La combinación entre la bacteria de la Salmonella y un analgésico podría frenar el crecimiento de tumores, según una investigación

Este hallazgo permitiría aplicar una estrategia de lucha contra el cáncer totalmente diferente a la utilizada hasta ahora
Por EROSKI Consumer 8 de octubre de 2007

La introducción en células enfermas de ratones de una variante atenuada de la bacteria «Salmonella enterica» hace que el principio activo de la «aspirina» sea capaz de frenar el crecimiento de tumores, según el hallazgo de un grupo de científicos.

Para llevar a cabo la investigación, que aparece en el último número de la revista «Nature Methods», los científicos emplearon como «caballo de Troya» para matar a las células cancerosas la variante de la «Salmonella enterica», la bacteria que causa trastornos gastrointestinales. Esta variante, que no produce la enfermedad y puede ser introducida en las células animales, había sido programada genéticamente para que originara una respuesta determinada, una vez alojada en el interior de las células, explicó Eduardo Santero, director de la investigación en el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo.

La cepa de la bacteria indujo un crecimiento de los tumores mucho menor en los ratones en los que había sido introducida y que habían sido tratados con salicitato, el principio activo del ácido acetilsalicílico. También demostraron que, una vez que se ha administrado el analgésico al ratón, la Salmonella es capaz de convertir un compuesto inocuo, el 5-fluorocitosina (5-FC), en un potente anticancerígeno empleado en la quimioterapia convencional, el 5-fluorouracilo (5-FU). El hallazgo «abre todo un mundo de aplicaciones potenciales en diversos campos de la medicina», señaló Eduardo Santero, director de la investigación en el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo.

El descubrimiento abre la puerta a una estrategia de lucha contra el cáncer «radicalmente distinta» a la utilizada hasta el momento, aseguró Santero. Esta estrategia, en vez de administrar quimioterapia desde el exterior, podría realizarse desde el interior de las células cancerosas, donde la bacteria fabrica la «medicina», apuntó el investigador. Además, el «fármaco» que se obtendría actuaría de forma preferente en las células cancerosas y tendría, por tanto, muchos menos efectos secundarios sobre los tejidos, agregó.

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