¿Adictos al chocolate?

El chocolate no puede ser incluido en la categoría de sustancia adictiva
Por Miguel Domec 22 de septiembre de 2003

Aunque el mito de la adicción al chocolate descansa sobre una base cierta de mecanismos fisiológicos y psicológicos, puede asegurarse que el chocolate no es una droga. En España declararse “adicto al chocolate” está de moda, pero la realidad es que nuestro país se sitúa a la cola de Europa en lo que se refiere consumo de chocolate y derivados del cacao.

Falsas creencias

El chocolate es uno de los alimentos asociado a falsas creencias desde los inicios de la Historia. Ha sido acusado de provocar enfermedades, de curarlas, de tener poder afrodisíaco, de ser un eficaz tratamiento de belleza… Al frente de estos rumores, destaca la supuesta adicción que provoca su consumo de forma prolongada.

Aunque no se ven situaciones extremas de personas exigiendo su dosis de chocolate es popularmente aceptado que el chocolate “engancha”. Todos conocemos a alguien que, a pesar de que no lo reconozca, siente una especial pasión por el chocolate en cualquiera de sus múltiples presentaciones.

Los falsos mitos sobre el chocolate son abundantes. Entre ellos destacan los que acusan al cacao de provocar enfermedades como el dolor de cabeza, alergia, acné, caries u obesidad. La comunidad medica y científica ha convenido en que, en general, estas enfermedades no son provocadas de forma directa por el chocolate o sus derivados si el consumo del mismo es moderado.

Como alimento, el chocolate puro es nutricionalmente el más adecuado para ser consumido, en especial aquel que contiene un 70% o más de cacao en su composición. En cambio, la tradición hace que el chocolate más consumido, el chocolate con leche, contenga gran cantidad de leche entera y azúcar, y por lo tanto sea el menos recomendable para una buena salud.

Existen dos interpretaciones sobre la necesidad de consumo de chocolate por parte de los individuos. Por un lado, hay científicos para los que el ansia por comer chocolate, que varía de unas personas a otras, tiene una base neurológica. El chocolate o sus componentes desencadenan reacciones fisiológicas a nivel cerebral que pueden generar un ansia o “adicción” a la sustancia. Para la otra corriente de pensamiento, estas reacciones ansiosas se circunscriben a un aprendizaje, el consumo de chocolate sería una respuesta conductual generada, fundamentalmente, por la educación.

Adicción imposible

El chocolate no puede ser incluido en la categoría de sustancia adictiva. No se deben confundir dos cosas distintas e incluso divergentes como son el anhelo y la adicción. El anhelo, el ansia, es un deseo no satisfecho de una sustancia que provoca placer, como puede ser el chocolate. El anhelo es generado, habitualmente, por situaciones de estrés, y la sustancia deseada, en este caso el chocolate, hace desaparecer la tensión de manera más efectiva que cualquier otro medio.

En la adicción, en cambio, el consumo habitual de una sustancia es el eje del problema, esa sustancia se va convirtiendo progresivamente en menos efectiva para satisfacer una necesidad y, en consecuencia, provoca la aparición de un síndrome de abstinencia cuando se intenta abandonar el consumo de la sustancia en cuestión.

Ahora bien, no podemos llamar adicción al uso o abuso del chocolate por parte de ciertos individuos. El doctor Antonio Bulbena, jefe de Psiquiatría del Hospital de Mar y profesor titular de la Universidad Autónoma de Barcelona, realizó un completo estudio para intentar determinar si el chocolate podía seguir el patrón de consumo de una droga.

Una de las conclusiones a las que llegó es que muy lejos de esto, desde un punto de vista fisiológico, sería necesario el consumo de unos 15 kilos diarios de chocolate para que un individuo pudiera llegar a tener en el organismo la cantidad de sustancias potencialmente adictivas que dicen que contiene el chocolate. “Se trata de un dato tomado estrictamente desde el punto de vista cuantitativo, y farmacológico. Aunque no lo considero un frase muy acertada, en relación a los medios de comunicación tuvo su efecto: sirvió para reducir el mito de que el chocolate produce adicción.” El experto insiste en que conviene diferenciar una cosa de la otra, “no podemos pensar que porque una sustancia nos guste mucho, sea adictiva.”

