La cesárea en la perra: un parto frecuente en las razas chatas

Un parto difícil o la falta de fuerza en las contracciones son motivos para practicar una cesárea a una perra parturienta
Por Carolina Pinedo 12 de julio de 2012
Img bulldog ingles perra listado
Imagen: Wikimedia

Las razas de riesgo para tener un parto por cesárea son las pertenecientes a las braquicéfalas, es decir, hembras con cabeza grande con respecto al resto del cuerpo y que son chatas. Algunas de estas razas son: Bulldog Francés, Bulldog Inglés, Boston Terrier o Pug. Las cesáreas en hembras caninas se realizan en escasas ocasiones, excepto en las razas de riesgo. En este artículo se explican cuáles son las causas más comunes para practicar la cesárea, si esta supone algún riesgo para la vida de la hembra, cómo se practica y cómo será la recuperación, además de qué hembras tienen riesgo de parir con cesárea.

Los controles de las perras antes y durante la gestación son numerosos en la actualidad. Por ello, es más fácil detectar problemas durante el proceso de gestación de la hembra y programar cesáreas. Así se evita poner en riesgo la vida de la hembra y de los cachorros.

Causas más comunes para practicar la cesárea

Las causas más habituales por las que se debe practicar una cesárea a la hembra canina son:

  1. Un parto laborioso y difícil (distocia), sea cual sea su causa. Como en caso de que los cachorros sean muy grandes, en comparación con la madre.

  2. Falta de fuerza en las contracciones (atonía uterina).

En definitiva, cualquier complicación que pueda afectar «tanto a la salud de la madre como, sobre todo, al bienestar de los cachorros, puede indicar la necesidad de practicar una cesárea», asegura el veterinario Manuel Lázaro.

Cesárea en perras: ¿riesgo para su vida?

Los medios técnicos actuales, ecografía, anestesia y técnicas quirúrgicas ayudan a que la cirugía por cesárea sea muy segura, de forma que «los riesgos de la práctica de una cesárea son similares o incluso más bajos que tratar sin cirugía un parto complicado», comenta Lázaro.

Los veterinarios valoran la viabilidad fetal, es decir, si los cachorros saldrán adelante. Para ello cuentan con una herramienta muy útil: las ecografías. Con ellas se puede comprobar el latido cardíaco de los cachorros, si hay sufrimiento fetal y si están bien colocados en el canal del parto en el momento del nacimiento.

Cirugía por cesárea en la perra y su recuperación

Una cirugía por cesárea dura alrededor de 45 minutos y la perra necesita dos días de hospitalización

Una cirugía por cesárea dura alrededor de 45 minutos y requiere dos días de hospitalización. En cuanto a la recuperación, si la cesárea no ha supuesto otras complicaciones, es en su mayoría satisfactoria.

Para que la recuperación de la progenitora y los cachorros sea adecuada, hay que reanimar de manera correcta a los cachorros, tal y como lo haría la hembra. Al estar imposibilitada para hacerlo y hasta que se recupera, son las personas que atienden el parto quienes han de cuidar de los animales en sus primeros minutos de vida.

Simón Martín, veterinario de la Fundación ONCE del Perro-Guía, explica los tres pasos fundamentales que se deben llevar a cabo una vez que se tiene el cachorro en las manos:

  1. Quitar las envolturas fetales o placenta. Se debe limpiar a la cría desde la cabeza hacia la parte posterior.

  2. Estimular su circulación.

  3. Estimular el ritmo cardíaco.

  4. Aspiración de los restos de líquido amniótico que hayan quedado en la cavidad nasal, esto es, desobstaculizar sus vías respiratorias.

Tanto la circulación como el ritmo del corazón se activan con masajes cardiorrespiratorios, que se llevan a cabo con una toalla caliente y seca. Una vez que los cachorros estén limpios y estabilizados, hay que procurar que se amamanten cuanto antes para que tengan una alimentación adecuada y así evitar el riesgo de que la hembra pueda sentir rechazo hacia sus crías.

Es habitual que las perras de razas chatas como el Bulldog Inglés requieran cesárea

Los cuidados de la hembra, explica la veterinaria Ana Cameno, pasan por vigilar la herida quirúrgica, hacer curas en la zona con un producto desinfectante y procurar que coma de manera correcta, sobre lo cual el veterinario podrá recomendar el pienso más adecuado. La hidratación también es importante, así que es fundamental que la perra beba suficiente agua para recuperar el líquido que pierde al amamantar a sus cachorros.

Perras con riesgo de parir con cesárea

Las perras de razas braquicéfalas, como el Bulldog Inglés, paren en la mayor parte de los casos por cesárea programada. Así lo asegura el veterinario Simón Martín, que añade que el número de cesáreas aumenta en las clínicas veterinarias en función del número de personas que tienen hembras de razas braquicéfalas o chatas.

Por otro lado, alrededor del 20% de los partos que se atienden en las clínicas veterinarias españolas son por cesárea, calcula Martín. Pero el riesgo que corre la hembra durante la intervención quirúrgica no es alto. En todo caso, puede peligrar la vida de los cachorros debido al uso de anestesia y que haya sufrimiento fetal. De ser así, las crías nacen muertas o pierden la vida a las pocas horas de su nacimiento.

El número de cachorros que alberga la perra en su útero no es, sin embargo, un factor que influya en el hecho de que se produzca un parto por cesárea. Sí influye la incorrecta posición de los cachorros con respecto al canal de parto de la hembra y el hecho de haber parido antes por cesárea. Cuando una perra ha pasado por esta experiencia, es más probable que, si queda preñada de nuevo, tenga otro parto con cesárea.

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