¿El fin del DRM en la música?

Los recientes llamamientos de los creadores de iTunes e iPod a abandonar los sistemas anticopia ponen de manifiesto la incoherencia de los mismos desde el punto de vista mercantil
Por Marta Peirano 28 de febrero de 2007

En una carta abierta titulada ‘Pensamientos sobre música’, Steve Jobs, cerebro de Apple, ha publicado un cuidadoso análisis sobre el mercado de la música online, los DRM (sistemas de protección de copia ) y su propia empresa en el que se compromete a abandonar dichos sistemas de protección si las grandes compañías discográficas se lo permiten. ¿Es el final del DRM?

FairPlay: ¿Apple juega sucio?

FairPlay: ¿Apple juega sucio?

Dos acontecimientos sorprendentes han tenido lugar en Apple en las últimas semanas. El primero es que Apple Inc. y Apple Corps. (el sello de los Beatles) han cerrado una disputa legal de treinta años por el derecho a utilizar una manzana mordida como logo en el mercado de música. El segundo, que Steve Jobs ha declarado públicamente que su sistema de protección de copia (DRM) no funciona y que está dispuesto a eliminarlo de su tienda de música online en cuanto las discográficas se lo permitan.

La primera sorpresa es más inesperada que relevante y afecta principalmente a los fans de los Beatles. Después de un largo litigio que comenzó en 1976, Apple podrá seguir usando su emblemática ‘Granny Smith’ con el mordisco a la derecha y sus usuarios podrán descargar cualquier canción de los Beatles desde el iTunes Music Store. “Adoramos a los Beatles”, comentó Jobs, “y ha sido doloroso estar en malos términos con ellos por culpa de las marcas”.

El DRM es un conjunto de tecnologías diseñado para proteger cualquier archivo digital con Copyright de ser copiado sin ‘pasar por caja’

Bien está lo que bien acaba; probablemente lo celebren con un iPod especial Beatles al estilo del iPod U2. La segunda sorpresa es mucho más importante, porque afecta directamente al mercado de música online y a los derechos más fundamentales del consumidor.

Aunque se titula “Thoughts on music” (reflexiones sobre música), las ‘reflexiones’ de Steve Jobs no giran en torno a la música sino a los sistemas de gestión de derechos digitales. El DRMes un conjunto de tecnologías diseñado para proteger canciones, películas, libros digitales y cualquier archivo digital con Copyright de ser copiado, descargado, intercambiado o distribuido sin ‘pasar por caja’ (es decir, sin remunerar al autor de la obra a través de las preceptivas entidades de gestión).

Estos sistemas de protección de copia han levantado una fuerte controversia en los últimos años por el modo en que limitan la privacidad y la libertad del usuario, muchas veces sin su conocimiento, facilitando información privilegiada sobre sus actividades u obligándole a utilizar determinado tipo de hardware o software.

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FairPlay, el DRM de Apple, es de los segundos. Explicado de manera sencilla, todas las canciones de iTunes Music Store contienen una pista codificada. Para reproducir una canción, el usuario necesita una llave personalizada que se genera de manera automática en el momento de la compra y un software específico que viene en todos los iPod. Los problemas que plantea FairPlay son de dos tipos; el primero, que el usuario no tiene los derechos que le corresponden sobre el producto que ha comprado.

Todas las canciones de iTunes Music Store contienen una pista codificada, y sólo pueden ser escuchadas en aparatos marca Apple

El segundo, que el software integrado en las canciones es un código cerrado propiedad de Apple y no se puede descodificar en un reproductor que no sea de la casa (es decir, un iPod). La empresa ha recibido innumerables críticas, demandas y presiones por parte de las asociaciones de consumidores y de varios gobiernos europeos para que abandone el sistema o licencie su DRM a terceros, abriendo el mercado para que otros fabricantes de reproductores pueda competir con el iPod.

El caso más notable ha sido el ultimátum del gobierno noruego: Apple tiene hasta octubre de 2007 para licenciar FairPlay a terceros o librarse del sistema por completo. Si no lo consiguen, iTunes Music Store será ilegal en Noruega.

Las ‘reflexiones sobre música’ de Steve Jobs

Las 'reflexiones sobre música' de Steve Jobs

En su carta, Jobs ha querido dejar claro que el DRM es una imposición de la industria discográfica y no una elección de su empresa. Con su tienda de música online, Apple funciona como intermediario entre los usuarios y cuatro multinacionales que controlan el 70% del mercado de música en el mundo. Las ‘Cuatro Grandes’ son Universal, Sony BMG, Warner y EMI.

Por contrato, Apple se compromete a proteger el producto de las ‘Cuatro Grandes’ (en este caso, música) de aquellos que quieren utilizarlo y distribuirlo sin pagar. El sistema de protección de copia de Apple permite a los usuarios copiar las canciones en un número ilimitado de CDs, reproducirlas en un máximo de cinco ordenadores simultáneamente y en un número ilimitado de iPods. El problema es que dicho sistema obliga a los usuarios de iTunes a comprar los ‘gadgets’ de la casa, iPod Shuffle, iPod Nano y, en el futuro, el iPhone.

