‘e-learning’, formación a través de Internet

Se puede aprender desde cualquier lugar y en cualquier horario gracias a la creciente oferta educativa
Por Raquel Rojo 28 de julio de 2005

La teleformación o e-learning es una modalidad de enseñanza y aprendizaje que cada día mejora su calidad. Sin embargo, el incremento de la cantidad y variedad de los cursos online puede generar confusión en el usuario interesado en formarse a distancia gracias a las nuevas tecnologías. Por ello, es recomendable informarse sobre la diversa oferta relacionada con este tipo de educación y sobre cómo encontrar la oferta educativa que mejor se ajuste a cada necesidad.

¿Qué es el ‘e-learning’?

e-learning (en español se utiliza el término ‘teleformación’) es el nombre con el que se conocen los procesos educativos desarrollados a través de las nuevas tecnologías. Aunque el término e-learning suele emplearse para referirse a la formación que se adquiere por medio de Internet, este tipo de enseñanza y aprendizaje se apoya además en otras herramientas, con una gran diversidad de equipos y programas.

La educación basada en los ordenadores (“Computer based training”), que se desarrolló en la década de 1980, puede ser considerada como un antecedente del e-learning . Pero este último trasciende los límites de un único ordenador: emplea tecnologías y equipos que permiten una mayor interactividad y, en consecuencia, más oportunidades de aprendizaje.

¿Qué es el 'e-learning'?

La teleformación se apoya en equipos informáticos (ordenadores, impresoras, CD-ROMs, televisores digitales, PDAs, teléfonos móviles, entre otros), en tecnologías que permitan una rápida y efectiva comunicación entre alumnos y profesores o especialistas (Internet, correo electrónico, foros de discusión, chats, programas interactivos y de colaboración, etc.), así como en programas multimedia que contribuyan a la presentación de los contenidos.

Cualquier usuario con acceso a Internet puede educarse a través del e-learning . Algunos cursos se imparten de forma gratuita en la Red y entre los demás hay una gran variedad de precios -que dependen, en primera instancia, de la duración del curso-. La forma de pago más habitual es la tarjeta de crédito o la transferencia a una cuenta bancaria, ya sea a través de Internet o una sucursal física. No obstante, para desarrollar un proceso de teleformación no es necesario contar con Internet, ya que muchos cursos se imparten a través de CD-ROMs formativos.

Existen diferentes maneras de aprender a través del e-learning, y cada una de estas submodalidades recibe denominaciones específicas. Puede combinarse con la educación presencial, y en este caso recibe el nombre de educación combinada o “blended learning”. Cuando el e-learning se imparte totalmente en la Red se le llama educación online. Y cuando los contenidos de la formación llegan al usuario a través de equipos como PDAs, ordenadores de bolsillo o teléfonos móviles, se le conoce como m-learning (del inglés “mobile learning”).

Para José Lozano, fundador y presidente de la Asociación de e-learning y formación online de España (AEFOL), institución que organiza el congreso EXPOELEARNING, “lo importante es que el estudiante aprenda con el sistema que quiera y más le guste”. Aunque, “seguirán impartiéndose clases magistrales en aulas, crecerá de forma espectacular una nueva forma de aprender a lo largo de toda nuestra vida, que es el e-learning“, añade Lozano, quien cree que hoy “nadie puede conformarse con lo que aprendió ayer en un aula”, pues “es necesario descubrir constantemente la mejor combinación que nos aporte el conocimiento justo en el momento en que lo necesitamos para ser mejores profesionales”.

Otro conocedor del e-learning, Pablo Martín, responsable de Estudios y Análisis de Mercados de Santillana Formación, dedicada al diseño de soluciones de formación online para profesionales, opina que la combinación de distintas metodologías “ha dado resultados muy buenos, ya que ofrece una alta flexibilidad y se obtiene una gran motivación”. Sin embargo, matiza Martín, “combinar formación presencial y online ni es la panacea que resuelve todos los problemas, ni es tampoco una solución que se pueda adoptar en todos los casos: deberíamos acostumbrarnos a ver la formación como un continuo donde se aplican distintas metodologías según las características específicas del curso y de los alumnos, y no buscar un ‘modelo ganador’ que sirva para todo”.

Ventajas y desventajas de este tipo de educación

Entre las principales ventajas del e-learning está la posibilidad de desarrollar un proceso educativo que se adapte al ritmo de aprendizaje del alumno, en el horario y en el lugar que éste prefiera. De igual modo, el alumno puede participar más en su propia educación, ya sea escogiendo contenidos o comunicándose de inmediato con su profesor, factores que generalmente incrementan la motivación del estudiante.