Declarándose adictos

El doctor Bulbena y su equipo descubrieron que entre un 15% y un 18% de los encuestados en su investigación se declaró adicto al chocolate. La valoración que puede hacerse de este dato es que los resultados tan elevados se obtienen al ser una sustancia alimenticia y sin carga social negativa asociada al individuo. “La gente se declara adicta porque lo encuentra divertido, gracioso… lo que no pasa por ejemplo con otras sustancias como la heroína”.

Éste no es un caso aislado. Estos efectos también se pueden experimentar con otros productos: en otros estudios un 12% de los encuestados se declara adicto, por ejemplo, a las aceitunas, tal y como apunta Bulbena. “Más que de adicción, se trata de ansia. No se producen episodios de abstinencia, descontrol, etc”, explica.

Los paralelismos entre consumidores de chocolate y dulce son evidentes, aunque también existen diferencias. Bulbena considera auténticamente “adictos” a aquellos que toman chocolate puro y que además buscan y obtienen alivio específico tras la ingesta de chocolate. “Existen muchos pacientes con depresión que tienden a comer chocolate. En principio, se busca un efecto psicológico contra la depresión, pero no se puede descartar que tenga poderes o cualidades fisiológicas, como el incremento de la hormona serotonina”, puntualiza.

Efectos fisiológicos y psicológicos del chocolate

El chocolate tiene efectos sobre el organismo de sus consumidores que se manifiestan al poco tiempo de ser consumido. Es un hecho constatado que varios de estos efectos se desarrollan a un nivel psicológico, pero otros, y en esto la ciencia parece estar cada vez más de acuerdo, son un reflejo de los efectos de la sustancias que el chocolate lleva consigo. De este modo, podría explicarse la tendencia a abusar del chocolate de modo instintivo por cierto numero de individuos, vista no solamente como un vicio sino como una personal manera de “automedicación”.

Efectos psicológicos:

Es común asociar el consumo de chocolate a situaciones relacionadas con los estados de animo. Escenas de angustia, estrés, preocupación vienen acompañadas de ingestas de chocolate en busca de efectos paliativos.

El chocolate es uno de esos raros alimentos que provocan anhelo y hay expertos que aseguran que esa ansiedad viene definida en gran medida por influencias culturales, vínculos afectivos, gustos y costumbres. Es estadísticamente cierto, por ejemplo, que a las mujeres les gusta más el chocolate que a los hombres y que recurren más a él en momentos de depresión o desánimo.

El doctor Bulbena asegura que existe una cierta dosis de conducta aprendida en el habito de comer chocolate porque en nuestra sociedad ha habido un “favorecimiento cultural al cacao”. Durante años, en la sociedad española se ha favorecido el consumo del chocolate asociándolo a momentos de disfrute, infancia, etc. Ahora bien, no podemos hablar únicamente de conductas de tipo estímulo-respuesta, ya que cada día aparecen más evidencias de el chocolate contiene sustancias que fisiológicamente impulsan a su consumo.

Efectos fisiológicos:

1) Serotonina: tranquilidad, sedación y felicidad.

El consumo de chocolate induce la producción en el cerebro de una sustancia denominada triptofáno vinculada a la serotonina. Esta hormona es la responsable directa de que el individuo disfrute de las sensaciones de tranquilidad, sedación y felicidad. Por ello, los expertos han llegado a proponer una relación directa entre el deseo de consumir chocolate con el padecimiento de sensaciones de angustia, tristeza o irritabilidad.

2) Magnesio: síndrome premenstrual.