En su carta, Jobs ha querido dejar claro que el DRM es una imposición de la industria discográfica y no una elección de su empresa

Desde su punto de vista, ese problema no es exclusivo de Apple. Aquellos que compran música, explica Jobs, en la tienda de Microsoft tienen que escucharla en un Zune (el reproductor de Microsoft) y aquellos que compran música en Connect, la tienda de Sony, tienen que utilizar un reproductor de Sony.

Además, cualquiera de estos reproductores reproduce música sin DRM. Al final de 2006, asegura Jobs, se habían vendido un total de 90 millones de iPods y dos millardos (mil millones) de canciones a través de iTunes Music Store; una media de 22 canciones por cada iPod. Si el modelo más popular de iPod puede contener hasta 1000 canciones, eso significa, argumenta el CEO de Apple, que sólo el 3% de las canciones que escuchan los usuarios del Ipod provienen de la tienda corporativa.

El 97% restante es música sin protección de ningún tipo, bien copias privadas de CD’s originales, bien copias adquiridas en una tienda que vende música sin DRM. Estas cifras, concluye, demuestran que los usuarios del iPod no están atados a la tienda de Apple, por lo que no se puede hablar de abuso de ningún tipo. Esto resulta confuso y contradictorio: nadie acusa al iPod de obligar a los usuarios a comprar musica en iTunes, es exactamente al revés.

Jobs cree que vender canciones completamente libres de protección no evitaría la copia indiscriminada, pero daría libertad al usuario y sería beneficioso para el mercado en general

Al final de su carta, el CEO de Apple propone tres soluciones al ‘problema’ DRM: mantenerlo tal como está y dejar que las tiendas compitan por ofrecer los mejores productos, protegidos o no; licenciar FairPlay a terceros para que la música de iTunes sea compatible con otros reproductores o, finalmente, eliminar FairPlay. Apple podría seguir como hasta ahora y abrir la licencia de FairPlay no le parece practicable. Considerando el escaso éxito de la tecnología DRM, Jobs concluye que lo mejor sería eliminarla por completo del sistema: “El DRM no funciona y jamás funcionará para evitar la piratería”.

Vender canciones completamente libres de protección no cambiaría el problema pero daría libertad al usuario y sería beneficiosa para el mercado en general, que estaría abierto a nuevos jugadores competentes.

El diablo está en los detalles

El diablo está en los detalles

Las palabras de Steve Jobs han levantado un gran revuelo en el sector. Jobs insiste en que su sistema de protección es una imposición de las compañías discográficas de la que Apple prescindiría con gusto. Y esa afirmación, que hace un año sería del todo cierta, hoy es verdad sólo a medias. La prueba más determinante es la existencia de eMusic.

A diferencia de iTunes Music Store, eMusic no representa a las Cuatro Grandes sino al gran resto: más de 13.000 sellos independientes con pies en todos los géneros. Desde su lanzamiento en 2003, eMusic ha triplicado su número de suscriptores y, aunque va muy a la cola de iTunes (12% del mercado frente al 60% de Apple), se ha colocado en el segundo puesto del mercado gracias a una decisión: todas las canciones que venden están libres de DRM.

Terry McBride: “Hoy el uso de DRM favorece únicamente los intereses de Apple”

Cualquier canción que se compra en eMusic puede ser reproducida cómo, cuándo y donde el usuario crea conveniente. Es suya: la puede copiar, mover de un ordenador a otro, reproducir en todos los dispositivos del mercado y grabar en cualquier CD todas las veces que quiera. Muchas de las canciones que vende eMusic se pueden comprar en iTunes Music Store, pero en la tienda de Apple están protegidas y en eMusic, no.

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EMusic es legal. Terry McBride, director ejecutivo de Nettwerk Music (representante de artistas como Barenaked Ladies y Avril Lavigne) explicaba hace un mes en el New York Times que un gran sector de la industria discográfica está abandonando el DRM. Inicialmente, contaba McBride, los artistas exigieron a Apple que usara un sistema de protección de copia, pero ya no.

iTunes tiene más de cuatro millones de canciones disponibles gracias al apoyo de las ‘Cuatro Grandes’

Su grupo se ha dado cuenta que imponer software de protección de copia no soluciona su principal problema y tiene muchos y muy molestos efectos secundarios; por eso las canciones de su catálogo se pueden comprar en eMusic sin protección de ningún tipo. “En este momento”, decía McBride, “el uso de DRM favorece únicamente los intereses de Apple”.

