El DNI digital

El futuro documento permitirá a los ciudadanos acreditar su identidad en Internet con todas las garantías jurídicas.
Por EROSKI Consumer 3 de febrero de 2005

Para el ciudadano medio uno de los efectos más visibles de la llamada Sociedad de la Información será la implantación del Documento Nacional de Identidad (DNI) electrónico en los años venideros y la progresiva eliminación del tradicional, creado en el año 1944. La decisión la tomó de forma oficial el Gobierno el pasado 13 de febrero de 2004 y el actual Ejecutivo ha confirmado que sigue adelante con el plan. En 2006 se pondrá en marcha un proyecto piloto previo a su lanzamiento definitivo a finales de 2007 o principios de 2008.

El Ministerio del Interior asegura que con la llegada del DNI electrónico cualquier ciudadano que lo desee podrá realizar desde su domicilio gestiones que actualmente requieren la presencia física. Así, dentro de no muchos años, y sin salir de casa, cualquier persona podrá matricularse en una universidad, renovar su carné de conducir o incluso -si se adapta la legislación electoral – ejercer el voto electrónico.

El nuevo DNI digital tendrá las mismas funciones que el actual pero con valor añadido, que se concreta en dos características principales:

  • Además de poder utilizarlo en el entorno físico como hasta ahora, permitirá a los ciudadanos identificarse en Internet con total seguridad y protección cuando realicen trámites administrativos.
  • Permitirá firmar toda clase de documentos en el ámbito digital con la misma validez jurídica que tiene la firma manuscrita. Esto será posible gracias al certificado de firma electrónica que llevará incorporado en un ‘chip’.

Continuos retrasos

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Desde que en 1999 el Gobierno anunció a través del difunto plan Info XXI su intención de crear el DNI electrónico, el proyecto se ha pospuesto en numerosas ocasiones. El plan que sustituyó al Info XXI, España.es, contemplaba que las pruebas piloto empezarán a finales de 2004 y que en 2005 se emitieran medio millón de tarjetas, incrementándose paulatinamente hasta que a principios 2007 todos los nuevos DNI fueran digitales. El plan del Gobierno actual, conocido como Conecta, prescinde de los plazos anteriores y fija el año 2006 como el más probable para el inicio de los ensayos y el del 2008 como el más fiable para que el DNI digital sea una realidad.

Desde la Administración tienen claro cómo será el nuevo documento que suministrará una identidad digital a cada ciudadano: en tamaño, color y forma será muy parecido al actual. El reverso incluirá los mismos datos que ya incorpora el que ahora conocemos. La diferencia radicará fundamentalmente en el material con el que estará hecha la tarjeta y en la existencia de un ‘chip’ en el anverso de la misma que contendrá varios certificados electrónicos -entre ellos el que permite suscribir la firma electrónica-; diversas claves criptográficas para su uso en la Red y la fotografía, la huella y la firma digitalizadas del titular.

Máxima seguridad

La fabricación de las tarjetas -muy similares a las de crédito- correrá a cargo de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT). En la confección del DNI del futuro se ha apostado por el policarbonato, un material longevo (dura alrededor de diez años) y muy resistente a las altas temperaturas (hasta los 200 grados centígrados). Será muy difícil de destruir. Y de falsificar también pues, entre otras medidas, se utilizarán el láser y la luz ultravioleta para grabar los datos.

El ‘chip’ incluye un certificado digital que acredita sin la más mínima duda la identidad del ciudadano. Otro certificado le dará capacidad para firmar a través de la Red gracias a una clave criptográfica personal que sólo él conocerá. El usuario sólo podrá usar esos certificados si teclea su clave personal una vez que esté conectado a la Red. Si no es capaz de recordar la clave, podrá hacerlo a través de su huella digitalizada.

Las operaciones en Internet serán posibles gracias a un lector de tarjeta capaz de leer el ‘chip’ del DNI y a un programa que podrá descargarse de la Red. Este lector, un periférico que habrá que conectar al ordenador y cuyo precio no será mayor de 20 euros, será la puerta de entrada al mundo virtual, un mundo en el que el ciudadano podrá demostrar de forma inequívoca su identidad para relacionarse con la Administración, con una empresa privada o firmar algún documento.

Lo que no va cambiar va a ser el sistema de expedición. El DNI electrónico seguirá despachándose en las comisarías de todo el país y será la policía la encargada de hacerlo. Eso sí, el usuario apreciará una notable mejoría en la gestión: no tendrá que volver a otro día a por el carné después de solicitarlo; tan sólo tendrá que esperar unos diez minutos a que se lo entreguen ya que la digitalización de sus datos y la grabación de la información en el ‘chip’ se harán de forma automática.

Temor al ‘Gran Hermano’

Nadie discute las bondades del nuevo DNI digital. La Administración cree que su llegada acercará Internet a los ciudadanos y que aumentará su confianza en las nuevas tecnologías. Las diferentes asociaciones de internautas también aplauden la implantación del nuevo documento, una vieja aspiración de muchas de ellas. Sin embargo, el DNI electrónico levanta alguna que otra suspicacia: en su ‘chip’ pueden introducirse muchos datos, tantos como se quieran. Muchas voces cuestionan la posibilidad de que la futura tarjeta de identidad pueda incorporar datos biométricos (altura, color de los ojos, etc.), el historial médico del individuo u otros datos ‘sensibles’ que actualmente protege la Ley Orgánica de Protección de Datos.

Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas (AI), señala que el DNI digital, a pesar de que las cuestiones técnicas parecen solventadas, «no está definido» y reclama un gran debate con todos los agentes sociales para concretar los datos que deberá incorporar el nuevo documento. La Comisión de Libertades Informáticas (CLI), formada por diferentes agentes sociales, espera que queden perfectamente estipuladas las garantías necesarias para preservar los derechos fundamentales de los ciudadanos, en particular, su derecho a la protección de los datos de carácter personal. El actual Gobierno ya ha dicho que los datos que albergará el ‘chip’ serán los mismos que los que aparecen en el DNI convencional.

Un poco de historia

En España hay más de 29 millones de carnés de identidad. Según las estadísticas oficiales, se renuevan 6 millones de documentos al año. A ese ritmo, antes de diez años habrá desaparecido el último DNI convencional. Se pondrá fin así a una historia que empezó en 1944, cuando durante la dictadura se creó el primer DNI como método de control. De hecho, los primeros en obtenerlo fueron los presos y los que estaban en libertad vigilada. En 1951 se extendió a toda la población. Aquel primer modelo incluía información referente al status social, como la profesión y el cargo desempeñado. A partir de 1985 se descartó la inclusión de datos como la profesión, el grupo sanguíneo o el estado civil. En la década de los 90 se utilizaron técnicas informáticas en el diseño del DNI.

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