Lo que debes saber de los juguetes conectados

Muchos juguetes tecnológicos se conectan a móviles, tabletas o Internet para mejorar sus prestaciones, pero también implican riesgos que debemos conocer y gestionar
Por Internet Segura for kids, IS4K-INCIBE 27 de diciembre de 2018

En Navidad, los más pequeños de la casa nos hacen partícipes de los obsequios que desean recibir, y seguro que entre sus preferencias aparecen juguetes conectados. Resulta complicado elegir o asesorar sobre el regalo que se ajuste más a las necesidades, gustos y utilidades para cada menor; más aún si queremos, a su vez, tener en cuenta que sea seguro, respete su privacidad y se eviten con su uso posibles riesgos asociados. ¿Estamos preparados para la responsabilidad que supone esta adquisición? Desde INCIBE, a través de Internet Segura for Kids (IS4K), queremos aportar una serie de recomendaciones en este artículo, en línea con la nueva ‘Guía para el uso seguro de juguetes conectados‘, realizada en colaboración con la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes.

¿Qué son los juguetes conectados?

Los juguetes conectados son aquellos que poseen funciones de conectividad para interactuar con otros dispositivos domésticos o que pueden comunicarse a través de Internet con los equipos de la empresa fabricante. Mediante esta conexión, algunos juguetes pueden reconocer la voz o los movimientos del menor, reaccionar a sus órdenes, responder sus preguntas (por ejemplo, un muñeco interactivo o un robot programable), ver la imagen captada por sus cámaras integradas en una aplicación en el móvil (como un dron), acceder a juegos o aplicaciones de comunicación en Internet (un smartwatch o una tableta infantil), etc.

Los juguetes tecnológicos que no poseen la capacidad de conectarse no entrarían en este grupo, como pueden serlo un coche dirigido por radio control o un muñeco que reacciona a órdenes sin conectarse a Internet ni a otro dispositivo.

Las funciones de los juguetes conectados pueden conllevar riesgos asociados, pues si se hace un mal uso de la información que capturan o tratan los juguetes, o si alguien fuera capaz de acceder a ella sin permiso, además de la pérdida de privacidad que supondría, se podría dañar la reputación del menor e incluso ser usada en su contra. Junto con todo lo anterior, debido a que algunos permiten contactar con otras personas, por ejemplo en los juegos colaborativos, se pueden producir situaciones de ciberacoso, así como la posibilidad de contactar con desconocidos, incluyendo el contacto con adultos con intenciones sexuales (grooming). Por último, hay que estar atentos para evitar que el menor entre en contacto con contenidos inapropiados y comunidades peligrosas, así como con cualquier situación de excesiva dependencia del juguete conectado.

Algunos de estos riesgos se han visto reflejados en noticias como la petición del Gobierno alemán de destruir la muñeca Cayla, la prohibición de numerosos smartwatches para niños, la denuncia de la OCU respecto a dos juguetes conectados o la multa a VTech por recopilar información personal sin consentimiento. Así pues, es fundamental el acompañamiento y orientación por parte de las familias al elegir, configurar y acompañar a sus hijos en el uso de estos juguetes conectados.

Imagen: IS4K

¿Qué debemos tener en cuenta tras comprar un juguete conectado?

En ocasiones, nuestro hijo recibe este tipo de regalos por parte de otros familiares o amigos. Esta decisión tiene que ser consensuada con los padres, valorando las propias características del juguete electrónico (como si permite grabar, si dispone de geolocalización, si cuenta con las medidas de seguridad adecuadas o si es apto para la edad del menor), el uso que se hará de él y también si el niño tiene la suficiente madurez y capacidad crítica para identificar riesgos asociados al juguete. Tampoco podemos pretender limitar las funcionalidades del dispositivo sin implicarnos en el acompañamiento del menor y en la supervisión de sus actividades online.

Desde INCIBE, a través de Internet Segura for Kids, queremos compartir una serie de aspectos para tener en cuenta sobre el uso, así como sobre la actividad que se realiza y las aplicaciones que se pueden llegar a instalar en estos dispositivos:

  • Cambiar la contraseña y códigos que pueda traer por defecto.

  • De manera periódica comprobar y eliminar la información almacenada en el sistema.

  • Es interesante leer las especificaciones técnicas donde se detallan las funcionalidades del juguete, así como revisar la configuración, ya que algunas opciones aparecen activadas por defecto, pudiendo recopilar información del menor que juega.

  • Es habitual que incorporen herramientas de seguridad. El uso de herramientas de control parental permite limitar el acceso a determinadas webs, la descarga de apps o la realización de compras sin autorización.

  • Es importante mantener actualizados los sistemas operativos , evitando posibles vulnerabilidades que surgen.

  • Si es posible, apagaremos el juguete cuando no se esté utilizando, impidiendo así que pueda continuar recopilando datos.

  • Compartir tiempo de juego con ellos y hablar sobre los que más le gustan, advertirles de los riesgos y desarrollar sus habilidades sociales. Además, en nuestra labor de mediación parental es conveniente que adoptemos el rol de persona a la que recurrir ante posibles problemas.

Imagen: IS4K

¿Y si mi hijo pide un teléfono móvil estas Navidades?

Aunque los padres temen esta petición, antes o después siempre llega el momento en el que el menor solicita tener un teléfono móvil propio. Suele suponer un dilema para los padres, ya que es una de las consultas habituales que se reciben en la Línea de Ayuda en Ciberseguridad de INCIBE. Antes de dar este paso, debemos tener claro que el teléfono móvil no es un juguete y sí valorar una serie de aspectos:

  • Necesidad real. Es habitual justificar su compra convenciéndonos de que así nuestro hijo estará más seguro al estar siempre localizable o que lo usará para poder llamarnos. Sin embargo, según el estudio ‘Menores de edad y conectividad móvil en España: tablets y smartphones‘ apenas un 29 % de los menores de 11 a 14 años realiza llamadas regularmente, mientras que el 78,5 % utiliza mensajería instantánea, el 72 % accede a redes sociales, el 52,5 % usa videojuegos, casi un 80 % escucha música, un 60 % navega y busca información y un 92,5 % se descarga aplicaciones.

  • Funciones integradas. Aunque se lo facilitáramos «solo para llamar» y sin datos móviles activos, hoy en día los smartphones presentan la posibilidad de conectarse a Internet vía wifi, por lo que el menor puede hacerlo desde una pública. Además, no podemos olvidar que un móvil almacena gran cantidad de información personal, contactos, teléfonos, correos electrónicos, imágenes o mensajes.

  • Edad. Se trata de un aspecto muy variable, pues cada menor es un mundo y por ello no existe una edad que determine cuándo se debe adquirir un teléfono. En todo caso, dependerá más de la madurez y confianza que nos deposita, que de la edad en cuestión.

  • Gastos asociados. Aparte de los gastos por la adquisición del propio dispositivo, existen otros añadidos por la tarifa elegida y costes adicionales si no se respeta, sin olvidarnos de que los smartphones ofrecen la posibilidad de realizar compras, descargar apps con coste, adquirir mejoras virtuales dentro de los juegos, etc.

¿Dudas sobre si será adecuado regalarle un teléfono móvil a un menor? ¿Te resulta complicado supervisar su uso? ¿Tu hijo quiere un juguete conectado y necesitas más información? No olvides contarnos tu experiencia en el hilo de comentarios este artículo. Y si tienes cualquier duda, en la Línea de Ayuda en Ciberseguridad de INCIBE, a través de Internet Segura For Kids, podemos ayudarte con todos estos aspectos, 900 116 117 (teléfono gratuito y confidencial).

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