Las crisis humanas más olvidadas

Médicos Sin Fronteras recuerda las diez crisis más ignoradas en el mundo durante 2006 y las enfermedades que en estos países armados asolan a gran parte de la población
Por Miren Rodríguez 17 de enero de 2007

Médicos Sin Fronteras, organización internacional médico-humanitaria que aporta su ayuda a poblaciones en situación precaria y a víctimas de catástrofes de origen natural o humano y de conflictos armados, ha elaborado un informe en el que se recoge la lista de las crisis más olvidadas en las agendas mediáticas de 2006.

Como consecuencia de estos conflictos las diferentes poblaciones se desplazan a otras zonas huyendo de la violencia, aumentan los casos de desnutrición infantil -«más de 60 millones de niños pueden presentar signos de desnutrición aguda, caracterizada por una pérdida repentina de peso o síndrome de emaciamiento, por lo que corren un serio peligro de muerte, a menos que reciban atención especializada»- y hacinamiento, falta de higiene, imposiblidad de acceso a tomar agua potable y la aparición de enfermedades como la tuberculosis.

Países que demandan una mayor atención por parte de la comunidad internacional

El pasado año la población civil de la República Centroafricana (RCA) fue de nuevo víctima de la violencia durante el último episodio de un conflicto plagado de golpes de Estado y rebeliones desde que el país se independizó de Francia en 1960. Y una vez más, el sufrimiento de los 3,6 millones de habitantes del país ha pasado ampliamente desapercibido a los ojos del mundo. MSF empezó a trabajar en el noroeste de la RCA en noviembre de 2005 y fue ampliando sus actividades durante 2006, ofreciendo atención primaria y secundaria de salud en Kabo, Batangafo, Paoua, Markounda, Boguila y sus alrededores, a personas sin acceso a los servicios de salud más básicos.

El conflicto en Chechenia y sus consecuencias para la población civil tampoco ha centrado la atención mundial. Aunque su intensidad haya podido disminuir, para muchas personas que han vivido los altibajos de este amargo conflicto que dura ya doce años, las cicatrices físicas y psicológicas siguen estando ahí. «El año pasado se produjo un aumento de la violencia en las vecinas repúblicas de Ingusetia y Daguestán, pero los trabajadores internacionales de ayuda, los observadores y los periodistas todavía tienen un acceso limitado a la región», reza el informe. MSF continúa proporcionando una muy necesaria atención médica y psicosocial a los chechenos más vulnerables, tanto en albergues temporales como en zonas rurales pobres donde la infraestructura de salud es casi inexistente.

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La población civil de Sri Lanka padece las consecuencias de los enfrentamientos que se reanudaron en agosto de 2006, especialmente en el Este y el Noreste del país. Los bombardeos se han intensificado en estas regiones, provocando el desplazamiento de decenas de miles de personas. Otras se encuentran atrapadas y no pueden huir. Como resultado, algunas autoridades intentaron limitar las actividades de las organizaciones humanitarias e incluso evitar que tuviesen acceso a las zonas de conflicto, incluyendo hospitales dependientes del Ministerio de Salud que habían solicitado ayuda externa.

Los habitantes de la República Democrática del Congo (RDC) votaron en 2006 en unas elecciones presidenciales y parlamentarias democráticas por primera vez en décadas. Las elecciones pusieron brevemente a la RDC en el punto de mira de los medios de comunicación, pero la inexorable situación de privación y violencia que padecen millones de congoleños sigue pasando desapercibida. El Este del país, rico en minerales, es escenario de violentos enfrentamientos entre varios grupos armados, que someten a la población civil a brutales condiciones de vida.

El conflicto actual en Somalia puede atraer la atención pública mundial de forma muy efímera y esporádica, pero las terribles condiciones de vida a las que se enfrenta la población somalí continúan estando relegadas al olvido. Durante los últimos quince años, Somalia ha vivido un conflicto interno que ha tenido consecuencias desastrosas para la salud de su población. El país presenta algunos de los peores indicadores sanitarios del mundo: se estima que la esperanza de vida es de 47 años y más de una cuarta parte de la población infantil muere antes de cumplir los 5 años de edad. En 2006, la situación se caracterizó por intensos estallidos de violencia en la capital, Mogadiscio, y en las regiones de la periferia.

Hace cinco décadas que Colombia se encuentra sumida en un violento conflicto y únicamente Sudán la supera en número de desplazados internos. Masacres, ejecuciones, intimidaciones y miedo son parte inevitable de la vida diaria de los civiles en las zonas afectadas por el conflicto.

Con la excepción de un corto respiro tras las elecciones presidenciales en febrero de 2006, la violencia y la inseguridad han sido generalizadas en Puerto Príncipe, la capital de Haití. El número de pacientes tratados en cuatro estructuras médicas de MSF en Puerto Príncipe es una muestra clara de las consecuencias de este incesante conflicto urbano de baja intensidad.

El incesante conflicto en varias partes de India -incluyendo los estados de Assam y Manipur, en el Noreste del país, que situaron a India entre unos de los 10 países en crisis más olvidados- también pasa prácticamente inadvertido para el resto del mundo.

La tuberculosis, en aumento cada año

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Aunque en Occidente muchos consideran que la tuberculosis es un mal de otros tiempos, el coste en vidas humanas de esta enfermedad en todo el mundo, particularmente en los países en desarrollo con alta incidencia de VIH/sida, va en aumento. Cada año, esta enfermedad causa la muerte de dos millones de personas, se estima que unos nueve millones contraen la enfermedad y aparecen 450.000 nuevos casos de tuberculosis multirresistente a los medicamentos.

Esta preocupante situación empeoró en 2006, cuando una encuesta realizada entre 544 pacientes en Kwazulu Natal, Suráfrica, reveló que el 10% había desarrollado una cepa extremadamente resistente a los antibióticos de primera línea y a los dos fármacos de segunda línea administrados cuando los de primera dejan de ser efectivos. Casi todos los pacientes murieron y en la actualidad se desconoce el alcance de esta cepa. El tratamiento estándar de la tuberculosis fue desarrollado entre los años cincuenta y sesenta, mientras que la prueba realizada con más frecuencia para diagnosticar la enfermedad -el análisis de esputos al microscopio- fue desarrollada en 1882 y sólo detecta la mitad de los casos. Los métodos diagnósticos y los tratamientos que se utilizan actualmente están todavía menos adaptados a pacientes con VIH/sida,

Los métodos diagnósticos y los tratamientos que se utilizan actualmente están todavía menos adaptados a pacientes con VIH/sida
a pesar de que este mal es la primera causa de muerte entre estas personas.

Las cifras ponen de manifiesto los años de olvido y abandono: de las nuevas 1.556 entidades químicas comercializadas en todo el mundo entre 1975 y 2004, solamente tres iban destinadas a tratar la tuberculosis. Aunque hay algunas iniciativas en curso, se requieren muchos más esfuerzos para responder al catastrófico impacto de este mal, tal y como subraya MSF. “Ninguno de los fármacos actualmente en desarrollo, aunque prometedores, mejorarán radicalmente el tratamiento en un futuro inmediato. El hecho de que la tuberculosis acabe con millones de vidas en todo el mundo cada año es una clara muestra de que el enfoque actual no funciona”, afirma el Dr. Tido von Schoen- Angerer, director de la Campaña para el Acceso a Medicamentos Esenciales de MSF. “Los métodos que tenemos para tratarla y diagnosticarla están anticuados y son desgraciadamente insuficientes, y no vemos que exista la urgencia necesaria para abordar esta enfermedad”, lamenta .

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