Los tensiómetros y su fiabilidad

En los últimos años han aparecido en el mercado multitud de aparatos para medir la presión arterial, aunque no todos cumplen los mínimos requisitos de calidad
Por Clara Bassi 30 de marzo de 2008
Img tensiometro
Imagen: Jos van Galen

La presión arterial se puede medir tanto en la consulta del médico o de la enfermera, como en la farmacia e, incluso, actualmente en casa, por parte del propio paciente. En los últimos años han proliferado nuevos modelos de tensiómetros, buena parte de ellos electrónicos, que permiten medir las cifras de presión arterial. Pero, ¿son todos igual de fiables? Ahora comprobar su fiabilidad ya está al alcance del usuario.

Distintos sistemas permiten medir las cifras de presión arterial (PA) en distintas situaciones. En la consulta del médico o diplomado de enfermería se dispone de tres tipos de aparatos: los tensiómetros de mercurio, que han caído en desuso, por ser tóxico (aunque sólo por inhalación, ingestión y contacto); los aneroides, que pueden ser móviles o de pared, y los tensiómetros electrónicos. En el caso de los aneroides y los electrónicos no contienen mercurio, según detalla Joan Bayó Llibre, médico de familia del Equipo de Atención Primaria El Clot, en Barcelona, y especialista en la automedición de la presión arterial.

AMPA Y MAPA

Pero, además de estos sistemas, disponibles en las consultas médicas, desde hace unos años también es posible medir la PA fuera de ellas. Para ello se han ideado dos sistemas: la automedida de la presión arterial (AMPA) y la monitorización ambulatoria de la presión arterial (MAPA). La AMPA es un sistema de medida que se aplica de manera habitual en el domicilio. Es un aparato electrónico, como los que hay en las consultas, que algún centro de salud deja al paciente para que, durante unos días, realice lecturas de forma estandarizada, o bien que los mismos pacientes compran para su uso particular.

Después, el tensiómetro con las lecturas registradas en su memoria o en papel se lleva a la consulta. Este sistema permite evaluar cuál es el control de la PA pero, de momento, no está indicado para el diagnóstico de la hipertensión (HTA). Por otra parte, la MAPA consiste en medir las cifras de PA a lo largo de 24 horas seguidas, con un tensiómetro electrónico. No todos los centros de atención primaria disponen de estos aparatos de uso clínico que se suelen ceder a los pacientes, tras las cuales se valoran las lecturas de las cifras de PA. De esta forma se recogen todas las variaciones de PA en un mismo día.

Fiabilidad

Un tensiómetro fiable debe estar validado por la Unión Europea y los protocolos de las Sociedades de Hipertensión

La fiabilidad de los tensiómetros varía en función del modelo o la marca. Para comprobar si un tensiómetro es fiable debería estar validado, esto es, deben cumplir las normas de fabricación de la Unión Europea (tienen la marca CE) y los protocolos de las Sociedades de Hipertensión que aseguran su fiabilidad. Cumplirlos implica que debe elaborarse un estudio con pacientes para comprobar que las lecturas del tensiómetro de referencia coinciden con las del electrónico. Además, el estudio debe publicarse en una revista científica de reconocido prestigio.

Sin embargo, todo este proceso supone un coste añadido por lo que no todos los fabricantes se ciñen a estos estándares de calidad, lo que implica que no todos los tensiómetros del mercado están validados. El más importante es el protocolo Internacional, obra de la Sociedad Internacional de Hipertensión (OMS/ISH). Antes, la Sociedad Americana de Hipertensión y la Sociedad Europea de Hipertensión tenían su propio protocolo, pero en el último congreso unificaron criterios y, desde entonces, existe sólo un único recomendado.

Los usuarios pueden consultar en las páginas web de la Sociedad Británica de Hipertensión y de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial, SEH-LELHA, qué tensiómetros están validados. Asimismo, también existen listados para comprobar la validación de los aparatos para medir la PA que se emplean en las farmacias.

En cualquier caso, ante la menor duda, es muy importante que los usuarios consulten a su médico de familia o diplomado de enfermería, pues «en los últimos cinco años la aparición de nuevos aparatos ha sido una auténtica explosión; cada vez aparecen más que se venden por televisión, a través de programas de teletienda, y que no han pasado los estándares de calidad», puntualiza Bayó. Otra característica que el usuario debe tener en cuenta es que los tensiómetros electrónicos tengan tanto la opción de utilizarse con corriente eléctrica -y no de pilas- como de pilas recargables, una opción que protege el medio ambiente.

Cifras, control y cumplimiento

Las personas hipertensas tienen unas cifras de PA de 140/90 mmHg (milímetros de mercurio). En las personas diabéticas, además de hipertensas, el control de la PA debe ser más estricto. Estos pacientes no deberían superar los 130/80 mmHg. Si las personas no son hipertensas lo recomendado es que, antes de los 40 años, se midan la PA una vez cada cuatro años y a partir de los 40 años una vez cada dos años, en la consulta de su diplomado de enfermería. Cuando los pacientes hipertensos tienen las cifras de PA controladas, el seguimiento puede realizarse cada tres y seis meses.

Cuando el control no es óptimo, el seguimiento debería ser mensual hasta que las cifras se normalicen. Los estudios realizados respecto al control de la HTA señalan que entre el 30% y el 40% de los pacientes hipertensos tienen bien controlada la PA, aunque en algunos centros sanitarios el porcentaje podría ser algo más elevado. Sin embargo, este nivel de control alcanzado no puede considerarse óptimo y dista mucho del registrado en los ensayos clínicos, donde el grado de control que se consigue es del doble, de entre el 60% y el 70%. En cuanto al cumplimiento terapéutico, se calcula que entre el 50% y el 70% de pacientes hipertensos cumplen de forma correcta el tratamiento, siguiendo las pautas de fármacos, dosis y horas prescritas por el médico.

Bayó informa que se ha puesto de manifiesto que el hecho de disponer de un tensiómetro puede influir en este resultado, en el sentido de que los pacientes, al disponer de un aparato, se implican más en la enfermedad. «Parece que los tensiómetros sí que ayudan a mejorar el grado de autocontrol y el cumplimiento», admite Bayó. De hecho, la SEH-LELHA está llevando a cabo un estudio a nivel nacional, denominado AMPAPRES, en el que los centros de atención primaria y hospitalaria distribuyen aparatos de automedida a pacientes hipertensos para estudiar cuál es el grado de control que alcanzan con el tratamiento prescrito.

EL FUTURO DE LOS TENSIÓMETROS

ImgImagen: Andreas D.

Una parte importante de la población hipertensa supera los 50 años y, a menudo, no es usuaria de las nuevas tecnologías. A medida que vaya transcurriendo el tiempo, en 10 o 15 años, y se diagnostiquen nuevos hipertensos que ya estén habituados a utilizar nuevas tecnologías como los móviles o los ordenadores, se potenciará aún más el uso de los tensiómetros electrónicos. Esta evolución de la población de hipertensos podría facilitar la puesta en marcha de una consulta ‘virtual’ de la hipertensión, explica Joan Bayó Llibre, médico de familia de Barcelona.

Este especialista ha explicado que el paciente, que tendrá su aparato para medir la PA en casa, podrá tomar las lecturas y enviárselas por sms a través del móvil o por internet al médico. Pero esta consulta virtual, que permitiría descongestionar en parte la atención primaria donde entre el 20 y el 25% de las consultas a médicos o enfermeras son por este motivo, no implicaría que el paciente dejase de acudir a ellas; una vez al año debería hacerlo para realizarse analíticas y un electrocardiograma, según Bayó.

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