Ventajas y desventajas de este tipo de educación

Para Pablo Martín, “otra ventaja del e-learning es que permite ofrecer formación a un elevado número de alumnos, al tiempo que éstos desarrollan habilidades de comunicación y de disciplina personal que no se dan en la formación presencial”. Es decir, mediante el e-learning el estudiante se ve obligado a organizar su tiempo y establecer prioridades.

“Se terminó la era del uno (profesor) para todos (la clase), y da comienzo una revolución en la forma de aprender y de compartir el conocimiento. Hemos de descubrir que el motor del aprendizaje reside en nuestro interior, en nuestra voluntad, y ahí radican las ventajas y desventajas de cada modalidad educativa”, asegura José Lozano. “No busquemos problemas fuera porque cuando una persona quiere aprender, si lo quiere de verdad, lo conseguirá bien en una clase presencial o desde su casa estudiando a través de Internet”, añade.

Entre las desventajas obvias del e-learning, se puede mencionar, sobre todo al referirse al caso español, que todavía una gran parte de la población no tiene acceso a Internet o los recursos suficientes para participar en el curso deseado, así como que muchos de los títulos obtenidos no son considerados oficiales.

A este respecto, Pablo Martín comenta: “El mayor reto del e-learning es desarrollar estrategias que mantengan la motivación de los alumnos y que les hagan sentirse integrados en un colectivo. Hasta la fecha se ha avanzado mucho en ese aspecto; cada vez es más frecuente que los cursos cuenten con tutores que los dinamicen, que haya actividades en grupo, discusiones, foros de consulta, etc. Sin embargo, todavía se pueden hacer más cosas en este campo para evitar que el alumno se sienta solo en su formación”.

Paradójicamente, se puede considerar también como punto débil del e-learning la grandísima oferta de cursos, dada la desigualdad de calidad entre ellos. Esto genera dudas e incertidumbre en el usuario, y trae como consecuencia que prefiera matricularse en un curso presencial convencional.

¿Cómo saber si un curso online es fiable?

El usuario tiene la posibilidad de participar en una gran variedad de cursos que se ofrecen en Internet: desde conferencias o seminarios muy específicos y de corta duración hasta carreras universitarias de varios años, pasando por cursos de formación ocupacional, doctorados, postgrados y cursos de especialización.

Estos cursos de e-learning son ofrecidos por todo tipo de instituciones, muchas de las cuales son prestigiosos centros de formación presencial. Sin embargo, la fama de estos últimos no siempre es garantía de la calidad de un curso.

Pablo Martín insiste en que es importante que “la empresa o institución que ofrece el curso tenga experiencia en formación online y brinde garantías en lo que respecta a su conocimiento del medio”. El responsable de Estudios y Análisis de Mercados de Santillana Formación añade que la pertenencia a asociaciones profesionales, como puede ser la Asociación de Proveedores de e-learning (APeL), “también debe ser valorada positivamente”.

Además de investigar quiénes (o qué institución) imparten la formación, se recomienda a los interesados en disfrutar de un curso de calidad que tomen en cuenta los siguientes aspectos:

  • El diseño y claridad de la información de la página web en la que se ofrece el curso, de la caja del CD-ROM educativo que se pretende adquirir o de la ‘demo’ del programa de formación. Si son confusos o de apariencia ‘poco profesional’ es bastante probable que los contenidos sean más confusos aún.
  • Listado de profesores y el medio por el cual se les puede contactar (email, chat, foros, etc.). Para Ana Ibis, técnico adjunta a la Dirección del Centro de Estudios de Postgrado de Administración de Empresas (CEPADE) y encargada de su Campus Virtual, es importante fijarse en que cada profesor sea “experto en los contenidos del curso y tenga una experiencia profesional que lo avale”.
  • Duración y orden de los temas a tratar. Ana Ibis recomienda fijarse en que el curso “tenga objetivos de aprendizaje concretos y esté orientado a la obtención de los mismos”.
  • Cantidad de alumnos que va a tener cada profesor. Obviamente, a mayor número de alumnos, menos atención se le prestará a cada estudiante.
  • Soportes educativos: es aconsejable que permitan la interacción entre tutores y estudiantes y que se apoyen en recursos multimedia. “La plataforma de aprendizaje nos va a dar muchas pistas sobre la metodología que se va a seguir. Es importante que ofrezca abundantes herramientas de comunicación, que sea sencilla de utilizar y que haya muchos recursos, por si queremos ampliar nuestros conocimientos en algún tema concreto”, asevera Pablo Martín.
  • Bibliografía o material de apoyo: hay que tener en cuenta en qué idioma está y cómo se puede acceder a ella (apoyándose en CD-ROMs o por Internet, a través de bibliotecas digitales o bases de datos).
  • Título que se otorga. “Si se busca un título oficial, que exista una evaluación presencial o por videoconferencia, pues esas son actualmente las únicas maneras de comprobar que se evalúa el alumno matriculado”, enfatiza Ana Ibis.
  • Soporte tecnológico de parte la institución que dicta el curso.

