El peor lugar para ser niño

Numerosos países no reúnen unas condiciones óptimas para el bienestar infantil, incluso en las regiones industrializadas
Por Azucena García 18 de septiembre de 2009
Img ninos india
Imagen: Juanma Mendo

Hambre, guerras y epidemias son los mayores enemigos de los niños. Diversos informes confirman que en determinadas zonas del planeta la situación mejora para ellos, pero incluso en los países industrializados tienen carencias. Son el grupo más vulnerable y la crisis económica actual no contribuye a mejorar su situación: la tasa de mortalidad infantil ha descendido en los últimos años, pero todavía debe bajar más; los conflictos armados se nutren de niños soldados, cuyas secuelas psicológicas son a menudo mayores que las físicas; y en los países desarrollados, el crecimiento del PIB no es proporcional al nivel de bienestar infantil.

Mortalidad infantil

Hace apenas unos días, UNICEF anunciaba un hito: ahora mueren menos niños que hace dos décadas. Se ha pasado de 12,5 millones de muertes infantiles en 1990 a 8,8 millones en 2009. Pero esta cifra podría ser todavía menor. “Evitar estas muertes no es complicado”, subraya UNICEF.

En comparación con 1990, cada día mueren 10.000 niños menos. Sin embargo, “es posible acelerar el progreso, incluso en los entornos más pobres”. Los programas de salud integrados son una de las principales apuestas. Fomentan la participación de las comunidades para abordar las causas de mortalidad: neumonía, diarrea, trastornos en recién nacidos, paludismo, VIH y desnutrición. “Las dos causas principales de mortalidad de menores de cinco años son la neumonía y la diarrea”, asegura la agencia de Naciones Unidas para la infancia. La meta, insiste, es cumplir el Objetivo de Desarrollo del Milenio que pretende reducir en dos terceras partes la mortalidad de los menores de cinco años. Conseguirlo en el plazo previsto, para el año 2015, exigirá “recursos específicos”.

La mitad de los fallecimientos se registran en seis países: India, Nigeria, República Democrática de Congo, Etiopía, Pakistán y China

Los datos de Save the Children (STC) revelan que el 99% de las muertes de niños menores de cinco años se registran en países en desarrollo. “En su mayoría, por causas totalmente prevenibles”, coincide. Cada tres segundos muere un niño en el mundo. La mitad de los fallecimientos se registran en seis países: India, Nigeria, República Democrática de Congo, Etiopía, Pakistán y China.

Entre los menores de cinco años, la neumonía es la principal causa de muerte, por delante del sida, la malaria y el sarampión juntos. Unos dos millones de niños fallecen cada año como consecuencia de esta enfermedad, “y se estima que un millón más muere como consecuencia de infecciones severas”, apunta STC. La diarrea provoca cerca de dos millones de muertes cada año entre niños menores de cinco años y la malaria, que está en el origen de 800.000 muertes en África subsahariana, tan sólo es responsable del 1% de las bajas en el Sudeste Asiático.

Conflictos armados

El impacto de la guerra en la infancia es “más brutal que nunca”. Las consecuencias de los conflictos son directas, a corto plazo, pero también afectan al desarrollo y bienestar de los pequeños a largo plazo. Así lo constata el “Informe Machel” (junio de 2009), que revisa un estudio similar realizado hace diez años.

La guerra viola todos los derechos de los niños

Entre sus conclusiones, calcula en más de 1.000 millones la cifra de niños que viven en zonas en conflicto. Unos 300 millones no han cumplido cinco años. En el informe, que está respaldado por UNICEF, se hace un llamamiento para avanzar de manera urgente en la protección de todos los menores afectados por conflictos. “La guerra viola los derechos de los niños: el derecho a vivir, el derecho a la unidad familiar, el derecho a la salud y a la educación, el derecho a ser protegidos de la violencia y el abuso y el derecho a recibir asistencia humanitaria”, advierte.

El Informe Michel apunta como principales riesgos: la proliferación de armas ligeras y de grupos armados, las minas terrestres o la munición sin detonar. Los niños son reclutados como soldados o se convierten en víctimas de la violencia sexual y de los ataques contra escuelas y hospitales. “Los niños y niñas que viven en países en conflicto son además más propensos a dejar la escuela y a vivir amenazados por la pobreza, la malnutrición, los desplazamientos de población y las enfermedades” agrega.