McBride tiene razón en una cosa: iTunes Music Store podria vender dos millones de canciones sin protección, que es el número de canciones que ofrece eMusic. Ahora bien, sus declaraciones no tienen en cuenta que hoy en día iTunes tiene más de cuatro millones de canciones disponibles gracias al apoyo de las ‘Cuatro Grandes’ de la industria musical, que no parecen dispuestas a cambiar de política respecto al DRM. Y vender música sin DRM equivaldría a romper el trato con ellas.

Las ‘Cuatro Grandes’, a favor del DRM

Las 'Cuatro Grandes', a favor del DRM

Warner ha sido la primera gran compañía en rechazar públicamente la sugerencia del presidente de Apple como “ilógica y sin mérito alguno”. Edgar Bronfman, director ejecutivo de la empresa, ha calificado la intervención de Jobs de contraproducente y ha manifestado su intención de continuar protegiendo su producto “del mismo modo que los programadores y los estudios de cine protegen su propiedad intelectual”.

Emi, que lanzó el disco de Norah Jones el pasado noviembre en formato MP3 y dice estar satisfecha con los resultados, no se ha pronunciado oficialmente, pero parece la única grande dispuesta a abandonar el DRM.

La Asociación de Discográficas Americana ha decidido ignorar la propuesta final de Jobs y presionar para que licencie su DRM a otros fabricantes de reproductores de MP3

La Asociación de Discográficas Americana (RIAA), por su parte, ha decidido ignorar la propuesta final de Jobs y presionar para que escoja la segunda vía: licenciar FairPlay. “La oferta de Apple de licenciar FairPlay con otras compañías”, han dicho fuentes de la RIAA en un comunicado dos días después de la carta de Jobs, “es un cambio bienvenido y sería una gran victoria para los fans, los artistas y los sellos. Ha habido mucho interés por licenciar el DRM de Apple. Esto permitiría la interoperabilidad que le hemos estado pidiendo durante mucho tiempo.”

La RIAA quiere que Apple siga el ejemplo de Microsoft, que ha licenciado su ‘Windows Media DRM’ para que las canciones descargadas de MSN Music (ahora Zune/Real Rhapsody) se puedan escuchar en reproductores distintos de Zune. Pero Jobs argumenta que, si bien licenciar FairPlay sería ventajoso para su empresa (que ganaría un dinero extra alquilando FairPlay), a la larga sería una pérdida de tiempo y de dinero para todos.

Los argumentos de Jobs

Para que un sistema de protección de copia sea efectivo, explica, tiene que ser secreto y cuantas más personas sepan el secreto, menos secreto es. Por otra parte, una vez el secreto se ha roto, actualizar el sistema con uno nuevo es una operación difícil de coordinar entre tantas empresas distintas con dispositivos distintos.

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Jon Lech Johansen, un hacker internacionalmente conocido entre otras cosas por haber sido el único capaz de romper el código de FairPlay, ha rechazado este argumento bajo la premisa de que el ‘secreto’ de Microsoft no ha sido descubierto más veces que el de Apple a pesar de que ha sido licenciado con docenas de compañías. Jobs podría contestar diciendo que Microsoft tiene un cuarto de las canciones de iTunes y prácticamente ningún usuario. ¿Quién querría hackearlo?

No es la primera vez que Jobs tiene un encontronazo con las ‘Cuatro Grandes’. Hace dos años les llamó codiciosos por exigir que iTunes Music Store subiera el precio de algunas de sus canciones. Estas refriegas públicas, sin embargo, le vienen mejor a Apple que a la maltrecha industria del disco, y hay quien le acusa de querer convertirse en el ‘héroe’.

“Creo que no le gusta ser el malo”, ha dicho John Kennedy, director ejecutivo de la IFPI , “y los noruegos le están dando y él la toma con nosotros”. El gobierno noruego ha agradecido a Jobs que afronte el problema, pero también le ha dicho que no le dé la vuelta a la tortilla y que asuma la responsabilidad de su negocio: es iTunes Music Store quién ofrece el servicio y por tanto tiene la responsabilidad de ofrecer un producto válido a sus clientes.

El gobierno noruego ha agradecido a Jobs que afronte el problema, pero también le ha dicho que asuma la responsabilidad de su negocio y amenaza con declarar ilegal la tienda de iTunes

Steve Jobs no es el primer empresario que reconoce la inutilidad del DRM, pero sí es el primero con el poder suficiente sobre la industria como para acelerar el cambio. En un mes y medio, Apple tiene que renovar su contrato con las discográficas y todas las condiciones se tendrán que renegociar.

Con iTunes Music Store cubriendo el 60% del mercado de música digital y el iPod rompiendo records de ventas, Jobs está en una posición fuerte pero, en lo que respecta al DRM, lo podría estar más. “Quizá aquellos que no están contentos con la situación”, ha dicho, “deberían redirigir sus energías a persuadir a las discográficas de que vendan su música sin DRM”. Si consigue levantar a la opinión pública y provoca un debate sobre la necesidad del DRM, es posible que pueda imponer su voluntad sobre la de sus socios. No sería la primera vez.

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