Enfermedades reumáticas

En la actualidad hay más de 200 patologías de origen y tratamiento diverso, caracterizadas siempre por un intenso dolor
Por Azucena García 12 de diciembre de 2005

Aunque la mayoría de las personas que sienten “dolor de huesos” aseguran tener reuma, en medicina no existe este término. Lo que en realidad padece el 22% de la población es alguna de las más de 200 enfermedades reumáticas, para las que existen unas causas y tratamientos diferenciados. Entre ellas, las más comunes son la artrosis y la artritis, que han de ser siempre diagnosticadas por el reumatólogo y sujetas al tratamiento y la dieta que éste determine.

El ‘reuma’ no existe

En medicina la palabra reuma no aparece en los libros. Al menos, no con el mismo significado con el que la utiliza una persona cuando afirma que padece esta enfermedad. Decir que tenemos reuma es como decir que tenemos ‘digestivo’ en lugar de gastritis. Quienes sienten dolencias o molestias relacionadas con el aparato locomotor deben acudir al reumatólogo y no fiarse de los consejos de otros, ya que pueden estar afectados por una de las más de 200 enfermedades reumáticas que reconocidas en la actualidad.

Una creencia muy extendida es pensar que padecemos reuma “como lo tuvo nuestro padre, nuestra madre o un hermano”. Sin embargo, hay que saber que este concepto es erróneo y que cada enfermedad reumática es diferente a otra, “con diferentes causas y diferentes tratamientos”. El vicepresidente de la Sociedad Española de Reuma (SER), Francisco Javier Ballina, insiste en que “cada enfermedad tiene que ser tratada de manera diferente

Cada enfermedad tiene que ser tratada de manera diferente

” y recuerda que las afecciones se pueden presentar en forma de inflamación en la columna, la rodilla o las manos, independientemente de que algún familiar también tuviera esta afección o no.

La SER, constituida por expertos españoles en enfermedades del aparato locomotor y el estudio de éstas, destaca entre las enfermedades reumáticas más frecuentes la artrosis, artritis reumatoide, osteoporosis, fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, lumbalgia, ciática, polimialgia y la gota. Todas ellas atacan al aparato locomotor (huesos, músculos y articulaciones) y se dan tanto en hombres como en mujeres e, incluso, en niños. “Estas enfermedades no entienden de sexo ni de edad”, señala el doctor Ballina.

Cuando se padece alguna de estas patologías, lo habitual es sentir dolor e hinchazón en las articulaciones (donde se unen dos huesos) y, especialmente, en las zonas del cuerpo en las que se produjo con anterioridad una lesión o un golpe. Por esta razón, las enfermedades reumáticas son muy frecuentes en deportistas, acostumbrados a forzar sus articulaciones y más proclives a golpearse en las rodillas o en los codos. Éstas son unas de las principales zonas afectadas, junto a las que soportan un mayor peso, como la columna o las caderas. También las manos, en el caso de profesionales que las utilizan cada día en su trabajo, como los agricultores, son uno de los puntos débiles del cuerpo humano, en los que una hinchazón persistente o un intenso dolor pueden servir de pistas para acudir al médico a consultar el origen de la dolencia y dar la voz de alarma ante una posible enfermedad reumática.

Causas

Como se ha explicado anteriormente, las enfermedades reumáticas aparecen más a menudo entre quienes practican deporte o utilizan reiteradamente una articulación concreta. Situaciones que provocan un sobreesfuerzo en los huesos y que pueden dar lugar, con el paso del tiempo, a una lesión. Esto significa que cualquier persona puede padecer una enfermedad reumática a lo largo de su vida, sobre todo, porque el abanico es muy amplio. Pero además, en toda patología de este tipo existe un componente hereditario que multiplica las posibilidades de desarrollar la enfermedad -como ocurre con la diabetes- si alguno de sus familiares la padeció antes.

Otra de las razones que se encuentran en el origen de las enfermedades reumáticas es la detección de una contractura muscular mantenida debido, según destaca el doctor Eliseo Pascual en el libro “Enfermedades reumáticas”, a defectos de la postura, por ejemplo, a la hora de sentarse en el pupitre de la escuela o en lugar de trabajo, al caminar o mientras se duerme. Diversos estudios aseguran que este factor tiene un papel muy importante a la hora de desarrollar el dolor de espalda o dorsalgia.

En el caso de la artrosis, la alimentación, la vida sedentaria o el estrés son algunas de las principales causas, puesto que pueden dar lugar a la obesidad o sobrepeso y acelerar el desgaste de rodilla, de cadera o de huesos en general. Lo que sucede es que se produce un reblandecimiento del cartílago o una pérdida de calcio que afecta al propio cartílago y al hueso que se encuentra por debajo, hasta llegar, en situaciones extremas, a la fractura de ambos. Por ello, los especialistas recomiendan seguir una dieta rica en frutas y verduras, sin exceso de proteínas, para ayudar en la regeneración de los huesos afectados.