Situaciones extremas

La sensibilización de la sociedad en general ha permitido establecer “un marco legal sólido de protección” y normas internacionales para prevenir el reclutamiento. “Los asuntos que afectan a los niños se tienen cada vez más en cuenta en las negociaciones de paz y en los acuerdos, al igual que en las misiones y mandatos de paz“, reconoce UNICEF.

Los estados tienen la responsabilidad de proteger a los ciudadanos. “Deben maximizar sus esfuerzos en el desarrollo de legislación, políticas y acciones a favor de la infancia”, recalca la organización. Alcanzar normas internacionales parece más difícil, por lo que conviene dar pequeños pasos. Uno de los más interesantes pasa por fomentar la participación de los niños y los jóvenes en la construcción de la paz, así como en los programas de ayuda, recuperación y reconstrucción, “como parte de los procesos de transición y reconciliación nacional”.

Algunos menores y adolescentes soldados han estado sometidos a situaciones extremas. “Han sido testigos del asesinato de sus familiares o han sido utilizados como instrumentos para cometer atrocidades”, mantiene Save the Children. Otros han sufrido malos tratos, violaciones o “matrimonios” forzosos con combatientes. También se les ha drogado para vencer el temor al adversario o han tenido que realizar saqueos, violaciones o mutilaciones a personas.

La Coalición Española contra la Utilización de Niños y Niñas Soldados, apoyada por Save the Children, ha pedido a las autoridades que el reclutamiento de menores sea considerado una forma específica de persecución y se tenga en cuenta en las solicitudes de asilo y protección, en especial, “cuando persiste el peligro de volver a sufrir estas violaciones de los derechos humanos si son devueltos a su país de origen”.

Pobreza en los países ricos

La mayoría de los países aparecen en las estadísticas. Incluso las regiones más ricas del planeta. El informe “Pobreza infantil en Países Ricos” (2005), de UNICEF, destacaba un aumento de la proporción de niños pobres en 17 de los 24 países miembros de la OCDE desde 1990. Otro estudio fechado dos años después mostraba una realidad similar.

Titulado “Un panorama del bienestar infantil en los países ricos”, este informe establecía un ranking de bienestar infantil en el que Países Bajos ocupaba el primer puesto (4,2 puntos). Le seguían Suecia (5 puntos), Dinamarca (7,2 puntos), Finlandia (7,5 puntos), España (8 puntos), Suiza (8,3 puntos) y Noruega (8,7 puntos). Los países donde los niños se consideran más felices. El segundo grupo estaba compuesto por Italia (10 puntos), Irlanda (10,2 puntos), Bélgica (10,7 puntos), Alemania (11,2 puntos), Canadá (11,8 puntos), Grecia (11,8 puntos) y Polonia (12,3 puntos). En el tercer grupo, República Checa (12,5 puntos), Francia (13 puntos), Portugal (13,7 puntos), Austria (13,8 puntos), Hungría (14,5 puntos), Estados Unidos (18 puntos) y Reino Unido (18,2 puntos). Dos de los países más potentes del mundo son, a la vez, los lugares donde los niños son menos felices.

No existe una correlación entre los niveles de bienestar infantil y el PIB per capita

“Holanda es el paraíso de la infancia”, precisa el informe, pero los niños españoles valoran a la familia que “les cuida, les mima y les protege”. Tras analizar la vida y el bienestar de niños y jóvenes de 21 naciones del mundo industrializado, llama la atención que los países europeos ocupan los primeros puestos. No obstante, “todos tienen puntos débiles que deben abordar”, explica el estudio, y ninguno aprueba con nota las seis dimensiones de bienestar infantil, “aunque los Países Bajos y Suecia están cerca de lograrlo”.

El hecho de que Reino Unido y Estados Unidos se sitúen en los últimos puestos evidencia, según las conclusiones del informe, que no existe una correlación entre los niveles de bienestar infantil y el PIB per capita. Es el caso de la República Checa, cuya posición general de bienestar infantil es más alta que la de muchos países más ricos, como Francia, Austria o Estados Unidos.

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