Morgellón, una misteriosa enfermedad

Los expertos investigan para determinar si existe realmente el síndrome, que no presenta causa física, criterio diagnóstico ni tratamiento conocido
Por Jordi Montaner 2 de noviembre de 2006

Algunos expertos dudan de que el tal síndrome exista; sugieren que se trata de una alucinación o un delirio y por calificarlo de algún modo se refieren a una parasitosis delirante. Los pacientes dicen estar invadidos por un parásito indetectable y refieren signos de picor de naturaleza neurótica.

La paciente acude asustada a su médico de cabecera, le explica que siente como si «algo estuviera trepando por dentro de su piel en brazos y piernas». La piel refleja cierta tumefacción o hinchazón que el facultativo atribuye a un rascado ininterrumpido; nada más. La paciente explica horrorizada que en los poros de la piel ha divisado algo parecido a pequeños huevos blancos y extraños filamentos de color blanco, rojo o negro, como parásitos. Añade que se frota continuamente con vinagre y con una crema calmante que adquirió a través de Internet. El médico no ve nada extraño, tras examinar la piel con atención.

Lo malo es que no se trata de ningún caso aislado. En EEUU existe ya una comunidad virtual de internautas afectados por este raro síndrome bautizado como la enfermedad de morgellón que supera los cinco millones de asociados.

Científicos desconcertados

Stephen Stone, portavoz de la Academia Americana de Dermatología, asegura que «no hay una base científica para incluir este síndrome en un catálogo de dermatitis ni de enfermedades parasitarias» pero el Centers for Disease Control (CDC) de Atlanta se ha puesto a investigar. Dan Rutz (CDC) no desestima por ahora que la enfermedad esté en la órbita de los delirios psíquicos, ni que las llagas o pústulas detectadas en algunos pacientes sean, en realidad, autolesiones como consecuencia de un rascado enérgico de la piel.

«No hay una base científica para incluir este síndrome en un catálogo de dermatitis ni de enfermedades parasitarias»

«Sea real o no, la enfermedad impide a un número nada despreciable de personas llevar una vida normal; las alucinaciones de gusanos moviéndose por el interior del cuerpo pueden no corresponder a una realidad objetivable, pero son percibidas como tal por los pacientes», explica Rutz. El pasado verano, desde el CDC de Atlanta se emitió un comunicado según el cual esta agencia federal ha puesto manos a la obra y está reuniendo toda clase de evidencias en torno a la parasitosis delirante conocida como enfermedad de morgellón.

Origen y controversia

El nombre morgellon fue acuñado en 2002 por la bióloga Mary Leitao (McMurray, Pensilvania) quien describió por primera vez la enfermedad que azuzaba a uno de sus hijos y la relacionó con una carta que Sir Thomas Browne escribió en 1690 a un amigo. En ella da cuenta de unas pústulas enquistadas y pilosas que aparecían en la espalda de unos niños de la región francesa del Languedoc y que popularmente eran conocidas como morgellons (nombre provenzal antiguo para pequeña mosca). Corría por entonces el siglo XVII y no hay manera veraz de comparar registros de aquellas alteraciones con los signos que caracterizan hoy la enfermedad de morgellón.

Leitao dirige en la actualidad una fundación destinada a reunir fondos para investigar a fondo el misterioso síndrome, haciendo frente a una controversia pilotada por algunos médicos que la acusan de lucrarse a costa de una enfermedad inexistente. Greg Smith, reputado pediatra de Gainesville, Georgia, asume su «incapacidad para abusar de la buena fe de las personas y solicitar fondos para una enfermedad de la que no existe aún ninguna constancia científica».

William Harvey (Houston, Texas), en cambio, da crédito a Leitao y sugiere que la enfermedad de morgellón podría ser, en realidad, una variante de la enfermedad de Lyme. Por su parte, George Schwartz (Santa Fe, Nuevo Méjico) apunta a una enfermedad de naturaleza infecciosa desencadenada por la bacteria Stenotrophomonas maltophilia.

Desde el CDC de Atlanta, Dan Rutz asegura que hay más de una docena de investigadores trabajando a todo tren sobre el terreno y en distintas partes del país y no descarta reunir datos suficientes como para elaborar un informe oficial a finales de año.

DE CINE

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En la era de Internet, las leyendas urbanas circulan a mayor velocidad que los ensayos clínicos y no faltan candidatos a relacionar esta extraña enfermedad con la fenomenología paranormal. Rescatando el guión de Los invasores de cuerpos se recuerda que el síndrome se inició en una extensa zona rural al sur de Texas, y una enfermera del lugar, Ginger Savely, atestigua que los pacientes que ha visitado «presentan como motas negras que salen de sus lesiones y pequeñas fibras que estallan fuera de la piel en distintos colores».

Sólo en Austin, Tejas, hay registrados ya más de un centenar de casos. Los enfermos hablan de extraños insectos alojados bajo su piel y han probado de aliviar sus raros síntomas con todo tipo de remedios sin conseguir nada. Savely confiesa que la situación vivida en las consultas «tiene todos los tintes de una película de terror».

Travis Wilson estaba tan obsesionado con las fibras que desprendía su piel que intentó agarrar una con una pinza y extraerla como si se tratara de un pelo o una espina clavada. Su madre atestiguó que no pudo sacarse las fibras de ningún modo y que éstas seguían asomando por sus poros con sorna. La familia Wilson se gastó en un sólo año 14.000 dólares en medicinas (antiparasitarios) y consultas al especialista; hasta que Travis no pudo aguantar más y se suicidó.

Más de lo mismo, como para rodar una película. Una enfermedad con síntomas muy similares a los de morgellón se menciona en el primer capítulo de la novela de Philip K. Dick A Scanner Darkly (1977) y el director de cine Richard Linklater acaba de rodar una película basada en esta novela, con interpretaciones a cargo de Keanu Reeves, Robert Downey Jr., Woody Harrelson y Winona Ryder. Como era de esperar, corren rumores en la red sobre un posible montaje publicitario para atraer la atención sobre la enfermedad y, de paso, publicitar la reciente producción cinematográfica.

De nuevo Dan Rutz (CDC) ha tenido que salir en defensa de los presuntos enfermos y calificar de «altamente inverosímil» que un síndrome de estas características pueda haber sido inventado… Continuará.

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