Identifican una sustancia que destruye las células cancerígenas y no daña las sanas

Evita que las células dañinas se alimenten de glucosa y provoca su muerte
Por EROSKI Consumer 7 de agosto de 2011

Investigadores estadounidenses han hallado un nuevo compuesto que inhibe de forma selectiva la capacidad de las células cancerígenas de alimentarse con glucosa y provoca su destrucción. El estudio, desarrollado por la Stanford University School of Medicine, ha comprobado que esta nueva sustancia solo actúa sobre un proceso biológico exclusivo de las células cancerígenas, por lo que no atacaría a las sanas y sus efectos secundarios en los pacientes enfermos serían mucho más reducidos.

La quimioterapia, el principal tratamiento en la lucha contra el cáncer, basa su funcionamiento en la destrucción de todas aquellas células que se dividen con rapidez, pero no es capaz de distinguir entre células sanas y enfermas. Por eso, la mayoría de estos fármacos acaban durante los tratamientos con células sanas, como las encargadas de la fabricación del pelo o las células sanguíneas.

En el desarrollo de esta investigación, los científicos centraron su estudio en las células culpables del cáncer de riñón, las responsables de un 2% del total de cánceres que se producen en Estados Unidos. La mayoría de estos tumores renales (casi el 90%) presentan una mutación genética específica que provoca un crecimiento celular imparable. Y fue en ese proceso de reproducción incontrolada en el que la investigación centró sus objetivos. «La mayoría de los tejidos normales del organismo no poseen esta mutación, por lo que un fármaco dirigido contra este punto vulnerable podría ser muy específico para las células cancerígenas», explica Giaccia, uno de los principales investigadores del estudio.

Para la obtención de resultados, los científicos aplicaron un total de 64.000 compuestos químicos diferentes sobre células cancerígenas poseedoras de esta mutación específica y luego buscaron indicios de muerte celular. De este proceso se obtuvieron dos sustancias, la STF-62247 y la STF-31. La primera de ellas ya fue descubierta por Giaccia en 2008 y en la actualidad se encuentra en proceso de ensayo preclínico. La segunda de ellas es la que ha descrito este estudio y ofrece nuevas oportunidades médicas ya que su mecanismo de funcionamiento es diferente a lo conocido hasta ahora. Tal y como explican los científicos, estos resultados posibilitan la creación de un fármaco con la combinación de ambas sustancias o de dos distintos, que permitirían la reserva de uno de ellos para el caso de que las células se hicieran resistentes al primer compuesto.

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