Los especialistas recomiendan seguir una dieta rica en frutas y verduras, sin exceso de proteínas, para ayudar en la regeneración de los huesos afectados

Por último, las articulaciones pueden verse sometidas a un esfuerzo poco beneficioso para su salud tras un movimiento brusco o mal realizado, como levantar peso sin flexionar las rodillas, lo que produce, como en los casos anteriores, un fuerte dolor que no siempre tiene relación con el grado de la lesión o la severidad de la enfermedad.

Cuándo acudir al médico

Pese a que las enfermedades reumáticas son habituales -afectan a dos de cada diez personas- no hay que pensar nunca que están exentas de peligro, ya que pueden evolucionar y producir una degeneración importante de la zona afectada.

No hay que pensar nunca que las enfermedades reumáticas están exentas de peligro

Cuando aparezca un dolor, generalmente intenso, que persiste en el tiempo, hay que acudir al médico de cabecera para que éste realice un primer examen y decida el envío del paciente a la consulta del reumatólogo.

“Hay dos grandes falacias en torno a las enfermedades reumáticas -lamenta Francisco Javier Ballina-. Una, pensar que las enfermedades reumáticas son cosa de viejos con poca trascendencia y abandonarse a ellas, creer que son banales, porque cuanto más tarde se aborden, peor será el diagnóstico. Y la segunda, pensar que por las enfermedades reumáticas no se puede hacer nada, puesto que los tratamientos actuales dan la posibilidad de abordar esta enfermedad con muy buenos resultados”.

Una vez en la consulta de reumatólogo, éste elabora la historia clínica del paciente, a quien realiza una entrevista y una exploración para conocer de primera mano los síntomas del enfermo e intentar averiguar el origen de la enfermedad. “Además, se puede realizar una batería de análisis sanguíneos, pruebas de imágenes como radiografías o resonancias magnéticas, medición de la densidad del hueso y del volumen de los músculos, examen del estado del cartílago? La reumatología es una disciplina muy completa y el reumatólogo un gran experto”, defiende Ballina.

El trabajo de este especialista permite conocer y analizar las causas del dolor y el número de articulaciones afectadas, para realizar el diagnóstico correcto que lleve al tratamiento más adecuado a la dolencia del paciente. En algunos casos, puede ser necesaria una intervención quirúrgica, muy consolidada cuando se trata de corregir la artrosis de cadera y de rodilla, así como las sustituciones de cadera. Desde la Liga Reumatológica Española (LIRE), aseguran que algunos de estos tratamientos permiten “curar por completo” enfermedades reumáticas determinadas, aunque reconocen que éstas suelen ser crónicas y, por lo tanto, la función del tratamiento no es tanto la de curar como la de prevenir el dolor.

Prevenir el dolor

El dolor reumático más frecuente es el dolor inflamatorio que se produce por una lesión en el aparato locomotor, bien sea en el hueso, cartílago, ligamentos, tendones o músculos. No obstante, también se puede sentir dolor producido por afectación de los nervios periféricos o las raíces nerviosas, como ocurre en el caso de la hernia discal con ciática. El vicepresidente de la SER afirma que estos dolores “no siempre se pueden prevenir”, como ocurre en los pacientes cuyo origen de la enfermedad es genético, aunque considera que “sí se pueden prevenir las complicaciones”.

Encaminados a controlar el dolor y disminuir la inflamación, los tratamientos marcan un punto de inflexión a la hora de aliviar al paciente. Sin embargo, la Sociedad Española de Reumatología advierte de que “prácticamente el 95% de las enfermedades reumáticas cursan con un gran dolor para el paciente y, a pesar de todos los tratamientos, un 40% de ellos no lo tiene suficientemente controlado”. El dolor crónico característico de estas enfermedades es tal que suele producir sufrimiento e influye sobre las relaciones personales, familiares y sociales del paciente.

Además del tratamiento, hacer ejercicio moderado y controlar la alimentación son algunos de los remedios más importantes que se pueden poner en práctica para controlar el dolor,

Hacer ejercicio moderado y controlar la alimentación son algunos de los remedios más importantes que se pueden poner en práctica para controlar el dolor

puesto que, tal y como insiste el doctor Ballina, “la obesidad es mala para casi todas las enfermedades reumáticas”. Desde la LIRE van más allá y recuerdan que la dieta es más importante en determinadas patologías como la gota, que se produce por exceso de ácido úrico, por lo que no sólo animan a no consumir en exceso, sino a tachar también de la lista productos como el alcohol. El aporte extra de calcio para evitar la osteoporosis, la dieta mediterránea contra la artrosis y el ayuno para la mayoría de ellas son otra de las recomendaciones. “El ayuno disminuye la producción de algunas sustancias que aumentan el dolor y la inflamación -explica Ballina-, pero debe ser siempre controlado por un médico. Mejora el dolor y la inflamación, pero no cura la enfermedad. No obstante, en ninguna enfermedad reumática está regulado el ayuno estricto”.

Pero no hay que confundirse: el ayuno no es el gran remedio de las enfermedades reumáticas, ya que cada una tiene sus propias causas y tratamiento. Simplemente, se trata de un consejo más que puede mejorar el estado del paciente, tanto físico como anímico, pero que obliga a seguir siempre las recomendaciones del especialista y acudir a él ante el mínimo dolor. La prevención es el primer paso para curarse.

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