el pago parcial del recibo telefónico, el operador sí que está obligado a hacerlo.
  • Interponer una reclamación ante la Dirección General de Telecomunicaciones. Para tratar de identificar la página objeto de la denuncia, se puede acudir al ‘Historial’ del navegador y después a la base de datos WHOIS para relacionar un dominio con su propietario.

Se puede intentar una solución extrajudicial a través del Arbitraje de Consumo. Si la otra parte no quiere someterse al arbitrio, sólo queda la vía judicial, para la que es importante conservar toda la información posible: factura telefónica, correos electrónicos intercambiados con el demandado, relación de los archivos temporales de Internet, etc.

La AUI ha puesto a disposición de los usuarios un formulario de quejas que se remite a la Secretaría de Estado de las Telecomunicaciones, la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones y el Instituto Nacional de Consumo. Además ha solicitado a los organismos reguladores la transparencia de las facturas -para poder averiguar sin trabas quién está detrás de los cargos- y que los números de tarificación especial no se puedan utilizar en los servicios de datos (Internet).

“Estamos ante un problema real que va contra el desarrollo de Internet en España y que aumenta día a día. Usuarios, prestadores de servicio y operadores telefónicos coincidimos en el diagnóstico y en las soluciones para atajarlo, por lo que el regulador no tiene ninguna razón para no introducir los cambios que solicitamos”, afirma Pérez Subías, quien asegura que la AUI “tiene la promesa por escrito del Ministerio de Ciencia y Tecnología de no permitir que se puedan hacer conexiones con módem en los nuevos números 803, 806,…”, a partir de octubre.

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