Patentes de software

La directiva de la UE sobre las patentes de software ha puesto en pie de guerra a profesionales e internautas
Por Nacho Rojo 9 de septiembre de 2003

La iniciativa pretende armonizar la legislación sobre las “invenciones implementadas en un ordenador”, es decir, cualquier invento diseñado utilizando herramientas informáticas. Aunque la Comisión Europea quiere dejar claro que los programas no serán patentables, algunos profesionales del sector aseguran que la medida es innecesaria, pues no fomenta la innovación y además amenaza al software libre. El caso de EE.UU., donde se han patentado procesos tecnológicos prácticamente inevitables, les sirve de ejemplo.

Patentes para la innovación

Los autores, creadores, inventores… están protegidos por la propiedad industrial e intelectual por medio del copyright, las marcas y las patentes. Éstas últimas son un monopolio artificial otorgado por el Estado a una empresa o persona para la explotación de una invención, que impide que otros se beneficien de ella. Sólo el dueño de la patente, o quien él quiera (normalmente a cambio del pago de una licencia), puede comercializar el aparato.

Las patentes contribuyen a que los inventos vean la luz y no permanezcan como “secreto industrial”, lo que obligaría a tener que ‘inventar de nuevo’. El autor recibe un incentivo para hacer pública su creación, fomentando así la innovación. Sin embargo, no se puede olvidar que los monopolios producen ineficiencias económicas y costes sociales, por lo que su extensión debería ser estudiada con cuidado. El beneficio social, -las patentes son un mecanismo para mejorar el desarrollo tecnológico e incorporar las innovaciones al conocimiento público- debe compensar los costes.

Y si es cierto que las patentes ayudan a los innovadores a conseguir dinero para convertir sus ideas en productos, “en el caso específico del software, la legislación sobre derechos de autor y la propia dinámica de la industria han sido suficientes para conseguir una rápida innovación tecnológica y buena consecución de fondos”, afirma Jesús María González-Barahona, profesor de informática en la Universidad Rey Juan Carlos. “No hay evidencia de que las patentes sobre programas de ordenador mejoren esta historia, sino todo lo contrario”, asegura.

En el otro lado, Joaquín Olivares, Director General de SEDISI (Asociación Española de Empresas de Tecnologías de la Información), defiende la directiva como medio para unificar posiciones en Europa para proteger la innovación, otorgando al creador garantías para el retorno de la inversión de tiempo y capital.

Patentar las ideas

Al contrario del copyright, que protege el código fuente de los programas de ordenador (impide la copia no autorizada), las patentes de software protegen las ideas. Dentro de las creaciones susceptibles de ser patentadas, se han ido incluyendo métodos, mecanismos, procesos, etc. Los programas, en teoría, ha quedado fuera del sistema de patentes, pero en EE.UU. y Japón los subterfugios legales y el lenguaje esotérico del registro de patentes han servido para que existan patentes de software (que afectan a los algoritmos, al corazón de los programas) aunque no se las conozca con ese nombre.

La principal crítica contra este tipo de patentes apunta a que se conceden monopolios de explotación sobre procesos tecnológicos obvios o a modelos de negocio básicos que cierran el paso a la competencia. La Oficina Europea de Patentes (EPO), por ejemplo, concede al propietario de la patente el derecho exclusivo de vender servicios legales en Internet.

A favor de la directiva

En febrero de 2002, la Comisión Europea (CE) presentó su “Propuesta de Directiva sobre la patentabilidad de las invenciones implementadas en ordenador”, justificada como un intento de armonizar las leyes de los distintos países de la Unión que tratan de las invenciones que utilizan software, que ya son patentadas tanto en la Oficina Europea de Patentes (EPO) como en las oficinas nacionales. Precisamente, la existencia de distintas legislaciones supone una barrera para el comercio, pues algunas invenciones pueden ser patentadas en algunos países miembros pero no en otros.

Joaquín Oliveras, con más de 25 años de experiencia en el sector y al frente de SEDISI desde 1993, defiende la necesidad de la directiva, una posición consensuada con las 29 asociaciones miembros de EICTA, que agrupa más de 10.000 empresas europeas de sistemas de información, tecnologías de la comunicación y electrónica de consumo.

