Diez monumentos naturales que deberías visitar en España

Los monumentos naturales son elementos de la naturaleza de gran valor que merece la pena conservar y conocer
Por Alex Fernández Muerza 12 de octubre de 2015
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Imagen: Linda Hartley

Los monumentos naturales son espacios o elementos de la naturaleza con un alto valor paisajístico, geológico, histórico o de otro tipo, como una isla, una cueva, un bosque, un acantilado, etc. Su conservación aconseja un tipo de protección especial, ya que es frecuente que estén fuera de espacios más conocidos como los Parques Nacionales o Naturales. Diversas comunidades autónomas han establecido esta clasificación para darlos a conocer y conservarlos. Este artículo propone, en orden alfabético, diez monumentos naturales españoles que merece la pena visitar.

1. Arrecife Barrera de Posidonia (Andalucía)

El Arrecife Barrera de Posidonia se ubica en la costa de Roquetas de Mar (Almería). Este monumento natural es un entorno natural único en Andalucía y uno de los pocos similares de España. En ella habita la posidonia y, en concreto, la especie mediterránea, la posidonia oceanica. Gracias a sus características se pueden encontrar más de 800 especies animales, algunas de valor pesquero como lubinas, doradas, meros o salmonetes. Frente a ella se divisa la playa de Las Palmerillas.

2. Bosque de La Bañizuela (Andalucía)

Los monumentos naturales poseen un alto valor que requiere una protección especial
El Bosque de la Bañizuela, situado en Torredelcampo (Jaén), destaca por la antigüedad de muchos de sus árboles y arbustos, como los quejigos, el jazmín amarillo o las madreselvas. Posee un árbol singular, el arrayán de La Bañizuela. Esta especie, también conocida como mirto, tiene un porte arbustivo, pero éste sobresale por su gran tamaño, más propio de un árbol. El bosque cuenta, además, con casi 30 especies de árboles, arbustos y setas.

3. Ciudad Encantada (Castilla-La Mancha)

Ubicada cerca de Valdecabras (Cuenca), la Ciudad Encantada es un paraje único por sus formaciones rocosas calcáreas o calizas. A 1.500 metros de altura y en una amplia zona de pinares, estas formaciones de modelado kárstico se originaron hace unos 90 millones de años. Hay un recorrido de unos tres kilómetros de longitud para visitar sus elementos principales, con nombres peculiares por sus formas como los barcos, el perro, la foca o el Tormo Alta, símbolo del lugar y que se encuentra a la entrada.

4. Cueva de los Murciélagos (Andalucía)

Las Sierras Subbéticas albergan, a cuatro kilómetros de Zuheros (Córdoba), la Cueva de los Murciélagos, una de las cuevas más importantes de Andalucía. Recibe su nombre de las diversas especies de murciélagos que todavía la pueblan, aunque en menor medida que hace unas décadas. En ella se han hallado importantes restos arqueológicos del Neolítico y el Paleolítico Medio y en algunas de sus salas se pueden contemplar bellas formaciones de estalactitas, estalagmitas o gours (charcos en las rocas).

5. Glaciares Pirenaicos (Aragón)

Los Glaciares Pirenaicos se extienden por las comarcas de Alto Gállego, Sobrarbe y Ribagorza, en Huesca, a una altitud de entre los 2.700 y los 3.000 metros. En este monumento natural se encuentran montes importantes de la península, como el Posets, Maladeta, Aneto o Monte Perdido. Aunque todavía se pueden hallar algunas zonas de glaciares, están en proceso de desaparición.

6. Laguna del Arquillo (Castilla-La Mancha)

La Laguna del Arquillo está situada en Masegoso (Albacete), en la sierra de Alcaraz y encuadrada en la Ruta de Don Quijote. Su ubicación aislada y sus aguas, cuyo color cambia de blanquecino a azul durante el transcurso el día, le confieren un aspecto singular. En ella viven varias especies interesantes, como la rana de San Antonio o el galápago leproso.

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Imagen: Mario Modesto Mata

7. Los Barruecos (Extremadura)

Los Barruecos, en el término municipal de Malpartida de Cáceres, es monumento natural gracias a sus especiales características geológicas y biológicas. El paisaje destaca por sus «bolos», unas formas monolíticas globulares de granito. Especies como las tencas (unos peces apreciados en la zona por su sabor), la cigüeña blanca, la nutria, el lagarto ocelado, el águila culebrera o el milano real conviven en la zona.

8. Ojo Guareña (Castilla y León)

El sistema kárstico de Ojo Guareña está compuesto por más de 110 kilómetros de galerías, uno de los más grandes de la península. Ubicado al norte de la provincia de Burgos, en su interior se han encontrado 187 especies de invertebrados, varias especies de murciélagos y restos arqueológicos de entre el Paleolítico medio y la Edad Media. En la zona nidifican aves como el águila real, el búho real, el buitre leonado o el halcón peregrino.

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Imagen: Arco Ardon

9. Playa de Las Catedrales (Galicia)

La playa de Aguas Santas se encuentra en Ribadeo (Lugo). La forma peculiar de sus acantilados han hecho que se le conozca de popularmente con el nombre de playa de Las Catedrales. Sus arcos y cuevas se aprecian solo durante la bajamar, momento en el que se puede acceder a contemplar sus caprichosas formas.

10. Roque Nublo (Canarias)

El monumento natural del Roque Nublo es uno de los espacios naturales más emblemáticos de Gran Canaria. Se encuentra dentro del Parque Rural del Nublo, en el centro geográfico de la isla, en el municipio de Tejeda. El roque es de origen volcánico y se eleva 80 metros sobre su base y 1.813 metros sobre el nivel del mar.

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