Fútbol y riesgo de infarto

Expertos concluyen que ver partidos de fútbol en el campo o desde el sofá aumenta la posibilidad de sufrir infarto de miocardio en personas con factores de riesgo
Por Teresa Romanillos 14 de julio de 2006

Que los aficionados al fútbol no se engañen. Sentarse delante del televisor a ver un partido o acudir al campo no es la mejor forma de liberar adrenalina y relajarse. Todo lo contrario. Los seguidores de este deporte sufren niveles altos de estrés mientras visualizan a su equipo y pueden, incluso, sufrir un infarto de miocardio. Durante el recientemente finalizado Mundial de Alemania se han puesto dos estudios en marcha para profundizar en el tema.

Hace unas semanas, un estudiante surcoreano de 25 años falleció a consecuencia del infarto que le sobrevino cuando seguía la retransmisión del encuentro del Mundial de Alemania que disputaba la selección de su país ante la de Suiza a través de una de las pantallas gigantes instaladas en las calles de Seúl. El fallecido se desplomó de forma violenta y fue trasladado de inmediato a un hospital donde ingresó cadáver. El estudiante seguía el encuentro en que Corea del sur quedó eliminada del Mundial, en compañía de más de 100.000 personas.

El caso de este estudiante no es un hecho aislado. De hecho, varios trabajos han constatado un aumento en el número de eventos cardíacos entre los hinchas, especialmente en los días de los encuentros más tensos y definitivos para ellos. Por ejemplo, un estudio británico evidenció que el número de ataques cardíacos aumentó en un 25% cuando Inglaterra perdió con Argentina por penales en el Mundial de 1998. Un grupo de investigadores suizos también encontraron que los ataques cardiacos en su país aumentaron nada menos que un 60% durante la Copa Mundial entre Corea y Japón de 2002, aunque la selección suiza no compitió.

Dos nuevos estudios

Por este motivo, la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) aprobó la realización de un trabajo en el que investigadores alemanes han analizado muestras sanguíneas de todos los aficionados víctimas de un ataque cardiaco durante el Mundial de Alemania 2006. «Los pacientes están siendo entrevistados para saber qué estaban haciendo precisamente cuando sufrieron el evento: si estaban viendo el partido, escuchándolo por la radio o incluso si estaban siguiendo los debates de expertos después del enfrentamiento», ha asegurado a la agencia Reuters el director de la investigación David Leistner, de la Universidad alemana Ludwing Maximiliano. Este especialista reconoce que el número de muestras de afectados ha aumentado los días en los que jugaba Alemania. Lo que los autores del estudio están buscando es la cantidad de hormonas de estrés que pueden causar los trombos en las arterias y desencadenar el infarto. Los primeros resultados no van a estar disponibles hasta el próximo mes de octubre.

Los niveles de hormona de estrés en saliva durante un partido son mucho más elevados de lo que se considera normal

En otra investigación que se está llevando a cabo en el Reino Unido, especialistas de la Universidad de Loughborough están monitorizando el ritmo cardiaco de los seguidores de la selección inglesa mientras visualizan el encuentro de su equipo, además de tomarles muestras de saliva en la primera parte del partido y al terminar. La primera determinación del estudio se realizó durante el partido Inglaterra-Paraguay. Según destacan los autores, el ritmo cardiaco entre los hinchas analizados se elevó hasta 100 pulsaciones por minuto, comparadas con las 70 que se consideran como normales. Asimismo, apuntan que los niveles de hormonas de estrés hallados en las muestras de saliva eran mucho más elevados de lo que se considera como habitual.

Tomar precauciones

La Fundación Suiza de Cardiología ha advertido que animar al equipo de fútbol sentado delante del televisor eleva las posibilidades de sufrir un infarto cardiaco, por lo que ofreció algunos consejos para mejorar la salud de los futbolistas pasivos. No estar en el campo no es una garantía ya que a la tensión de ciertos momentos como los goles, los tiros fallidos a puerta y, sobre todo, los penaltis, se suma habitualmente al consumo de alcohol y tabaco.

Esa institución explica que «es justamente a la hora de ver entrar en el terreno a jugadores como Ronaldo, Raúl, Ronaldinho, Beckam o Zidane cuando los corazones de los deportistas pasivos empiezan a latir más fuerte». Sin embargo, «el pulso de un telespectador inmóvil registra las mayores aceleraciones durante las acciones más tensas del juego, especialmente cuando los atacantes se acercan a la portería del equipo contrario».

Para evitar que el furor televisivo se convierta en un peligro para la salud, los expertos recomiendan a los televidentes que estiren las piernas con cierta frecuencia, que paseen durante el descanso entre los dos tiempos, que moderen su consumo de alimentos grasos y beban mucha agua y zumos. Para los casos más delicados, aconsejan ver los partidos siempre con amigos o familiares, para que, en caso de que sea necesario, puedan avisar a los servicios sanitarios.

EMOCIONES Y CORAZÓN

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¿Por qué aumenta el riesgo de padecer un problema coronario durante un partido de fútbol o en cualquier otra situación de estrés? Se sabe que el estrés emocional puede inducir una isquemia coronaria al aumentar las demandas miocárdicas de oxígeno, la frecuencia cardiaca y la presión arterial. Pero hay algo más. Un factor asociado al estrés que puede contribuir al evento coronario: el aumento de la coagulabilidad sanguínea. Se ha comprobado que existe una relación directa entre la función de las plaquetas y el estrés emocional, de tal forma que sujetos normales sometidos a un estrés agudo incrementan la capacidad de agregación de las plaquetas lo que puede facilitar la formación de un coágulo que obstruya una de las arterias coronarias.

Un estudio publicado recientemente en la revista Proceedings of The National Academy of Sciencies, aporta más información sobre este punto. Expertos del University College de Londres centraron su estudio en una treintena de hombres que habían sufrido infartos como consecuencia del estrés, corroborando el papel de las plaquetas y de la coagulación sanguínea. Además, el riesgo aumenta si al estrés se le suma la ira (como en el caso de una decisión arbitral injusta contra nuestro equipo). Experimentos en animales han confirmado que la ira aumenta la resistencia vascular coronaria e induce alteraciones isquémicas en el electrocardiograma. También se ha encontrado una relación entre los episodios de ira y la producción de espasmos en las arterias coronarias, sobre todo si estas presentan lesiones de ateroesclerosis.

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