El chocolate es rico en magnesio. La falta de este mineral ha sido relacionada por los expertos con los síntomas del síndrome pre-menstrual. Por ello, muchas mujeres aseguran que el chocolate ayuda a mejorar su estado de ánimo, especialmente en el periodo pre-menstrual o cuando están deprimidas. Los especialistas recomiendan el consumo de 400 miligramos de magnesio con el fin de estabilizar los niveles de azúcar en la sangre y contribuir a regular, por un lado, la intensidad del síndrome pre-menstrual y por otro, la necesidad de consumir chocolate.

3) Teobromina: un estimulante natural.

El chocolate contiene teobromina, alcaloide que tiene efectos directos sobre el organismo. En concreto, actúa como diurético y estimula el sistema renal. El chocolate ejerce un efecto estimulante del sistema nervioso central similar al de la cafeína. El contenido de cafeína de una taza de café es 100 miligramos, la teobromina constituye el 2% del grano de cacao, y unos 200 miligramos de teobromina están presentes en una tableta mediana. Algunos expertos piensan que la feniletilamina, sustancia del grupo de las endorfinas, es la que genera las supuestas propiedades adictivas del chocolate. La feniletilamina tiene un efecto similar al de la anfetamina, es decir, mejorarel estado de ánimo.

4) Carbohidratos y grasas: saciedad y rapidez mental.

El chocolate contiene grasas que provocan tras su consumo una sensación placentera de saciedad. Los carbohidratos presentes en el chocolate hacen que tras varios procesos químicos se incremente la cantidad de oxígeno que llega al cerebro, lo que tiene como consecuencia una mayor fluidez mental. Se ha dado el caso de alcohólicos que en periodo de abstinencia sienten el deseo de comer chocolate como sustituto del alcohol, ya que éste se metaboliza, al igual que el chocolate, como un carbohidrato.

5) Anandamina: el chocolate y las drogas.

El chocolate contiene un compuesto químico denominado anandamina que activa los mismos receptores cerebrales que se ponen en funcionamiento por la marihuana. Por ello, científicos estadounidenses llegaron a la conclusión de que el chocolate tomado en cantidades superiores a las que hay en una tableta induce una sensación placentera y de bienestar. Ahora bien, el cacao y el chocolate puro contienen, al menos, el doble de esa sustancia que el popular chocolate con leche.

6) Polifenoles: salud cardiovascular

El chocolate contiene antioxidantes naturales, compuestos fenólicos, adecuados principalmente como protección contra las enfermedades del corazón. Investigadores de la Universidad de Barcelona publicarán próximamente un estudio que profundiza en los beneficiosos efectos de los antioxidantes (polifenoles) del cacao para la salud. Presentes habitualmente en alimentos de origen vegetal, los polifenoles ayudan también a prevenir enfermedades degenerativas, el envejecimiento de las células e incluso el cáncer. En una taza de cacao (depende de los tipos de chocolate) se pueden encontrar hasta 100 mg. de antioxidantes de tipo polifenólico.

Consumo de chocolate: a la cola de Europa

Los españoles nos encontramos a la cola de Europa en cuanto al consumo de productos derivados del cacao con 3,5 kilos por persona y año frente a los 9 kilos de media de los países europeos más consumidores, según datos del año 1999 aportados por la Asociación Española de Fabricantes de Chocolate y Derivados del Cacao.

Aunque nos encontramos con un mercado con mucho potencial, ya que el consumo medio esta muy por debajo del europeo, se puede decir que el mercado del chocolate está estancado, con ligeros aumentos de consumo anual. Existen una serie de “handicaps” que limitan la expansión del consumo de chocolate:

  • El consumo de chocolate suele ser de tipo estacional y está muy asociado a nuestra geografía y climatología. Las principales empresas chocolateras saben que las altas temperaturas que reinan en nuestro país durante gran parte del año no favorecen los hábitos de consumo. Existe una geografía del consumo de chocolate que deja fuera como mercado el sur de la península.
  • Por otro lado el auge que está teniendo en todo el mundo la cultura de “culto al cuerpo” hace que se asocie el consumo de chocolate con obesidad o problemas de peso.
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