Observatorio de calidad de las ONG

De reciente creación, pretende aglutinar todo el conocimiento relacionado con la calidad en acción social
Por Azucena García 22 de junio de 2009
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Además de hacer cosas buenas, hay que hacerlas bien. Por ello, las ONG han avalado la creación del Observatorio de calidad. Aunque todavía está en fase de despegue, sus funciones ya se han definido para que actúe desde el primer momento como punto de encuentro e intercambio de información para las organizaciones. Su objetivo es muy amplio: recopilar todo el conocimiento posible sobre la calidad y las buenas prácticas en acción social.

La calidad en el ámbito de la acción social es fundamental. «Por ética y porque las personas para quienes trabajamos tienen derecho a la calidad», justifica Juan Lara, presidente de la Plataforma de ONG de Acción Social. Esta entidad ha impulsado la creación del Observatorio de calidad, un nuevo organismo que pretende ser punto de encuentro de aquellas organizaciones interesadas en conocer los avances en esta materia.

La pretensión del Observatorio es ambiciosa: aglutinar todo el conocimiento relacionado con la calidad y la difusión de las mejores prácticas en el sector de la acción social. Para ello, realizará estudios e investigaciones sobre los esfuerzos de las ONG para incorporar la cultura de la calidad a su gestión. Los resultados serán una valiosa fuente de información para intercambiar datos y medir el progreso de las organizaciones.

La idea es recopilar toda la información disponible sobre la calidad aplicable a las entidades sociales, identificar aquellas ONG que disponen de sistemas de gestión de calidad y sus características y crear una base de datos. Con toda esta información, además de las investigaciones e informes periódicos que se lleven a cabo, se seleccionarán las mejores prácticas del sector y se harán accesibles a las organizaciones que formen parte del Observatorio.

Declaración de Calidad

En 2006 se presentó la Declaración de compromiso por la Calidad en el Tercer Sector. Hasta hoy, este documento está suscrito por un total de 72 organizaciones unidas por un interés común: aunar esfuerzos para convertirse en agentes complementarios de la provisión de servicios y lograr un cambio de actitud en los ciudadanos respecto a los problemas sociales. «Las ONG de Acción Social se sienten comprometidas con la tarea de conseguir una sociedad más igualitaria», subraya la Declaración.

Los firmantes de la Declaración se comprometen a respetar y cumplir principios de transparencia y responsabilidad

Reducir las diferencias entre la ciudadanía plantea la necesidad de que las ONG redoblen sus esfuerzos para ofrecer una calidad mayor. Por ello, los firmantes de la Declaración se comprometen, entre otras cosas, a respetar y cumplir los principios de transparencia y responsabilidad en las organizaciones e implicar en este compromiso a otros agentes, como las administraciones públicas.

Para que las organizaciones puedan adherirse a este documento, es necesario que estén constituidas como entidad no lucrativa, de utilidad pública, ámbito estatal y con una antigüedad superior a tres años. Además, deben ser transparentes «en fines, metodología, organización y recursos», no depender de entidades lucrativas y, por supuesto, desarrollar actividades y programas de acción social.

Buenas prácticas

¿Qué significa hacer bien las cosas? Según los responsables del Observatorio, trabajar bien significa satisfacer las necesidades de los usuarios de las ONG. Es ahí donde entran en juego las buenas prácticas, entendidas como una serie de medidas que ayudan a mejorar los servicios prestados.

Una buena práctica ha de respetar siempre la dignidad humana y los derechos fundamentales

Las buenas prácticas son unos referentes para las organizaciones, además de un material de intercambio entre ellas. El Observatorio define una buena práctica como aquella “acción, conjunto de acciones, iniciativas o modelo de actuaciones enmarcados en una estrategia más global y planificada dentro de una organización, cuyo objetivo sea mejorar la calidad de vida de los individuos o de un colectivo, así como la de la propia organización”.

Una buena práctica ha de respetar siempre la dignidad humana y los derechos fundamentales, además de contar con el compromiso de los miembros de la organización y los usuarios o beneficiarios de sus servicios. De esta forma, se pretende detectar mejor las necesidades existentes y darles respuesta de manera precisa y acertada.

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