¿Cinco comidas al día?
Añadir una comida a media mañana y otra a media tarde permite tener energía durante toda la jornada para hacer frente a la actividad diaria
- Autor: Por Azucena García
- Fecha de publicación: jueves 8 junio de 2006
Aprender a comer entre horas
Las comidas entre horas no deben confundirse con el denominado picoteo, relacionado con alimentos ricos en azúcar, grasa o sal. Según datos de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, el 30% de los niños consumen dulces y golosinas varias veces al día y el aporte de vitaminas en las niñas es insuficiente.
Por otro lado, con el fin de cumplir con las cinco comidas, existen varias alternativas para ingerir a media mañana o a media tarde, como el consumo de frutas y verduras, que permite tener una dieta más sana y variada. Además, en estas horas, es posible consumir entre tres o cuatro galletas, un yogur, que puede ser desnatado, y zumos, que admiten prácticamente cualquier variedad de fruta o verdura. “También se pueden tomar alimentos con fibra, que posee un efecto saciante, aunque el aporte energético es mínimo”, añade Cuadrado. Lo que hay que evitar son los alimentos dulces, salados o con mucha grasa, sobre todo cuando el trabajo que se realiza requiere estar sentado muchas horas. “No es lo mismo que un obrero de la construcción coma un bocadillo a media mañana, que se lo tome alguien que está delante de un ordenador y que no va a quemar esas calorías”, precisa la profesora.
Explica Lluis Serra que en los últimos diez años el número de personas que reconoce ser asiduo al picoteo ha aumentado considerablemente, al pasar del 8% de la población que tenía esta costumbre al 35%. Para el presidente de la FDDM, esta situación “no es deseable porque supone un consumo en exceso de azúcar, grasa y sal”, a la vez que rechaza el hecho de que el almuerzo haya desaparecido prácticamente como base de la alimentación, en favor de la cena, que es la principal comida que se hace en casa. A su juicio, se abusa de la comida fuera del hogar, en restaurantes, lo que se traduce en un aumento del consumo de comida rápida o en raciones mayores en las que es difícil controlar el reparto de nutrientes como las proteínas o las vitaminas.