Viajar con mascotas

El uso de rejillas o transportines impide que el animal viaje suelto y distraiga al conductor
Por Azucena García 3 de septiembre de 2003

El 25% de los accidentes de tráfico se produce por un despiste. El uso del teléfono móvil o cualquier carga que viaje suelta en el interior del vehículo se convierte en un peligro latente para el conductor y sus acompañantes, a los que el Reglamento General de Circulación obliga a llevar bien sujeta la carga transportada y, en especial, las mascotas. En caso contrario, en una colisión frontal la deceleración que se produce multiplica por veinte o treinta el peso original de la carga y causa un impacto en el resto de pasajeros que puede ser mortal. El transporte seguro de perros, gatos y jaulas con aves es el principal objetivo de esta Ley.

Peligro constante

Ante la organización de un viaje en automóvil, es preciso tener en cuenta una serie de consideraciones y asegurarse de que el trayecto será lo más cómodo posible tanto para el conductor como para el resto de pasajeros. Si además se tiene previsto pasar un buen número de horas al volante, se convierte casi en exigencia el hecho de detallar cada parada para evitar cansancio o fatiga, así como la colocación y fijación pertinente de la carga transportada. Es, precisamente este último punto en el que se debe poner especial atención, puesto que, pese a que no existen datos estadísticos, está comprobado que “los pesos que viajan sin retención alguna en el interior de un vehículo son una de las fuentes más importantes de daños en los ocupantes”, según explica un responsable del Centro Zaragoza, Instituto de Investigación sobre Reparación de Vehículos.

Los medios de transporte pueden llegar a convertirse en una trampa mortal para los pasajeros. Tanto si el vehículo es propio como si el viaje se realiza en avión, tren o autobús, la realidad demuestra que, “en caso de colisión frontal, la deceleración brusca que se produce causa que el peso aparente de la carga se multiplique fácilmente por veinte o treinta veces respecto a su valor original”, según detalla un estudio del Centro Zaragoza en colaboración con la Dirección General de Tráfico.

El mismo informe apunta las consecuencias fatales que puede tener una simple bolsa de viaje al chocar contra el asiento trasero o delantero. El ejemplo se puede trasladar también a las mascotas:

Artículo
Masa estática
Masa de colisión (a 50km/h)
Lata de aceite
5 kg
100-150 kg
Caja de herramientas
15 kg
300-450 kg
Bolsa de viaje / Perro
20 kg
400-600 kg
Compresor
60 kg
1.200-1.800 kg

En este sentido, la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial recoge la posibilidad de “inmovilización inmediata” de aquellos vehículos en los que las posibilidades de movimiento y el campo de visión del conductor resulten “sensible y peligrosamente reducidos”. Una situación en la que derivan tanto la posición de los pasajeros como la colocación de los objetos transportados.

Asimismo, se debe extremar la precaución cuando el peso de la carga sea tal que, en caso de caída, ponga en riesgo la estabilidad del automóvil. “Especialmente si es un coche pequeño o, al menos, su movimiento resulta apreciable por el conductor, que puede verse sorprendido en un momento dado”, matiza el Centro Zaragoza.

La Dirección de programas de Investigación de Accidentes de la DGT confirmó hace algunos años que los dos tercios de los animales involucrados en accidentes eran domésticos. En concreto, esta regla se cumplía en el 64% de los casos, frente al 36% de colisiones con animales silvestres, mientras que tres de cada diez animales presentes en accidentes eran perros.

Accesorios de seguridad

En el mercado, es fácil encontrar diferentes accesorios que permiten transportar animales con la máxima seguridad tanto para la mascota como para el conductor. Por ello, lo mejor es dejarse asesorar por un experto, que valorará el vehículo en el que se viaja y las características del animal. Lo importante es dar con la medida que mejor se adapte a las exigencias del viaje.

Las redes constituyen el medio más común, debido también a su sencillez y bajo coste. Suelen estar realizadas con nylon, un tejido resistente, y se enganchan a cuatro puntos del automóvil. Su mayor inconveniente consiste en que no siempre cuentan con el tamaño suficiente para cubrir todo el hueco desde el suelo hasta el techo, por lo que es posible que el animal se cuele por algún espacio libre.

Además, presentan el inconveniente de que, al ser elásticas, se deforman y no retienen a la mascota ante un posible impacto frontal, con lo que ésta puede salir despedida contra la cabeza de los pasajeros, sobre todo de aquellos que viajan en los asientos traseros, y provocar una importante lesión cerebral.

Las barras separadoras, por su parte, se adaptan mejor a la altura y anchura del vehículo, al quedar fijadas por presión, y retienen bien la carga debido a su estructura rígida. Sin embargo, es posible que, si no están hechas a medida, dejen huecos por los que el animal pase al otro lado o no presenten la fijación suficiente para que un perro de gran tamaño, por ejemplo, las empuje en caso de colisión.

El daño sobre los pasajeros sería el doble entonces, al tener que soportar el peso del animal y el de las barras, que, por lo general, suelen estar realizadas con algún tipo de material metálico.

