Contaminación atmosférica y cáncer de pulmón

La exposición prolongada a la polución de la atmósfera puede provocar cáncer de pulmón, según un reciente estudio
Por Clara Bassi 23 de agosto de 2013
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Imagen: Chris Walsh

El tabaco no es el único causante del cáncer de pulmón. Así lo recoge un nuevo y amplio estudio europeo publicado en la revista científica ‘The Lancet Oncology’, que ha concluido que la exposición a la contaminación atmosférica a largo plazo también puede provocar adenocarcinoma pulmonar. Es este artículo se explica por qué la polución del aire debería incluirse como una causa más del cáncer pulmonar y cómo reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad oncológica.

El tabaco no es el único causante del cáncer de pulmón. Y los no fumadores no están a salvo de esta enfermedad. Esta es la dramática noticia que se desprende de un nuevo estudio europeo publicado en ‘The Lancet Oncology’, que ha concluido que la exposición a la contaminación atmosférica a largo plazo también puede provocar un subtipo de cáncer pulmonar denominado adenocarcinoma.

En los últimos años, se había observado un aumento de los casos de adenocarcinoma, uno de los cuatro subtipos de esta enfermedad oncológica que también pueden desarrollar los no fumadores, sin que se supiera la razón. Algunos estudios ya apuntaban que la contaminación atmosférica podía ser el motivo. Ahora la nueva investigación europea, una de las más amplias que se han realizado, lo ha relacionado hasta tal punto que los científicos participantes en ella proponen incluir la polución atmosférica entre las causas del cáncer de pulmón.

La contaminación atmosférica a largo plazo también puede provocar un subtipo de cáncer pulmonar
Este sondeo, denominado ESCAPE (Estudio Europeo de Cohortes sobre los Efectos del Aire Polucionado) y coordinado por la Universidad de Utrecht (Países Bajos), ha consistido en un meta-análisis de 17 estudios con datos de casi 313.000 personas de nueve países europeos residentes en zonas con distintos niveles de polución. Para ello, ha analizado diferentes fuentes de contaminación atmosférica por material particulado o partículas en suspensión (diminutas piezas de sólidos o de gotitas de líquidos en la atmósfera ambiental) que han incluido el tráfico, la industria y la calefacción doméstica, y ha corregido los resultados descartando otros factores de riesgo como la dieta, el tabaquismo y el trabajo.

Tras un seguimiento de 13 años, ha registrado que un total de 2.095 participantes desarrollaron cáncer de pulmón. El riesgo de sufrir esta enfermedad oncológica se incrementaba un 18% por cada aumento de 5 microgramos por metro cúbico (mcg/m3) de partículas contaminantes PM2,5 y ascendía a un 22% por cada aumento de 10 mcg/m3 de partículas PM10 (partículas de tamaño inferior a 10 micras, que corresponden a todo el rango de partículas finas pequeñas).

Contaminación nociva para el pulmón

Una de las conclusiones más preocupantes del estudio es que la exposición prolongada a la contaminación por partículas suspendidas en el aire no solo aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, en especial el de adenocarcinoma, sino que «la asociación entre la contaminación por partículas del aire y el riesgo de cáncer de pulmón persiste también en concentraciones por debajo de los valores límite de la calidad del aire de PM10 (40g/m3) y PM2.5 (25g/m3) de la Unión Europea. No hemos encontramos un umbral por debajo del cual no hay riesgo», ha advertido Mark Nieuwenhuijsen, investigador participante en el sondeo y responsable del programa de Contaminación Atmosférica del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL), de la Alianza ISGlobal. Por ello, según este especialista, «puede que se tenga que agregar la polución de la atmósfera, incluso a concentraciones actuales, a la lista de causas de este cáncer y reconocer que tiene efectos importantes en la salud pública».

«No hay un valor a partir del cual la contaminación atmosférica no afecte a la salud humana. Aunque los riesgos sean pequeños, en las zonas menos contaminadas, prácticamente toda la población está expuesta. Además, cuantos más años se tengan de exposición a un ambiente contaminado, más aumenta el riesgo. Por eso, la principal medida que se debe adoptar es disminuir los niveles de contaminación, porque se ha visto que tienen muchas consecuencias sobre la salud y no solo el cáncer de pulmón; las partículas PM 2,5 son más finas y pueden penetrar en el pulmón y más adentro, y viajar por el torrente sanguíneo, y afectar a otros lugares, mientras que las PM10, de mayor tamaño, se depositan en el pulmón», comenta Xavier Basagaña, también investigador del CREAL.

Cómo reducir el riesgo de cáncer pulmonar

A nivel individual, «para reducir el riesgo de cáncer de pulmón, hay que intentar vivir en una zona poco polucionada, lo que es más factible si se tiene dinero», apunta Ferran Morell, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Vall d’Hebron, de Barcelona.

Pero, sobre todo, «es fundamental no hacer deporte en la ciudad, como correr por una vía muy transitada por vehículos, ya que aumenta mucho el número de partículas inhaladas. De 6 litros de aire por minuto en reposo, se pasan a respirar 40 litros por minuto», advierte este experto en una época de pleno apogeo del running en las ciudades.

Asimismo, es conveniente evitar respirar el humo de la combustión de los hogares de leña, sobre todo en un espacio cerrado. «Los hogares de leña también polucionan mucho. Son muy comunes en países de Sudamérica donde cocinan con leña y conviven varias personas en la misma habitación», comenta Morell.

Otros agentes que provocan cáncer pulmonar son el radón, un gas que proviene de la tierra y que afecta a individuos que viven en casas de madera, así como a algunos mineros, o el amianto.

Ciudades del cáncer en China

La imagen de ciudadanos pekineses que utilizan mascarilla para intentar sortear las partículas del aire perjudiciales para la salud es cada vez más común en los medios de comunicación. La floreciente industrialización del país se ha efectuado a expensas del medio ambiente y de la salud de sus habitantes, por lo que en fechas recientes, las autoridades chinas no han tenido más remedio que reconocer la existencia de las denominadas “ciudades del cáncer”. Son ciudades altamente contaminadas por productos químicos tóxicos que merman la calidad del aire y del agua y son nocivos para la salud humana, puesto que pueden conducir al desarrollo de tumores malignos.

Ahora, la estrecha asociación encontrada por el estudio ESCAPE entre contaminación atmosférica y cáncer de pulmón justifica de lleno este calificativo. De hecho, un estudio reciente llevado a cabo por expertos de China, EE.UU. e Israel asegura que los habitantes del norte de China viven 5,5 años menos que quienes residen en las zonas de sur, porque han respirado un aire más sucio.

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