Maltrato en edad avanzada

Entre un 4% y un 5% de los españoles mayores de 65 años sufre algún tipo de violencia
Por Montse Arboix 23 de enero de 2007

El maltrato en ancianos supone un grave problema socio-sanitario. Las personas de edad avanzada componen un colectivo que puede verse sometido a situaciones de abuso, desprotección y violencia. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su informe del año 2002, cifraba entre un 4% y 6% los ancianos que declaraban haber sufrido malos tratos. En EEUU, diez de cada mil habitantes sufren maltrato cada año, según el National Centre Elder Abuse. En nuestro país hasta casi un 5% de los ancianos recibe ayuda por haber sufrido violencia doméstica. Pese a que las cifras se estiman a la baja (algunos autores señalan que existe efecto iceberg, ya que sólo se notifican uno de cada seis casos), el maltrato aparece cada día con mayor incidencia aprovechándose de la situación de vulnerabilidad que comporta ser anciano.

Datos nacionales

Datos nacionales

El maltrato, abuso o negligencia hacia los ancianos, en instituciones o en el domicilio, no es un problema nuevo. En el Estudio del Defensor del Pueblo sobre la atención socio-sanitaria en España (Madrid, 2000) se recomienda, de acuerdo con el informe elaborado por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, incrementar la protección legal de las personas mayores frente a los malos tratos. En concreto, se tipifica con mayor concreción aquellas acciones que suponen maltrato a las personas de edad avanzada. La reforma del Código Penal, operada por la Ley Orgánica 11/2003, de 29 de septiembre, de medidas concretas en materia de seguridad ciudadana, violencia doméstica e integración social de los extranjeros, especifica como posibles sujetos activos del delito de maltrato habitual a las personas que por su especial vulnerabilidad se encuentran sometidas a custodia o guarda en centros públicos o privados, en una clara referencia a las personas mayores, y también a los menores, que se encuentran institucionalizados.

La víctima suele ser una mujer mayor de 75 años, con deterioro psicofísico y funcional, con trastornos de conducta asociados y socialmente aislada

Entre un 4% y un 5% de los españoles mayores de 65 años sufre algún tipo de violencia, e incluso hay especialistas que elevan este porcentaje al 8%. Pero la verdadera dimensión de este problema aún es desconocida debido, por un lado, a la dependencia y la vergüenza que impiden formular las denuncias y, por otro, la falta de conciencia sobre lo que significa el maltrato. Una de las últimas investigaciones realizadas sobre este fenómeno está firmada por María Teresa Bazo, catedrática en Sociología de la Ancianidad de la Universidad del País Vasco. Los datos son angustiosos: en el 68% de los casos se observó negligencia en el cuidado físico; en el 46% faltas en el cuidado afectivo y en el 10% maltrato físico. El maltrato psicológico-emocional se registró en el 32% de las situaciones, el material en el 17% y el sexual en el 1%.

Las agresiones físicas que reciben las mujeres, el 11%, son el doble que las que sufren los varones (5%). El maltrato psicológico y emocional es muy superior entre las ancianas, con un 36%, frente al 15% de los varones mayores. También el denominado abuso material, como la intervención en las cuentas bancarias o la apropiación de objetos y propiedades, es cuatro veces superior en las mujeres al que padecen los hombres mayores. El perfil de la víctima suele ser el de una mujer mayor de 75 años, con deterioro psicofísico y funcional, con trastornos de conducta asociados a enfermedad mental y socialmente aislada.

También son muchas las categorías de maltrato, desde la infantilización, despersonalización y deshumanización, y sus formas de violencia, ya sea por abuso físico, sexual, psicológico, financiero, por omisión de cuidados, abandono, vulneración de derechos y un sinfín de maneras, que cada vez son más comunes las instituciones socio-sanitarias (los datos extraídos del Foro Internacional de ONGs sobre envejecimiento revelan que el 48% de ancianos maltratados en el seno de la Unión europea estaban institucionalizados). Ante tales cifras, los expertos consideran que la atención a los cuidadores de personas mayores, sobre todo en el seno de la familia, puede contribuir en gran medida a evitar situaciones de malos tratos.

Sobre la pista

Sobre la pista

Los indicadores de que existen malos tratos dependen del tipo de abuso que se infrinja. Los síntomas y signos de maltrato son muy variados y se presentan de diferentes formas. Cuando existe negligencia física y omisión de cuidados, los signos se traducen en un mal estado higiénico y descuido, sobre todo si se contrastan con el aspecto de quién acompaña al anciano. Desnutrición y deshidratación sin causa patológica aparente, ropa en mal estado general o mal olor penetrante, suelen ser algunas de las características más obvias.

El abuso psíquico se da en aquellas situaciones en que el anciano recibe amenazas por parte de su cuidador, ya sean de abandono o de institucionalización. Esto se traduce en alteraciones emocionales de la víctima como depresión, confusión, ansiedad, pérdida de autoestima o nerviosismo. También es habitual que el anciano presente actitudes instintivas de defensa y extrema cautela frente al cuidador. En los casos de negligencia psicológica, el cuidador trata al mayor con una relación de total indiferencia y le niega la posibilidad de relacionarse con otras personas.

En los casos de negligencia psicológica, el cuidador trata al mayor con una relación de total indiferencia y le niega la posibilidad de relacionarse con otras personas

Una adecuada investigación social puede llevar a sospechar que se está manipulando las pertenencias o patrimonio del anciano. Este supuesto nunca es fácil de detectar y, a veces, es necesario adoptar medidas de carácter judicial. Habitualmente, los servicios sociales detectan estos casos cuando el mayor es llevado de forma frecuente a los servicios de urgencias, con exacerbaciones de su enfermedad crónica a pesar de disponer de los recursos e información adecuada por parte del cuidador, con una demora en la demanda de atención médica y los facultativos observan una administración inadecuada de los fármacos, tanto en dosis infraterapeúticas, por toxicidad o el empleo de fármacos psicotropos sin la prescripción médica.

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