La Comisión Europea apunta las siguientes razones para defender su directiva:

  • La industria europea necesita un marco legal para fomentar la innovación sin asfixiar la competencia. La ley actual, de principios de los 70, no está diseñada para las modernas computadoras y redes, ni para una industria emergente de miles de millones de euros. Por ello, se deben establecer condiciones de patentabilidad uniformes que dejen claro qué es patentable dentro de las invenciones implementadas por ordenador.
  • Ayudará a los implicados a mantener el alcance y la calidad de las patentes en el nivel apropiado, pues representa un término medio razonable entre los diferentes puntos de vista.
  • Permite a los creadores beneficiarse justamente de su trabajo. Son un incentivo para invertir tiempo y dinero, a la vez que evitan que se ahogue a la competencia, obstaculizando a las pequeñas empresas o impidiendo el desarrollo de software interoperable (para diferentes sistemas o plataformas).
  • La directiva distingue distintos tipos de invenciones: aquellas cuyo desarrollo implica el uso de un programa de ordenador y que hacen una ‘contribución técnica’ serán patentables; los programas en sí no serán patentables, como no lo serán métodos de negocio que utilizan tecnología existente y la aplican, por ejemplo, al comercio electrónico.
  • Las patentes y el copyright son herramientas complementarias para la protección de la creación. El copyright protege programas de ordenador originales (incluidos los manuales) contra las copias no autorizadas, mientras que las patentes se pueden utilizar para proteger las ideas técnicas y principios subyacentes.

Así, Oliveras sostiene que muchos detractores “no se han leído la directiva”, pues ésta sólo “protege procesos industriales o tecnológicos que representen una innovación (el precedente es fundamental) y no a las ideas triviales u obvias (la gran mayoría del software no es innovador ni es un proceso industrial que se pueda proteger)”. La comunidad del software libre que se opone a la propiedad intelectual, añade Oliveras, “cree que la propiedad industrial es lo mismo y por eso se levanta contra las patentes. Sin embargo, empresas que trabajan con software libre, como IBM o Sun, están a favor de las patentes”.

La directiva, “evita que los ‘listillos’ se aprovechen de la falta de protección” y, en definitiva, “otorga el derecho a los innovadores a registrar su invención para recuperar la inversión, algo que fomenta el progreso, aunque existe quien de forma muy loable ‘done’ su invención a la humanidad”. Eso sí, explica Oliveras, “la directiva debe garantizar un proceso sencillo y barato que reduzca al máximo los costes para las pequeñas empresas”.

La Comisión reitera que las patentes no podrán proteger programas, sino ‘modelos’ o ‘métodos’. Eso quiere decir que se puede registrar la descripción de un sistema o un producto, pero no el código que lo hace funcionar, que seguirá protegido por los derechos de autor. Pero aunque se pretende evitar los excesos cometidos en EE.UU., la esencia de la propuesta ha levantado ampollas entre expertos del sector, que aseguran que propone de facto la admisión de las patentes sobre programas.

En contra de la directiva

La prohibición de patentar las leyes de la naturaleza se extendió en EEUU en 1970 a los programas informático y los algoritmos. Pero la situación comenzó a cambiar cuando en 1981 el Tribunal Supremo falló a favor de la patente de un proceso industrial controlado por un programa. Desde entonces ese ‘pequeño matiz’ ha contribuido a que se acepten miles de patentes relacionadas con el software.

Los críticos al nuevo sistema de patentes dicen que es difícil saber quién está detrás de las patentes de software, tanto cómo lo es esgrimir razones para su implantación. Tras la directiva creen que “está fundamentalmente la Oficina Europea de Patentes (EPO), que trata de legalizar su situación, pues concede miles de patentes de software expresamente prohibidas por el convenio europeo”. También se señala a los profesionales de la propiedad industrial, que abrirían un nuevo mercado (el corpus de patentes estadounidense que debería asumir Europa es inmenso), a los brokers de patentes (dedicados a la compra-venta de patentes) y algunas grandes empresas deseosas de apuntalar sus monopolios.

González-Barahona opina que para imponer las patentes se arguye que es algo ‘técnico’, sin impacto en la industria, que hay que armonizar con EE.UU. y que se fomenta la innovación, algo que, asegura, “muestra un desconocimiento total de cómo se innova en software, y sobre cómo se ha levantado una de las industrias más innovadoras en un mundo sin patentes de software”.

Estos cinco puntos resumen las principales razones en contra:

1. Un sistema imperfectoA las Oficinas de Patentes se las acusa de ser organizaciones cerradas, poco transparentes, que representan a grupos de interés privado con mucha influencia. Pero aunque esto no fuese cierto, los examinadores de patentes tienen una excesiva carga de trabajo que no les deja el tiempo suficiente para estudiar cada caso. Resulta imposible examinar el ‘arte previo’ (ejemplos anteriores de la supuesta invención a patentar). Nadie podrá asegurar que no infringe un patente al crear un nuevo programa, problema que se acentúa cuando son las máquinas las que los generan.

