Un diabético neozelandés vive desde hace diez años con células productoras de insulina extraídas de un cerdo

Están recubiertas de un material especial para aislarlas del sistema inmune y evitar así el rechazo del organismo
Por EROSKI Consumer 30 de marzo de 2007

Desde 1996 un diabético neozelandés de 41 años vive con células productoras de insulina extraídas de un cerdo y no necesita tratamientos para combatir el rechazo porque dichas células (islotes de Langerhans) se recubrieron de un material biocompatible, como si estuvieran en una cápsula, para aislarlas del sistema inmune del paciente. Las cápsulas permiten el paso de nutrientes y oxígeno para alimentar la célula, pero cierran el acceso a los anticuerpos del sistema inmunológico.

Es la primera vez que se demuestra que un trasplante de estas características es capaz de funcionar durante tanto tiempo y sin riesgo. Científicos de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) y de la empresa LCT, que ha desarrollado la tecnología, afirman que se trata de «uno de los mayores pasos en la utilización del trasplante como solución a la diabetes tipo 1». La técnica permitiría contar con una fuente inagotable de órganos y eliminaría la necesidad de fármacos contra el rechazo.

Los trasplantes de islotes obtenidos de páncreas humanos se empezaron a utilizar en 1988, pero aún queda mucho por andar en este ámbito. El objetivo del trasplante de islotes es lograr un mejor control metabólico para aliviar los daños que la diabetes ocasiona en el corazón, los riñones o los ojos. Estos implantes obligan a seguir un tratamiento con inmunosupresores de por vida que resulta tóxico, y muchos diabéticos necesitan seguir inyectándose insulina.

Al diabético neozelandés no le injertaron células humanas sino islotes de cerdo manipulados para no producir rechazo. Diez años después, las células siguen produciendo insulina y las cápsulas permanecen intactas, aseguran los investigadores.

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