El botiquín perfecto

Tanto el botiquín doméstico como el que se lleva de viaje deben cubrir las necesidades básicas, ocupar poco espacio y estar bien ordenados
Por Clara Bassi 3 de mayo de 2013
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Imagen: AntonMatyukha

Un botiquín para el hogar debe incluir tanto material como medicamentos para tratar los problemas de salud banales. Como normas generales, la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) recuerda que se han de conservar siempre sus envases y prospectos, revisar sus fechas de caducidad y guardarlos lejos del alcance de los niños, entre otros aspectos. El de viaje, además, debe prepararse para el destino y la duración del trayecto. En este artículo se explica cómo deber ser un botiquín casero y uno de viaje, y qué medidas de seguridad hay que tener en cuenta.

En los viajes de toda índole no debe faltar nunca un botiquín que contenga los fármacos necesarios para el perfil de los viajeros, sus enfermedades y las características del trayecto. Pero, ¿sirven los mismos medicamentos del botiquín de casa? Lo óptimo es disponer de un kit básico para el hogar y otro de viaje, según la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC).

El botiquín de viaje

El botiquín de viaje debe contener lo necesario, acorde al lugar de destino y la duración del viaje
«El kit idóneo cubre las necesidades básicas, ocupa poco espacio y está bien ordenado», según la semFYC. Esta norma es válida tanto para el doméstico como para el de viaje. Pero, además, este último «debería ser más ligero que el de casa, portátil y resistente, para proteger los medicamentos de posibles golpes y salpicaduras», informa Elena Muñoz, médico de familia del Centro de Salud Escastell, de Menorca, y del Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud (PAPPS) de la semFYC. De hecho, algunos fármacos, como la insulina, la atropina y el glucagón, ya van provistos de un soporte especial.

Este botiquín debería contener lo estrictamente necesario, acorde al lugar de destino y la duración del viaje. En el caso de destinos tropicales, tiene que incluir un repelente de mosquitos, un preparado para purificar el agua, a base de yodo, fármacos para la profilaxis de la malaria y otros productos aconsejados en los centros de salud internacional o de Sanidad Exterior de cada comunidad. A ellos debería acudir el viajero con suficiente antelación para planificar bien el trayecto desde el punto de vista de protección de la salud. Allí se recomiendan vacunas y se da consejo médico para evitar contraer enfermedades transmisibles.

Medidas de seguridad para el botiquín de viaje

Además, los enfermos crónicos deben llevarse todos los medicamentos necesarios para tratar su enfermedad, porque en ciertos países podría resultarles difícil adquirirlos. Así ocurre en el Reino Unido con la insulina, que no se puede conseguir sin la receta de un médico del país, lo que implicaría pedir una cita médica para obtenerla. En otros casos, como en EE.UU., puede haber problemas para introducir ciertos medicamentos, según información de Muñoz.

De ahí que se aconseje a los viajeros llevar consigo las recetas médicas de los fármacos que transporte, para evitar problemas en las aduanas, así como un informe de su médico actualizado sobre la enfermedad crónica que padece y la medicación que necesite; conocer bien su seguro de salud y el de viaje; y anotarse el teléfono al que llamar, si le sobreviene algún problema de salud.

Si se llevan de viaje solo algunas pastillas (como dos comprimidos de paracetamol y dos de ibuprofeno), no es recomendable mezclarlas todas en un envase y, en vez de ello, es mejor recortar el blíster y asegurarse de que haya quedado su nombre en el dorso o, si no, escribirlo con un rotulador indeleble, comenta Muñoz.

También es conveniente llevar más cantidad de la medicación necesaria y guardarla en dos sitios distintos por si se extravía o la roban; transportarla en la bolsa de mano en vez de facturarla, para evitar que el viajero se encuentre sin ella en el destino; llevar los líquidos, como colirios o gotas oculares para lentillas, en envases nuevos sin abrir; asegurarse de que los medicamentos estén bien cerrados para impedir cualquier contaminación; conservarlos en las condiciones de luz y temperatura adecuadas; y cerciorarse de que queden fuera del alcance de los niños.

Consejos para el botiquín de casa

El botiquín de casa debe incluir tanto material como medicamentos para tratar los problemas de salud banales. Como normas generales, la semFYC recuerda que se han de conservar siempre sus envases y prospectos, no se pueden mezclar en un mismo envase y se debe revisar su fecha de caducidad. También apunta que el botiquín debe guardarse en un lugar seco, fresco, con poca luz y fuera del alcance de los niños y ser adecuado para las enfermedades de las personas que viven en el domicilio.

En síntesis, este kit doméstico debería incorporar:

  • Material para heridas simples que se pueden limpiar, sin recurrir a un profesional sanitario (solo cuando sean grandes, profundas o estén infectadas): una solución antiséptica, gasas estériles, esparadrapo adhesivo, tiritas, guantes, pinzas (para extraer un cuerpo extraño) y tijeras.
  • Para tratar el dolor leve y la fiebre: analgésicos como ibuprofeno y paracetamol (también antitérmico) y un termómetro.
  • Para las picaduras y reacciones alérgicas ante plantas o insectos: crema de hidrocortisona y dexclorfenidramina.
  • Para las quemaduras leves, de primer grado: una crema de cortisona y una crema hidratante, salvo que la herida sea grande, en cuyo caso se debe consultar.
Botiquín, fundamental en el autocuidado

El autocuidado comprende tres vertientes. La primera es la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades a través de la alimentación, el ejercicio físico, evitar los hábitos tóxicos, realizar actividades y disfrutar del tiempo libre.

La segunda es el manejo de los síntomas menores o dolencias leves, que requieren cierta educación en autocuidado para su manejo, como el estreñimiento, los vómitos, una pequeña herida, una quemadura leve y para los que no se requiere consultar a un profesional sanitario, a menos que se compliquen.

Y, por último, la tercera vertiente es el autocuidado por parte de los pacientes con enfermedades crónicas, como los diabéticos o los asmáticos.

“El botiquín se relaciona con la segunda vertiente, para tratar los síntomas leves”, precisa Elena Muñoz, médico de familia del PAPPS de la semFYC.

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