2. Patentar lo evidenteUna de las reglas que se debe tener en cuenta al conceder una patente es determinar si una invención es la solución obvia a un problema dado. Pues bien, a menudo se cuelan patentes que alarman por su trivialidad y evidencia. Este problema se ha agudizado con la llegada de la Red, pues a los métodos de negocio habituales en el mundo real se ha añadido la palabra Internet para ganar patentes que monopolizan procesos tecnológicos inevitables, como demuestran los ejemplos citados en el último apartado de este artículo.

3. Obstaculizan la innovaciónEn la industria del software el ‘coste de entrada’ (poner en marcha un proyecto) es tan bajo que hasta una persona en su casa con un PC puede contribuir a su desarrollo, mientras que otros sectores requieren grandes inversiones en investigación, desarrollo y producción. Esas contribuciones personales o de pequeñas empresas quedarían decapitadas por las patentes, dado que ‘los pequeños’ no dispondrían de recursos para investigar bases de datos, comprar licencias, registrar patentes o entrar en litigio cuando se produjera un conflicto.

4. Desbaratan la competenciaLos monopolios sobre prácticas habituales o soluciones técnicas obvias cierran el paso a la competencia. Así, las patentes se utilizan más como arma del grande (que patenta a lo grande: IBM obtuvo 3.288 patentes en 2002) contra el chico que como fomento de la innovación, aunque también ocurre que algunas empresas se ven obligadas a patentar sus métodos para prevenir patentes posteriores.

5. Amenazan el software libreLa comunidad del software libre es especialmente sensible a la imposición de patentes. Por muchas razones. La más evidente es que los programas de código fuente abierto (que se puede modificar y redistribuir libremente) son mucho más fáciles de escudriñar que los programas ‘cerrados’. Los abogados del código abierto defienden que el éxito de su modelo, basado en la colaboración desinteresada, desbarata los argumentos para la imposición de patentes.

En definitiva, la oposición a la directiva esgrime que, si bien las patentes pueden producir beneficios en otras industrias en las que la fuerte inversión contrapesa sus efectos negativos, en el caso del software esto no ocurre: no mejoran la velocidad de desarrollo de programas, pueden dañar a los pequeños innovadores y su impacto es especialmente dañino en el software libre.

Impacto y movilizaciones contra el patentazo

“La entrada en vigor de la nueva directiva, tal y como está redactada, supondría que todas las patentes de software ya concedidas por la EPO (de 20.000 a 40.000) pasarían a estar plenamente en vigor, con nulas posibilidades de que los tribunales nacionales las anulasen por no estar en el ámbito de lo patentable” explica González-Barahona. “El sistema de patentes sería muy similar al de los EE.UU.”.

González-Barahona, miembro del grupo de trabajo sobre software libre promovido por la Comisión Europea, asegura que el impacto sobre la industria será enorme: “Los productores de software tendrán que preocuparse de no infringir patentes que ni siquiera conocían (cada programa medianamente complejo puede infringir cientos o miles de ellas) y se producirá una enorme inseguridad jurídica”.

Puede parecer que todo esto no afecta al usuario común, pero no es cierto. En primer lugar, “las empresas tratarán de trasladar su aumento en costes (estudios de posible infracción de patentes, provisiones para defenderse de una demanda, etc.) al consumidor”. Pero lo peor es que “las patentes de software se podrán utilizar para bloquear tecnologías y también para fomentar y reforzar posiciones de monopolio”.

Por ello, varias asociaciones y organizaciones europeas han dirigido una lista de peticiones al Parlamento Europeo y otros organismos implicados, e incluso una redacción alternativa “para garantizar las libertades que debe gozar el dueño de los derechos de autor sobre su propio trabajo”.

Pero desde SEDISI, Joaquín Oliveras, recalca que precisamente se pretende evitar “el abuso cometido en ocasiones en EE.UU.”, y que sin la directiva “muchos productos ya patentados por la EPO, en especial dentro del área de la comunicación electrónica, diseño de circuitos, etc. tendrían muchos problemas de comercialización”.

Además, defiende que aunque “podrán existir dudas de interpretación en un tema nada sencillo, la propiedad intelectual y la industrial protegen cosas totalmente diferentes, por lo que no hay riesgo de inseguridad jurídica”.

Movilizaciones contra el ‘patentazo’

Desde que las patentes empezaron a pisar el resbaladizo terreno del software muchas organizaciones llamaron a la acción, mostrando su malestar por el devenir de la situación. Con el precedente estadounidense, donde cada año se registran más de 30.000 patentes de software a pesar de la oposición de grandes de la industria como Oracle o Adobe, sitios como Freepatents.org animan a los internautas comprometidos a escribir cartas a los organismos implicados, donde se explican los argumentos contra las patentes y las consecuencias de su aplicación.

