El mayor iceberg del planeta se rompe en varios trozos

El B-15A no ha podido soportar la presión al encajarse contra tierra firme y se ha fracturado
Por EROSKI Consumer 8 de noviembre de 2005

El satélite de observación medioambiental ENVISAT, de la Agencia Espacial Europea (ESA), ha captado el resquebrajamiento del mayor objeto flotante del planeta, el iceberg B-15A, un coloso de 115 kilómetros de largo y una superficie de 2.500 kilómetros cuadrados.

En el origen de la fractura está su propia estructura interna y su deriva de los últimos años, que le había hecho encallar en la parte exterior del Cabo Adare, en el extremo septentrional de la costa de Tierra Victoria, en la Antártida. La descomunal presión soportada al encajarse contra tierra firme habría provocado líneas longitudinales de fractura en el iceberg, que acabaron por partirlo entre el 27 y el 28 de octubre en nueve esquirlas en forma de cuchillo y «una miríada» de fragmentos pequeños, informó la ESA.

Era el mayor objeto flotante del planeta, con 115 kilómetros de largo y 2.500 km2 de superficie

«Los grandes pedazos alargados sugieren que el B-15A se ha fragmentado por las líneas más débiles dentro del propio iceberg», explicó ayer Mark Drinkwater, de la Unidad de Hielo Oceánico de la Agencia. Esas líneas de fractura debían de venir marcadas, en su opinión, por fracturas y grietas profundas en el hielo de la Gran Barrera de Hielo de Ross de la que procede el témpano. Los fragmentos mayores resultantes de este nuevo colapso retendrán el nombre de su «padre» con variaciones distintivas, B-15M, B-15N y B-15P, según la denominación acuñada por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU.

El B-15A era el «hijo» mayor del B-15, una mole de hielo aún mayor que se desprendió en marzo del año 2000 de la plataforma helada del Mar de Ross y se dividió posteriormente en trozos en las inmediaciones de la isla McMurdo. El iceberg ahora fragmentado se había alojado en su deriva en el estrecho homónimo, alterando las corrientes marinas de la zona. Su nueva ubicación, que tal y como publicó CONSUMER EROSKI obligó a cambiar la cartografía de la Antártida, había diezmado además una de las colonias de pingüinos de la región, privados del paso a las aguas abiertas donde se alimentan. En primavera de este año, el B-15A viró hacia la lengua del glaciar Drygalski. Aunque el esperado choque no llegó a producirse, el acercamiento se saldó con la ruptura de la punta helada del glaciar.

El satélite ENVISAT de la ESA cuenta con el Radar de Apertura Sintética Avanzada (ASAR), que monitoriza todos los objetos flotantes de hielo desde principios de este año y ha sido el encargado de captar el final del témpano B-15 A.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube