Por muy urbanitas que seamos, podemos comer de manera sostenible. Esta fórmula implica dos claves: escoger alimentos que hayan sido producidos de forma respetuosa con el entorno y que, además, resulten amables con los productores. La Red de Ciudades por la Agroecología quiere ponerlo más fácil y reúne ayuntamientos, agricultores y ciudadanos con el fin de proteger el entorno rural del que todos nos beneficiamos y necesitamos para alimentarnos de modo saludable y a precios razonables. Conoce más de esta iniciativa.
Mientras que la demanda de alimentos ecológicos aumenta casi un 20 % en España, cada año se destruye superficie de producción agraria
Podemos comer de forma saludable y sostenible incluso en la ciudad, «pero hay que asegurarse de seguir una dieta equilibrada y que el alimento sea respetuoso con el planeta, así como con el sector social», apunta Daniel López, biólogo, doctor en Agroecología y coordinador técnico de la Red de Ciudades por la Agroecología. Este entramado trabaja centrado en la salud y el derecho a una alimentación sostenible y saludable. Creado en 2017, agrupa a un total de 14 ciudades españolas, entre las que se encuentran Zaragoza, Valencia, El Prat de Llobregat, Murcia, Madrid, Pamplona, Fuenlabrada y Córdoba, además de otros pequeños ayuntamientos.
Su propuesta surge de una duda pragmática: si la demanda de alimentos ecológicos aumenta casi un 20 % en España, ¿por qué cada año se destruye superficie de producción agraria en nuestro país? La respuesta para invertir esta tendencia, dice López, se encuentra en el campo, más concretamente en su respeto y cuidado. De hecho, la fórmula para revitalizar el entorno rural y que todos podamos comer de forma más saludable, optando por alimentos de cercanía y producidos con mayor respeto por el medio ambiente, se halla en equilibrar la relación entre la ciudad y la naturaleza. Según el biólogo, «el diálogo entre el campo y la urbe debe ser de igual a igual y basado en la colaboración: la ciudad necesita al campo para proveerse de alimentos de calidad y el entorno rural precisa de la urbe para venderlos».
Alimentos amigos del campo
Aunque España ocupa el primer puesto en producción ecológica de la Unión Europea, apenas el 7 % de su superficie agraria está dedicada a la obtención de hortalizas o frutas bajo el paraguas del alimento ecológico. Una cifra alejada de lo que ocurre en otros países más ambiciosos, como Austria, que se ha fijado llegar al 20 % de superficie ecológica en 2020.
Los productos biológicos están certificados (incluyen el sello de alimento ecológico), de modo que aseguran que para su obtención no se han utilizado químicos de síntesis que aumentan el rendimiento rápido de la cosecha, pero no cuidan aspectos esenciales para el entorno como el mantenimiento de la fertilidad natural del suelo.
Imagen: Pexels
Ideas para meter el campo en la ciudad
Cuando hagas la compra, puedes conformar una cesta más amable con el campo. El primer paso resulta sencillo: párate a indagar. «Para comer de manera más sostenible, hay que leer las etiquetas que recogen la información para conocer de dónde viene el alimento», señala López. Pero también considera importante atender a cuestiones sociales. «Si el alimento procede de un agricultor local, también estaremos asegurando nuestro apoyo al entorno rural y a su tejido económico», comenta.
Algunas ciudades han puesto en marcha experiencias que hacen más fácil comportarse como un urbanita de campo. Un ejemplo lo constituyen los mercados de productores locales, donde priman los alimentos de cercanía obtenidos por agricultores de la zona. Además, si tu localidad ya pertenece a la red, cualquier persona puede acercarse a la sede y preguntar cómo participar.
10 propuestas para que tu ciudad sea más agroecológica
La Red de Ciudades por la Agroecología ha creado este decálogo para apoyar a las urbes que quieren comer de forma más sostenible:1. Elaborar diagnósticos integrales sobre el sistema alimentario local, atendiendo a factores socioeconómicos y pautas alimentarias en función de barrio, sexo, renta y nacionalidad.
2. Desarrollar programas de información y sensibilización hacia la alimentación sostenible y saludable. Algunas ideas consisten en organizar eventos de gastronomía local y dieta mediterránea saludable y apoyar las variedades agrícolas y razas ganaderas locales, así como los alimentos ecológicos de proximidad, e incluso crear comedores escolares ecológicos.
3. Aprobar reglamentos y programas que apoyen la compra pública de alimentos con criterios sociales y de sostenibilidad para escuelas infantiles, comedores sociales, centros de día o infraestructuras de reparto de alimentos a domicilio para personas dependientes.
4.. Fomentar los alimentos frescos locales, ecológicos y de temporada en escuelas infantiles y otras cocinas de gestión municipal.
5. Facilitar el acceso a alimentación sostenible y saludable a grupos sociales de rentas bajas y territorios de baja densidad de población.
6. Potenciar canales de comercialización de proximidad de alimentos frescos locales, ecológicos y de temporada.
7. Desarrollar proyectos de extensión y dinamización local agroecológica.
8. Desarrollar o fortalecer estructuras y procesos de buena gobernanza alimentaria.
9. Coordinación de las políticas alimentarias con las políticas de cuidados e igualdad.
10. Proteger los usos agrarios sostenibles del suelo y ayudar a los jóvenes agrarios.
