Cómo cuidar la dieta en las fiestas del pueblo

Dejar platos preparados y saludables en casa ayudará a que toda la familia disfrute de esos días especiales sin que se resienta la alimentación
Por Maite Zudaire 2 de julio de 2014
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Imagen: gaelx

Este verano se presentará de nuevo la ocasión de disfrutar de las fiestas patronales, cita a la que está llamada a participar toda la familia. Con la alegría, el desorden entra en las casas, en especial en todo lo relativo a la alimentación. La mejor fórmula para encararlo y evitar problemas digestivos y nutritivos es aprovisionar la nevera, confeccionar con tiempo menús flexibles y dejar preparadas raciones de verduras y guisos. En este artículo proponemos una serie de recetas y combinaciones aliadas para salir de fiesta y seguir comiendo sano.

Las fiestas del pueblo son genuinamente mediterráneas; quizá por ello es en esta dieta donde encontramos las mejores fórmulas para comer de manera saludable, al tiempo que todos los miembros de la familia lo pasan bien: alimentos de temporada y cocina casera. De hecho, sobre cómo hay que alimentarse en fiestas no se hallan referencias científicas en revistas internacionales, puesto que las cenas populares en las que comparten mantel abuelos, hijos y nietos o las competiciones de calderetes o las merendolas en la plaza tienen sello de aquí. Y es la literatura nutricional local la que sirve sus consejos y razones.

Giuseppe Russolillo, presidente de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas (AEDN), concreta en tres líneas los hábitos para disfrutar de las fiestas sin descuidar la alimentación: «Buena compra, buenas recetas, buena hidratación». Y pone el acento en los alimentos fundamentales que mejor ayudarán a ligar diversión y nutrición: frutas y verduras, «también en los desayunos de antes de ir a dormir, cuando la noche se alarga».

¿Qué alimentos comprar para comer bien?

En los días previos a las tan esperadas fiestas hay que acudir a la compra para no improvisar las recetas en plena vorágine y también para descargar de trabajo a todos los miembros de la familia. En la compra hay que atender a los alimentos imprescindibles que deben encontrarse en la nevera, los que deben ocupar espacio en la despensa y no olvidar, ante todo, la riqueza de la huerta y del campo veraniego. Aunque conviene hacerlo todas las semanas de la época estival, en estos días hay que llenar el frutero de color y de sabor con frutas estivales y, de entre ellas, destacar las más ricas en agua como son la sandía, el melón, el melocotón y las ciruelas. Por su parte, en la cesta de hortalizas hay que hacer sitio a las judías verdes, los pepinos, los tomates y el calabacín. «Con esta compra tenemos el mejor punto de partida para diseñar un menú fiestero», asegura Russolillo.

Primeros y segundos platos listos para comer

Los días de fiesta no son para cocinar. Salvo si se participa en algún concurso popular de pucheros, hay que limitarse a calentar y aliñar los alimentos. En esta segunda opción, utilizar alimentos crudos o conservados, las ensaladas, las bandejas y las brochetas son fórmulas muy útiles. Permiten degustar huevos, pollo frío (cuidado con su manipulación y conservación), frutos secos y encurtidos. También se pueden abrir latas o hacer pinchos de tomate, zanahoria, pepino, quesos, aguacate, cebolla, pimientos, pepinillos, aceitunas que se acompañen con salsas de vinagreta, de hierbas frescas, mahonesa industrial (para evitar el riesgo de infección por salmonelosis), o patés vegetales. En definitiva, en el menú de las fiestas se resuelven los primeros con platos fríos que, a la vez, resultan ligeros, frescos y sustanciosos.

Lo más difícil será quizá acertar con los guisos que se dejan preparados, listos para descongelar y servir, y que conformarán la ración. Lo habitual es decantarse por estofados de carne, que aseguran raciones contundentes, aunque también se puede hacer un guiso de pescado, un marmitako de bonito de temporada o de salmón. Todas estas recetas son válidas, aunque hay que limitarlas a una al día si se quiere optar por una dieta equilibrada.

Para los segundos platos, la mejor propuesta es inclinarse por un asado, de pescado, de pollo, de carne o de verduras. Esta técnica obliga a cocinar en el momento, pero es sencilla. Lo que sí es importante es saber congelar tanto el plato elaborado como el alimento que se asará y, por supuesto, descongelarlos de manera correcta.

Cómo hidratarse: sopas frías, limonadas y agua

Igual de importante que elegir bien lo que se come, es saber que hay que hidratarse. Si en invierno las sopas y los caldos preparados son aliados de la comida rápida y saludable, el verano es tiempo de gazpachos y sopas frías. Su aporte de vitaminas y de agua obliga a hacerles un hueco destacado en el menú de fiestas, y no solo como opción para combatir las resacas; para dar un trago a las jarras preparadas no se necesitan excusas. Una limonada, un polo casero o unos refrescos light hechos por nosotros mismos son el mejor colofón a la dieta familiar en las fiestas para todos.

Bailar, imprescindible en estos días

Cuando se indican hábitos saludables relacionados con la alimentación nunca hay que olvidar el ejercicio físico. Y las fiestas son el momento de bailar. El baile está cargado de beneficios, tanto físicos como psicológicos: estimula la circulación, facilita el drenaje de líquidos y ayuda a quemar las calorías de más que se han ingerido en la comida o con la bebida. Como todo ejercicio, bailar es idóneo para prevenir el estreñimiento, tonificar la musculatura y fortificar los huesos. Bailar sirve para liberar tensiones, desconectar, encontrarse y reconocerse en el propio cuerpo y recuperar la autoestima. No cabe ninguna duda: las fiestas del pueblo hay que disfrutarlas al compás de la música.

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