Un millar de pacientes participarán en la prueba piloto para dispensar cannabis con fines terapéuticos en Cataluña

Durante un año se les suministrará, bajo receta médica, esta sustancia a través de cápsulas
Por EROSKI Consumer 7 de febrero de 2005

Un millar de enfermos de cáncer de mama, esclerosis múltiple o sida de los hospitales de Vall d’Hebron y el Clínico de Barcelona, el de Can Ruti de Badalona y el de Bellvitge de L’Hospitalet de Llobregat participarán en la prueba piloto para dispensar cannabis con fines terapéuticos, que, en principio, comenzará esta primavera en Cataluña. El objetivo: demostrar los efectos paliativos de esta sustancia en determinados pacientes. En concreto, aquellos que no encuentran remedio a sus males -vómitos y náuseas debido a un tratamiento de quimioterapia o dolores por una enfermedad crónica- con los fármacos actuales.

El Colegio de Farmacéuticos de Barcelona (CFB), entidad que ha promovido esta iniciativa, ya ha comunicado a los titulares de las 60 oficinas de farmacia elegidas para la prueba que ellos serán los encargados de elaborar las primeras cápsulas de marihuana que suministrarán, bajo receta médica, al millar de pacientes que durante un año tomarán cannabis por vía oral.

Los farmacéuticos catalanes son conscientes de que el proyecto ha despertado ciertas reticencias entre las autoridades sanitarias españolas y temen que el Gobierno acabe negando la colaboración de las farmacias comunitarias en este plan o que recorte el número de enfermos que fija la iniciativa catalana.

«Nuestra presencia en el proyecto es fundamental porque la red de farmacias comunitarias garantiza la proximidad del fármaco a los pacientes con dificultad de movilidad y porque el cannabis no es más complejo en su manejo y control que la morfina o la metadona», asegura Joan Borrás, presidente del CFB. «En las farmacias hay otros medicamentos con especial control, como los opiáceos -insiste Borrás-, que son manipulados por farmacéuticos y nunca han causado problema en su control y distribución».

De las 2.000 farmacias que hay en la provincia de Barcelona, el Colegio consultó sólo a unas 700 y unas 250 dieron un sí incondicional al plan. «Los demás no se negaron, pero no es necesaria su participación porque con 250 se cubren con creces las necesidades del proyecto», apunta Borrás.

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