Adoptar otro gato en seis pasos, ¡y sin peleas!

Una caja de cartón en el salón y cuidar las presentaciones entre los felinos son trucos para que la adopción de un nuevo gato tenga éxito
Por Eva San Martín 18 de febrero de 2016
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Imagen: belchonock
Imagen: belchonock

¿Pensando en adoptar otro felino? «La llegada de un gato a una casa donde ya viven otros animales conlleva algunos problemas iniciales, aunque con trabajo y paciencia lograremos resolverlos», advierte la veterinaria Patricia González, especializada en felinos. El motivo es que los gatos adultos necesitarán recolocar al recién llegado. Pero, si se siguen algunos pasos que se recuerdan en este artículo, es muy extraño que haya problemas o que las peleas entre los felinos se prolonguen. Será esencial, por tanto, cuidar las presentaciones, preparar la casa antes de su llegada, duplicar los mimos y ayudar al nuevo miembro a ganar confianza.

1. Habitación para el gato

Tras pasar por el veterinario -primer paso para adoptar un gato sin riesgo para los felinos que ya habitan en la vivienda- se necesita preparar una habitación apartada y cerrada para el recién llegado. Es importante que la estancia esté aislada del resto de gatos. Así se le ayudará a sentirse seguro y a adaptarse antes a su nuevo hogar.

En esa habitación estarán su cama, sus juguetes, agua y un arenero para que haga sus necesidades. ¿Una idea divertida? Colocar una caja de cartón para el felino. Dentro de ella se sentirá seguro y protegido.

2. Compartir juguetes

Una opción es ofrecer al gato los juguetes del resto de habitantes felinos (y perrunos, si los hubiera) de la casa, y viceversa. Así, cuando los haya utilizado, los juguetes pueden devolverse a los compañeros para que también puedan familiarizarse con el olor del nuevo miembro de la familia. El intercambio de olores entre los gatos favorecerá que se acepten y a reducir su estrés, algo que también puede conseguirse usando el mismo accesorio en el cepillado felino.

3. Invitarle a coger confianza

Por lo general, los gatos recién llegados no están de humor para jugar, por lo que la adaptación debe ser lo más tranquila posible y el ambiente, muy sosegado y libre de ruidos. Los cachorros y mininos con miedo buscan el rincón más recóndito de la habitación, un refugio donde ocultarse. Este espacio puede ser la parte trasera del sofá, un hueco detrás de la estantería de los libros o cualquier hueco similar. Lo recomendable es invitarle a que ocupe el centro de la estancia y evitar que se esconda. Una vez que se sienta seguro, ganará confianza en sí mismo y perderá el temor.

¿Cómo? Unas toallas o mantas pueden valer para tapar los bajos del sofá e impedir así que este inmueble le proporcione el escondite que busca. Su cama -mejor en alto- puede colocarse en mitad de la habitación. Llenarla de juguetes y colgarle algún móvil para golpear y corretear también será un apoyo para que el tímido recién llegado gane confianza en sí mismo. Y, por supuesto, las caricias y cuidados al resto de los felinos del hogar también deben incrementarse.

4. El saludo con los demás gatos

Los encuentros entre gatos deben realizarse paso a paso. Lo idóneo es utilizar el transportín para estos primeros acercamientos y colocarlo con el nuevo miembro dentro en un lugar central del salón o la habitación frecuentada por los felinos. «Los demás gatos se acercarán a olerle, a reconocerle, poco a poco, cada uno a su ritmo», explica González. Unas golosinas o latas de comida a una distancia reducida del transportín pueden animar este contacto y hacer que los felinos vean al recién llegado como algo positivo.

Estos primeros encuentros deben ser el único contacto durante los cuatro o cinco primeros días del gato en casa. Las reuniones protegidas de este modo pueden realizarse durante media hora, varias veces repartidas a lo largo de la jornada.

5. Abrazos peludos

Tras cuatro o cinco días de contactos con el transportín, será el momento de tomar al felino en brazos y sentarse en un sofá o sillón cómodo, para que el resto pueda acercarse y tocarle. Eso sí, no hay que soltarle. Sus dueños deben ser mediadores en estos acercamientos.

Los gatos podrán olerse, rozar sus cuerpos y tocarse con la protección de los brazos de sus amos. Las palabras amables, pronunciadas en un tono suave y cariñoso serán agradecidas por todos los peludos inquilinos y ayudarán a liberar tensiones. Si, además, se acompañan de caricias y premios comestibles, el estrés se reducirá de forma notable.

6. Encuentros vigilados entre gatos

Diez días después de su llegada a casa, los felinos ya están preparados para encontrarse sin la mediación física del transportín o la protección total de los brazos del dueño. Llega el ansiado momento de que los gatos puedan inspeccionarse, olerse, tocarse y, por supuesto, jugar en libertad. Estos encuentros, sin embargo, también deben ser supervisados.

Tampoco hay que dejarles juntos al ausentarse de casa hasta que no se esté seguro de que los conflictos han cesado. Aunque es normal que algún felino bufe un poco o sea algo más gruñón que los demás, las peleas entre gatos no son productivas y deben evitarse, pues solo servirán para hacerse daño y aumentar la agresividad entre ellos. Las refriegas entre felinos, si se dan, hay que pararlas de golpe, es decir, separarles e intentarlo de nuevo más tarde. Este tipo de peleas, sin embargo, no siempre se dan y cuando ocurren, se reducen con el tiempo.

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