Porque, aseguran, “a pesar de contradecir la letra y el espíritu de la ley vigente, la EPO continúa concediendo miles de patentes sobre programación e ideas de negocio”. Y, a las razones más o menos discutibles, los críticos añaden razonamientos jurídicos (la interferencia en la aplicación del copyright al software), y económicos, ya que “no se ha presentado ningún estudio que demuestre que las patentes de software mejoren la productividad, la innovación, la difusión del conocimiento, ni produzcan de ninguna otra forma de beneficios macroeconómicos”.

Muy al contrario, sostienen que la CE basa sus propuestas en un informe de la Business Software Alliance (BSA) -una organización que defiende los intereses de los grandes fabricantes de software- que no incluye ningún argumento relacionado con las patentes. Además, sostienen que “se han ignorado informes realizados en Francia y Alemania que muestran el impacto negativo de las patentes de software”. La directiva, “permite patentar ‘programas producto’, lo que supone de facto patentar técnicas innovadoras que se implementen con software, incluyendo métodos de negocio”, aseguran.

Ante la inminencia de la votación en el Parlamento Europeo se produjo una gran movilización dentro y fuera de la Red. Cerca de 3.000 sitios web cerraron el 27 de agosto y los días posteriores, colgando en su página una nota informativa sobre las consecuencias para el sector del software europeo en caso de aprobarse la directiva. Además, más de 200.000 ciudadanos han firmado la Petición por una Europa Libre de Patentes de Software.

En España también ha tenido lugar una campaña informativa y de protesta iniciada con un comunicado conjunto de ProInnova, la Asociación de Internautas, Hispalinux, Softcatalà y Comfia-CCOO, en el que consideran que “la legalización de las patentes de programación en Europa causaría grandes perjuicios a la sociedad de la información europea en general, y a la capacidad de innovación y desarrollo de los profesionales y las empresas del sector en particular”.

Galería de los horrores

Una de las razones esgrimidas contra las patentes de software es lo habitual que es la concesión de patentes que caen por su propio peso; cualquiera que afrontase el mismo problema daría con la misma solución. La Foundation for a Free Information Infrastructure (FFII) es una organización sin ánimo de lucro que recopila una vastísima información sobre las Patentes de Software en Europa, donde se puede visitar la ‘Galería de los Horrores’, definida como “una base de datos de monopolios sobre problemas informáticos que la EPO ha garantizado contra el espíritu de la ley”.

Muchas de la patentes de software son ideas sencillas que algún abogado experto consigue disfrazar de complejo proceso técnico, eliminando de la redacción palabras como ‘programa’, ‘algoritmo’ o ‘software’. En EE.UU., están registradas prácticas comunes (casi obligatorias) que quedan cerradas a terceros so pena de ser demandados. He aquí algunos ejemplos.

  • El uso del operador XOR (una operación básica de los ordenadores) para pintar y despintar un cursor en una pantalla fue patentado años después de que todo el que trabajaba en gráficos generados por computadora lo utilizase. Este caso puede servir de ejemplo de cómo algo muy simple se puede convertir en extremadamente complejo en la redacción de la patente.
  • En 1987 Compuserve diseñó el formato de imagen GIF, que incorporaba el algoritmo de comprensión LZW. En 1993 Unisys consiguió la patente sobre el LZW y anunció que demandaría a todos los sitios web que emplearan imágenes GIF que no hubieran sido creadas con programas licenciados.
  • Amazon posee dos patentes triviales: el ‘one-click shopping’ (compra en un solo clic), un uso obvio de las cookies para no tener que dar datos personales varias veces, y la tecnología de los ‘programas de afiliación’, que permiten a unos sitios web enviar tráfico o clientes a otros a cambio de una comisión.
  • La subasta inversa, en la que el subastador canta precios en orden descendente hasta que alguien puja -utilizada desde hace siglos en las lonjas- ha sido patentada en Internet por Priceline.com.

  • En 1972 British Telecom obtuvo la patente sobre el hiperenlace, que ya ha utilizado contra el proveedor de Internet Prodigy, a pesar de que cuatro años antes Douglas C. Engelbart ya había demostrado su funcionamiento.

Además de los casos famosos citados, hay numerosos procesos básicos que tienen dueño, como por ejemplo:

  • Emplear colores diferentes para identificar expresiones en un lenguaje de programación.
  • El carrito de la compra utilizado en los supermercados online.
  • La firma digital con información adicional.
  • Un procesador de texto que sugiera al usuario un método más simple para abrir un comando, o el que permita editar al mismo tiempo el contenido de la página, la cabecera y el pie, o aquél que utilice dos colores para señalar las correcciones.

La lista sería interminable.

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