Los peces también sienten dolor, según una investigación científica

Poseen receptores del dolor en el sistema nervioso que reaccionan a los estímulos
Por EROSKI Consumer 1 de mayo de 2003

Un equipo de científicos del Instituto Roslin y de la Universidad de Edimburgo (Escocia) ha demostrado que los peces, al igual que las aves y los mamíferos, sienten dolor. La investigación científica que prueba la percepción del dolor en los peces será publicada en el número de junio de la revista «Proceedings of Biology of the Royal Society».

La investigación, realizada con la trucha arcoiris, demuestra la existencia de receptores del dolor en el sistema nervioso de los peces que reaccionan a los estímulos. Asimismo, los científicos descubrieron que la aplicación sobre la piel de sustancias nocivas puede producir cambios profundos y duraderos en su comportamiento y su fisiología, como ocurre con los mamíferos superiores.

La presencia de «nociceptores» que responden a estímulos exteriores fue demostrada gracias a grabaciones electrofisiológicas. La actividad neuronal fue registrada en un pez anestesiado cuya cabeza fue sometida a estímulos mecánicos, térmicos y químicos.

«Encontramos 58 receptores situados en la cabeza de la trucha que respondían a por lo menos un estímulo», explicó la doctora Lynne Sneddon, que dirigió la investigación. «No obstante, los umbrales mecánicos de las reacciones son inferiores a los de la piel humana, lo que puede ser debido a una mayor fragilidad de la piel del pez», agregó.

Pero como la reacción a una sustancia nociva no es suficiente para demostrar la percepción del dolor, había que probar que el comportamiento del animal se ve afectado de manera negativa por la experiencia dolorosa y que esas modificaciones del comportamiento no son solamente debidas a un reflejo.

Para ello, los científicos escoceses estudiaron las reacciones de la trucha a estímulos exteriores inyectando sustancias nocivas en los labios de unos ejemplares y soluciones salinas en los de otros. La conclusión fue que en los peces que recibieron sustancias nocivas se constataron comportamientos anormales, «por lo que los experimentos permiten afirmar que, efectivamente, los peces sienten el dolor», según estos expertos.

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