Existen portales que proporcionan garantías, seguros y asistencia jurídica gratuita a los usuarios que se matriculan en sus cursos, como es el caso, entre otras páginas web, de Emagister. El alumno también está protegido por Ley General para la Defensa de Consumidores y Usuarios (Ley 26/1984), así como por el Defensor del Usuario del e-learning, una iniciativa creada recientemente por AEFOL.

e-learning en España

En el primer trimestre de este año, el instituto de investigación de mercado Millward Brown realizó para Santillana Formación un estudio que, a través de entrevistas personales y cuestionarios, abordó a una muestra de 40 responsables de Recursos Humanos de grandes empresas y organizaciones (incluidos representantes de las administraciones General del Estado y locales, comunidades autónomas y entes públicos).

De ese estudio se desprendió el informe “El e-learning en la Administración Pública y en la Gran Empresa. España 2005″, según el cual esta modalidad de enseñanza/aprendizaje ha pasado por tres fases desde su aparición en España:

  • Lanzamiento – Revolución: coincide con un momento de fascinación hacia todo lo que tenga que ver con las nuevas tecnologías. Se publicita como una revolución de la formación y del futuro del sector.
  • Inicios – Decepción: aparecen múltiples problemas de aceptación e implantación. Formatos y contenidos de poca calidad y problemas técnicos.
  • Situación actual – Reubicación: los contenidos y los aspectos técnicos han mejorado claramente. Se aprecia como una metodología útil que complementa la formación presencial.

Pablo Martín asegura que la formación online está en continuo crecimiento, pero su penetración en las empresas es todavía pequeña: oscila entre el 4% y el 7% del total de la formación corporativa, aunque llega a alcanzar el 15% o 20% en el colectivo de las mayores empresas del país. “Estamos muy por detrás de los otros países de la UE”, señala.

Aunque acepta que el e-learning ha sido aprovechado por las grandes organizaciones del país, Ana Ibis opina que, partiendo de diferentes eventos en los que ha participado, revistas y periódicos especializados y cursos de formación impartidos a directivos de RRHH y personal, “las empresas españolas, sobre todo medianas y pequeñas, aún les falta tener más confianza en esta modalidad de formación”.

La AEFOL estima que en el año 2004 más de dos millones de residentes en España realizaron algún curso de formación a través de Internet. Sin embargo, el director de esta asociación, José Lozano, señala: “El e-learning en España se encuentra en un proceso de maduración y desarrollo, pero a la vez sufre los mismos síntomas de estancamiento de nuestra sociedad de la información y de los bajos índices de conexión a Internet que hay en nuestro país, que está a la cola de Europa”. Y añade que aunque ya es habitual que las grandes empresas y casi todas las universidades españolas ofrezcan algún curso online, “nos queda mucho camino que recorrer para alcanzar el nivel de e-learning presente en países como Estados Unidos, Alemania o Noruega, que nos llevan unos cinco años de ventaja”.

A pesar de que los especialistas entrevistados encuentran a España atrasada en esta modalidad educativa, su visión del futuro es más optimista y coincide con el informe citado anteriormente, según el cual “el 80% de las empresas piensa contratar servicios de formación online en el futuro próximo” y “un 80% de las organizaciones españolas cree que la formación online es adecuada a sus necesidades, mientras que un 95% lo identifica como una moda que no pasará”.

Según Lozano, “es necesario que la Administración y el Gobierno sepan descubrir en el e-learning un sector estratégico fundamental, porque es el heredero del saber tradicional, que debe impartirse a través de las tecnologías de información y comunicación; la formación en el siglo XXI ha de usar las nuevas tecnologías”. Por su parte, Pablo Martín opina que la formación online en España va a seguir creciendo, aunque a medio plazo no es previsible que lo haga a un ritmo mayor que el actual. “A medida que se vaya extendiendo, lo normal es que se apueste cada vez más por proveedores de calidad, con una trayectoria contrastada en el mercado y con una oferta amplia de cursos y servicios asociados”, subraya.

En España ya habido alguna iniciativa ejemplar en este campo, como por ejemplo la creación del mencionado Defensor del Usuario del e-learning. José Lozano asegura que AEFOL ha sido la primera asociación en el mundo que ha creado esta figura, “preocupados no sólo por cumplir nuestra única misión fundacional -dar a conocer al mundo lo que es e-learning-, sino por velar siempre por la calidad de la amplia oferta formativa online que hay en España y en todo el mundo”.

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