Para estos casos, las barreras a medida, casi siempre hechas por el constructor del vehículo, se adaptan a cada modelo de automóvil y cubren todo el espacio desde el suelo hasta el techo. “Representan la única solución fiable como elemento de retención de caga que ofrece seguridad a los ocupantes humanos que se encuentran al otro lado de la barrera”, recomiendan desde el Centro Zaragoza. “Estas rejillas van ancladas a la estructura resistente del vehículo y el constructor ha comprobado dinámicamente su resistencia para una carga de determinado peso y para una colisión de gravedad dada”, añaden.

Además de los anteriores accesorios, existen en el mercado los denominados transportines, jaulas de diversos tamaños muy utilizadas para transportar perros y gatos y que deben ser lo suficientemente grandes como para que el animal pueda estar sobre sus cuatro patas o girarse. Pese a que puede parecer que se trata de lugares incómodos, hay que tener en cuenta que a los perros, sobre todo, les gustan los lugares cerrados y con techo bajo, puesto que se sienten seguros. Además, el transportín evita que manche o dañe la tapicería y se puede colocar en el lugar que prefiera el conductor.

Debe ir lo más pegado posible a la superficie que le va a retener para que su deceleración sea lo más parecida posible a la del vehículo. Si es pequeño, se puede colocar detrás del asiento delantero, aunque también es posible colocarlo sobre un asiento, enganchado con el cinturón de seguridad, si dispone de las ranuras adecuadas para insertarlo.

Por último, destaca el arnés de seguridad para perros que, además de ayudar a que se mantenga en la parte de atrás, retiene al animal en caso de frenazo o colisión leve. El arnés se engancha como el cinturón de seguridad de cualquier vehículo y puede ser utilizado fuera del mismo con una correa normal. Está especialmente pensado para perros de gran tamaño, en un intento de que estos queden bien ajustados.

Consejos

Además de lo anterior, hay que tener en cuenta una serie de premisas para garantizar un desenlace feliz y animar al animal para el próximo viaje. En este sentido, conviene acostumbrarlo a trayectos cortos, si se pretende embarcarle más adelante en largos recorridos, y realizar paradas cada dos o tres horas para que pueda tomar aire, distraerse y hacer sus necesidades.

También es posible suministrarle una pastilla contra el mareo o para los nervios si fuera necesario y llevar el comedero y la comida habitual del animal para que no se sienta extraño, así como la documentación necesaria.

También es necesario saber que:

  • No se debe encerrar al animal en el maletero si no está acostumbrado a ello, puesto que puede pasar miedo y poner nervioso al conductor con sollozos o alterar la estabilidad del auto con sus movimientos.
  • No es aconsejable colocar el transportín cerca de un airbag porque podría dañarse su estructura o al propio animal.
  • Durante las paradas, no se debe dejar al animal en el interior del coche y, menos aún, si está sometido a los efectos del sol. Hay que tener en cuenta que los perros no transpiran por la piel, por lo que les resulta más difícil eliminar el calor del cuerpo y una elevada temperatura exterior les puede provocar la muerte por un golpe de calor.
  • Es necesario dejar la ventanilla entreabierta si se va a abandonar el vehículo con un animal en su interior para que pueda respirar y refrigerar la temperatura de su cuerpo.
  • No se debe permitir que asome la cabeza por la ventanilla ante el riesgo de que se golpee contra el pilar central del coche u otro objeto exterior, que podría incluso provocarle un corte.

Medios de transporte

La mascota debe ser tratada como un pasajero más, de manera que las medidas de seguridad en el transporte deben ser las adecuadas para su peso y tamaño. Según la Fundación Purina, cada año se abandonan en España unos 100.000 perros y el doble de gatos. Una cifra que podría ser atajada con celeridad si los dueños conocieran las facilidades que la mayoría de medios de transporte ofrecen para el traslado de animales.

  • Avión. Cuando la mascota pesa menos de seis kilos, es posible llevarla consigo como equipaje de mano. En caso de que supere este peso, las compañías aéreas prevén su traslado en la bodega siempre que se entregue unas tres horas antes del despegue, en una cesta o transportín amplia y ventilada. Suele ser necesario presentar también la cartilla sanitaria y el certificado veterinario.
  • Ferrocarril. Está permitido un animal por pasajero y, generalmente, en cercanías, el servicio es gratuito. En largo recorrido, suele abonarse la mitad del billete, siempre que no supere los seis kilos de peso y la jaula en la que se transporta cumpla con las medidas establecidas por la compañía ferroviaria. En caso contrario, se factura como equipaje. Estas condiciones son similares a las del transporte en AVE.
  • Barco. La mascota viajará, casi con toda seguridad, en la bodega del barco. Está permitido que su dueño la visite cuando se trate de travesías de larga duración e, incluso, es posible pasearla por cubierta con el permiso del capitán.
  • Autobús. Cuando éste sea de servicio público, está prohibido que los pasajeros lleven consigo cualquier animal, excepto en el caso de perros guía o si existe un lugar destinado para su transporte.
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