El Ártico se derrite, cómo nos afecta

El derretimiento de la capa de hielo ártica, cada vez más evidente, empeora el cambio climático y daña la biodiversidad
Por Alex Fernández Muerza 23 de abril de 2014
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Imagen: Marion Doss

La capa de hielo del Ártico se derrite cada vez más, señalan los científicos. El aumento del cambio climático o la amenaza para especies como el oso polar son algunas de sus consecuencias negativas. Este artículo explica que el Ártico se derrite cada vez más, cómo nos afecta y la posible vía libre para extraer el petróleo y el gas ártico.

El Ártico se derrite cada vez más

La temporada de derretimiento del hielo marítimo del Ártico es cada vez más larga. Desde 1979 hasta 2013 se ha extendido, en promedio, cinco días por década. Así lo señala un reciente estudio publicado en la revista científica Geophysical Research Letters por investigadores del Centro Nacional de Datos sobre la Nieve y el Hielo (NSIDC) y de la NASA.

La cubierta de hielo del mar en el Ártico se ha reducido de forma abrupta durante las últimas cuatro décadas
El adelanto del derretimiento provoca que en algunos lugares el océano Ártico absorba la suficiente radiación solar como para derretir hasta 1,20 metros del espesor de la capa del casquete de hielo, según los investigadores. Una de las autoras del informe, Julienne Stroeve, del NSIDC, señala que la cada vez mayor duración de dicha temporada es consecuencia del calentamiento del Ártico, de manera que la cubierta de hielo marítima es cada vez más débil.

En concreto, los resultados de la investigación indican que si bien la temporada de derretimiento se alarga tanto en la primavera como en el invierno boreales, el fenómeno predominante es el inicio tardío del congelamiento.

Los científicos constatan que el cambio climático se nota más en el Ártico que en cualquier otra zona del planeta. Los estudios realizados durante los últimos años han descubierto que la temperatura del agua aumenta y que la cubierta de hielo del mar en el Ártico se ha reducido de forma abrupta durante las últimas cuatro décadas.

La cubierta del hielo del mar se encoge y se adelgaza, de manera que no habría que esperar muchos años para que durante el verano boreal el océano Ártico se quede sin hielo. Las imágenes por satélite recopiladas en los últimos años muestran las disminuciones de las extensiones de hielo. Además, este proceso cada vez es más rápido. Se estima que el Ártico se podría quedar sin hielo por 2030 o incluso antes, según Toni Pou, que formó parte de la expedición científica Amundsen al Ártico.

Cómo nos afecta el derretimiento del Ártico

A pesar de estar tan alejado de nosotros, el derretimiento del hielo del Ártico nos afecta de diversas formas:

  • Provoca el aumento del cambio climático y del nivel del mar. Pou explica que los polos son unas de las zonas más sensibles del planeta y tienen una gran influencia en el clima global. «Por ello es importante saber cómo están cambiando y de qué manera pueden afectar al resto del planeta», asegura. El deshielo del permafrost, el subsuelo terrestre que permanece congelado, contribuirá a intensificar el calentamiento global. Este hecho se debe a que en sus capas superiores almacena grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y metano, dos de los peores gases de efecto invernadero (GEI).
  • Supone la pérdida del hogar de muchos animales. Osos polares, focas, morsas o aves marinas dependen de la productividad biológica del mar y de las banquisas, las capas de hielo flotante de las regiones oceánicas polares. Los cambios en las temperaturas de la superficie y de las corrientes podrían afectar en gran medida a las poblaciones de peces marinos árticos, una fuente de alimentación de gran importancia para el mundo y vitales para la economía de la región. Se estima que el Ártico es el hogar de unos cuatro millones de personas.

¿Vía libre para el petróleo y el gas ártico?

El océano Ártico podría ocultar unos enormes yacimientos de petróleo y gas. Se estima que bajo sus aguas se podrían esconder hasta el 30% de las reservas mundiales no explotadas de gas y hasta el 13% de petróleo, sin olvidar unas cantidades importantes de diamantes, oro, estaño, plomo y otros minerales valiosos.

Si el deshielo se amplía cada vez más, el acceso a dichos yacimientos resultará cada vez más fácil. Se habla ya del «quinteto ártico»: Rusia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca y Noruega tienen derecho a una zona económica exclusiva de 200 millas que se extiende desde sus respectivas costas. Desde estos países ya se han realizado diversos posicionamientos para lograr los permisos necesarios. Rusia fue el primer país que en 2001 aspiró a un área en el Ártico. En aquel momento, la solicitud fue denegada por falta de datos. Sin embargo, los científicos rusos trabajan para demostrar que las cordilleras de Lomonósov y Mendeleyév son una continuación de la plataforma ártica nacional, de manera que su país tendría derecho prioritario para explorar estos valiosos yacimientos.

Diversos expertos y organizaciones conservacionistas y ecologistas señalan que la vía libre para la extracción de los yacimientos del Ártico supone diversas amenazas para el medio ambiente. En 2014 se cumple el 25 aniversario de la marea negra del petrolero Exxon Valdez, una de las mayores de la historia, cuyas consecuencias en Alaska todavía se sufren. Además, al aumentar el consumo de combustibles fósiles, supondría extender más su impacto negativo y retrasaría la generalización de tecnologías más limpias como las renovables.

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